Las ‘Cicatrices’ de Luz Lizarazo en los muros del Mambo | El Nuevo Siglo
La muestra, que hace parte del segundo ciclo expositivo de este centro cultural, se divide en cinco partes: Las niñas, La feminización del mito, Universo, Piel y El Gabinete de curiosidades.
Foto Mambo
Domingo, 26 de Septiembre de 2021
Redacción Cultura

Los simbolismos, feminismos y la feminidad mueven los hilos de Cicatrices, una exposición en la que los muros del Museo de Arte Moderno de Bogotá, Mambo, son testigos de los momentos más significativos de 15 años de trayectoria de la artista bogotana Luz Lizarazo, a través de sus obras.

Cicatrices es el concepto que eligió la artista para presentar esta compilación de obras, usando su significado para definir los capítulos de su vida. “Lo que el público ve en mi exposición son diferentes procesos de mi vida. Siento que la palabra cicatrices es muy importante porque es lo que nos recuerda en el cuerpo un lugar donde hubo una herida que sanó y que ya cerró, pero que deja una huella”, le expresó en entrevista a EL NUEVO SIGLO Luz Lizarazo.

El Mundo encantado de Lizarazo

La exposición, que cuestiona las relaciones de poder por medio de arquetipos de género, está dividida en cinco secciones diferentes, distribuidas entre la Carrera sexta y el segundo piso del Museo: Las niñas, La feminización del mito, Universo, Piel y El Gabinete de curiosidades.

Allí no solo se podrá encontrar obras de sus primeros pasos, sino también piezas que fueron hechas especialmente para esta exposición, develando al público la evolución y el cambio en cada una de sus propuestas a lo largo de su carrera.

“Son 15 años de trabajo, entonces no es lo mismo un dibujo que hice en el 2004, que uno hecho ahora. Me he radicalizado muchísimo más por ejemplo en exaltar y trabajar alrededor del cuerpo femenino”, señala la artista.

Lizarazo utiliza elementos e instrumentos asociados comúnmente a las mujeres y subvierte los estereotipos de la felicidad, el amor y la representación de la mujer que suelen transmitir los medios de comunicación.

La práctica artística de Lizarazo emplea un rango heterogéneo, poco convencional, de materiales como vidrio, arcilla, madera, huesos, lana y cabello humano a escalas dramáticamente variadas, desde lo monumental hasta lo fragmental.

Las obras están concebidas temáticamente para guiar al espectador a través del mundo encantado de Lizarazo, llevándolo a descubrir sus decadencias, fetiches, pasiones y obsesiones, las cuales habitan sus dibujos, acuarelas, pinturas, esculturas, bordados e instalaciones ambientales.

La esfera doméstica aparece como un tema recurrente en la obra de la artista, en forma de manualidades tradicionales asociadas a las mujeres como la costura y el tejido. “Parto de lo doméstico, que es nuestro lugar más íntimo. Primero está el cuerpo y luego lo doméstico, que es un lugar que pertenece tanto a hombres como mujeres, pero es desde ese lugar, de la intimidad en el que me hago todas las preguntas y en el lugar donde encuentro casi todas mis respuestas”, propone Lizarazo.

Paradójicamente, la obra de Lizarazo no es “femenina” en el sentido estereotípico del término. Por lo contrario, puede ser confrontacional al involucrar al espectador con sentimientos de conflicto entre el deseo y la repulsión, el miedo y la fascinación. 

Durante varias décadas de carrera, el arte poético y político de Lizarazo ha desarrollado un lenguaje visual propio que confronta el sometimiento sistémico de la voz y el cuerpo femenino, creando un espacio que reconoce y celebra la autonomía, la sexualidad y la liberación femenina.

“En mi obra traigo a la luz la fuerza contenida de lo femenino, como poder atado a la naturaleza, a la vida y los procesos de vida de la mujer como contenedora y creadora. Una fuerza que explota con todo su poder cuando a través de la obra los personajes recuperan la voz, la visibilidad, las palabras, el proceso de sanación. Me valgo de los animales como los seres vivos que me permiten conectarme con un mundo interno y diverso, que es para mí el verdadero, y hago visible también, la desigualdad entre lo femenino y lo masculino, en una sociedad en la que aún el machismo y la cultura patriarcal tiene más voz que la nuestra, la de las mujeres”, señala.



El arte, “un aliento”

Luz Lizarazo, nacida en Bogotá, en 1966, supo desde temprana edad que el arte era el camino que elegiría para su vida, ya que “fue un impulso de mi alma. Desde pequeña siempre estuve atraída hacia el dibujo, que era lo que tenía cercano a mí y el haber elegido después como profesión, a los 18 años, este camino del arte, fue una respuesta a esas necesidades básicas que tuve desde niña”.

Así fue como la bogotana decidió estudiar talleres artísticos en la Universidad de los Andes y Bellas Artes en la École Nationale Supérieure des Beaux Arts de París.

Ha participado en muestras colectivas como Totems and Trophies, en la Proxyco Gallery, en Nueva York, en 2018; Deseo. Una exposición sobre el sexo, el amor y la lujuria, en el Museo de Arte Moderno de Medellín, en el 2017; y Tres décadas de arte en expansión, en el Banco de la República, en Bogotá, para el 2016.

Entre sus exposiciones individuales se encuentran Paramento, presentada en la Librería, Central Contemporánea en Bogotá, en el 2018; Piel, en la Galería Eduardo Fernandes de Sao Paulo, Brasil, en el 2017; Ornitografías, en el Museo de Arte Moderno de Barranquilla, en el 2017; Pasar en silencio, en La Casita de Bogotá, en el 2016; Hexágono irregular, en Sant Art, Ho Chi Minh City de Vietnam y Cern Modern de Ankara, Turquía, en el 2013. 

Pero, llegar a terrenos extranjeros fue tal vez uno de los pasos más retadores de su trayectoria. “Cuando me fui había comenzado una carrera que para mí era muy importante en Colombia y pasé de ese lugar ‘privilegiado’ a ser absolutamente nadie en otros dos lugares donde viví. Eso lo repetí dos veces en mi vida, la primera vez fue a mis 22 años en París y la segunda, a mis 30 años en España. Es muy retador, pero a la vez es muy importante porque me enfrenté conmigo misma, mis miedos y verdades”.

Fue elegida para realizar la obra Cerramientos en el 2017, una instalación permanente desarrollada para el Mambo: dos piezas escultóricas que cierran y abren los accesos al museo, que pertenecen a la serie Celosías, estéticas de la paranoia.  

Su obra hace parte de colecciones institucionales como: Banco de la República (Bogotá), Museo de Arte Moderno de Bogotá (Mambo), CGAC Centro Gallego de Arte Contemporáneo (Santiago de Compostela, España), SHMOG Shanghai Museum of Glass (Shanghai - China), Instituto Figueiredo Ferraz (São Paulo, Brasil).

Así Luz Lizarazo sigue vigente en este camino del arte, “un aliento, que es lo que me da vida y me sostiene”.