La escuela no puede ser el centro de la violencia | El Nuevo Siglo
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Domingo, 27 de Marzo de 2022
Mario F. Hurtado

Esta semana se vivieron momentos de violencia radicalizada en dos colegios públicos de la localidad de Bosa. La situación comenzó en el colegio Nuevo Chile, cuando una madre denunció que su hijo de cinco años estaba siendo acosado por el profesor de Educación Física.

De inmediato, algunos padres de los estudiantes iniciaron protestas en las afueras del colegio, mientras otros, junto a los profesores, pedían un debido proceso con la afirmación de conocer al educador cuestionado durante varios años y que nunca se había presentado una situación de ese tipo.

El asunto es que hoy se está actuando desde las pasiones y la violencia. Y encapuchados junto con estudiantes iniciaron protestas que terminaron en disturbios e incendio de algunas instalaciones de los dos colegios.

En los últimos meses los temas relacionados con la educación escolar en Bogotá se han centrado en el acoso sexual, un tema sensible, pero que es de un resorte legal más que de las instituciones de educación. El asunto es que de nuevo el sentido de la formación, la calidad, y los proyectos educativos han quedado de lado. Tanto la alcaldesa de la ciudad, Claudia López, como las autoridades en el sector sólo se dedicaron a hablar de acoso sexual y han dejado de lado cualquier política referente a la educación, inclusive de la educación sexual.

 

¿Qué ha pasado con la educación sexual y reproductiva?

A principios del siglo XX hubo un boom en el Distrito de profesores que tomaron maestrías en temas de educación sexual y género, un tema que cobró relevancia a principios de siglo XXI, sin embargo, esos procesos de aprendizaje no se llevaron a la escuela. Hay un temor al abordaje de la educación sexual en la escuela, en un contexto donde el internet, especialmente las redes sociales, les están dando una información a los niños sin la respectiva orientación.

En 2016 cuando se inició un proceso por retomar la enseñanza de la educación sexual en los colegios, los movimientos cristianos y más conservadores salieron en marcha para cerrar esa posibilidad, aduciendo que se quería imponer la “ideología de género” en las escuelas. Marchas que motivaron incluso la salida de la ministra de Educación del momento, Gina Parody. Eso frente al silencio cómplice de las directivas docentes, las universidades de pedagogía, y los sindicatos docentes. Un debate en el que no les interesó participar, y ver de lejos cómo los movimientos más conversadores impidieron el debate y la formación en educación sexual en las aulas.

Pero hoy, vemos las consecuencias, cuando saltan de forma mediática y atizada por los medios de comunicación las denuncias de acoso o abuso sexual. En prioritario que en lugar de que la alcaldesa de la ciudad esté haciendo política y un espectáculo mediático con el fiscal, la ciudad y el país trabajen en una política de educación sexual desde la escuela.

No más violencia

En el mismo contexto es lamentable que se use cualquier pretexto para incendiar un colegio. Los colegios deben ser los primeros espacios donde la violencia debe evitarse. No existen motivos que justifiquen destruir instalaciones públicas y espacios del conocimiento y del aprendizaje. Se requiere también una política orientada a controlar la violencia en los colegios públicos, al igual que el abuso. El ejercicio de la violencia evidencia la pérdida de la institucionalidad, la falta de sentido de pertenencia y la empatía.

Los lamentables hechos de la semana pasada sacaron a flote otros problemas de convivencia y seguridad que afectan a las instituciones educativas públicas como el microtráfico y la intervención de grupos violentos o armados que están dentro de las instituciones y que tienen la capacidad de provocar los desmanes que se presentaron y que se pueden convertir en un polvorín si no se toman las medidas adecuadas.

Bajo la lógica de la alcaldesa, también debería reunirse de forma urgente con la policía y las autoridades judiciales para tratar los casos. Pero de nuevo, lo que requiere la ciudad es una política educativa que se enfoque en una formación integral y para la vida desde la escuela.

Formación para la vida

Problemas como los mencionados de violencia y abuso o acoso sexual pueden abordarse en la escuela con programas que se enfoquen en la formación, prevención y autocuidado. Para ello se necesita una educación de calidad y que las noticias sobre la escuela se enfoquen en la formación, en el aprendizaje, en la evaluación, en el seguimiento y no en los escándalos mediáticos.

Ya han pasado más de dos años de la administración distrital actual, ya se logró el retorno presencial después de casi dos años de pandemia. Por eso se hace prioritario que desde el sector educación se salgan de los escándalos mediáticos y se enfoquen en los procesos para hacer de los colegios distritales espacios donde prevalezca la educación de calidad, el diálogo, la participación democrática, el respecto por la diferencia, los programas de inclusión y de formación extracurricular que favorezcan una promesa de campaña que no se ha cumplido a la fecha: el cierre de brechas en la sociedad capitalina.

*Especialista en educación