¿Por qué es importante leerle a los niños desde bebés? | El Nuevo Siglo
Foto tomada de MaguaRED
Jueves, 2 de Mayo de 2019
Por Juliana Muñoz Toro*

Los niños y las niñas pueden ser unos apasionados por la lectura… así no lean. Gracias a una conversación que tuve con Natalia Vélez Guerrero, psicóloga de desarrollo infantil de la Universidad Nacional, entendí lo importantes que eran los libros en la primera infancia para el desarrollo del lenguaje y hasta de los músculos de la boca.

La experta nos alienta a leerles con apenas unos meses de vida. Hay libros especializados para esta etapa que contienen principalmente imágenes realistas y palabras que pueden abarcar toda una hoja con el fin de empezar a sensibilizarlos con formas, colores, letras y sonidos.

Los libros van aumentando su complejidad según la edad. Encontramos frases cortas, mensajes claros en cada página. Entre el año y dos años hay una sensibilización fonética, “que es el momento en que el niño empieza a identificar sonidos en sus propias cuerdas vocales”, explica Vélez. Aquí son vitales las onomatopeyas, incluso si no están escritas en el libro. Cuando un personaje abre la puerta, el adulto que lee puede hacer el sonido de esa puerta. Esta es una forma no solo de estimular, sino de hacer que el niño se comprometa con la lectura, pues “despierta sensorialmente su cuerpo y tiene relación con la vida real”.

Las onomatopeyas, al ser repetidas por el niño, estimulan los músculos de la boca y facilitan el lenguaje. Por ejemplo, el sonido de la vaca simula la succión de los primeros meses de nacimiento y permite la entrada y salida del aire para la pronunciación de las palabras.

Hay prácticas sencillas que nos pueden ayudar a mantener comprometido a un niño con la lectura, incluso antes de que aprenda a leer:

* Tener en cuenta el espacio y la situación en que se lee. No son muy recomendables los libros de aventura antes de dormir porque dejan la imaginación muy activa.

* Antes de leer el libro con el niño, leerlo uno como adulto. Ensayar voces y tonos. Jugar con sonidos, agarrar juguetes que tengan relación con la historia y permitirle al pequeño jugar con eso. En resumen, hacer la lectura lo más vívida posible.

* Dejar que interrumpan la lectura y no enfrascarse solo en los sonidos o en terminar la historia. Seguramente ellos están viendo las imágenes. Hay que detenerse en estas, pues también cuentan algo del relato. Esa interpretación también se le puede permitir a los niños, ya que para ellos lo importante es que están recreando la historia en la cabeza y cómo eso se relaciona con sus propias vidas.

* Alentar al niño para que sea quien le lea a uno. La relación del que educa y el educado es de ida y vuelta.

* No obligarles a que estén sentados escuchando. Ellos son auditivos: escuchan aunque estén jugando.

* Promover la autoeficacia, autoconfianza y autoestima a través de la lectura. Al niño le gusta aprender cosas nuevas, darse cuenta de que puede, sabe y es capaz. La lectura será el espacio en que los niños y las niñas se den cuenta de que pueden lograr lo que quieran.

*Escritora y periodista colombiana. Autora de novelas infantiles como “24 señales para descubrir a un alien” (Tragaluz, 2017) y “Diario de dos Lunas” (Norma, 2018). Escrito para McLectura Feliz de McDonalds