Veneno, cara real del mundo femenino | El Nuevo Siglo
Jueves, 10 de Octubre de 2013

La envidia es ese sentimiento que nos a hablar mal de otras personas, nos hace sentir mal e incluso lleva hasta el límite nuestros actos. De la envidia quería hablar Carolina Cuervo en la segunda obra de teatro que escribe y que llega a las tablas en Veneno.

La puesta en escena es protagonizada por Marcela Benjumea, Patricia Tamayo y Ana María Medina. Aquí el humor negro, el suspenso, las historias y la participación de grandes nombres de la escena colombiana regresan al Teatro Nacional Fanny Mikey, pues la obra es dirgida por John Alex Toro quien fue convocado por las actrices y la escritora de esta narración para que fuera el director.  

“Veneno” ya había pisado las tablas del Nacional, pero regresa llena de cambios  en una  temporada que inicia el 17 de octubre y se extiende hasta el 22 de diciembre. Esta pieza teatral nos recrea el encuentro de tres amigas que se quieren, se hieren y desean lo que la otra tiene.

La envidia es una de las pasiones humanas más comunes. Todos en algún momento la hemos sentido y así mismo negamos su existencia. Porque la envidia es ruin, inconfesable, vergonzosa, reprochable, aceptarla significaría el final de todo, el desprestigio, el horror. El costo mental de quienes la padecen es la premisa y el eje central de “Veneno”.

Estas tres amigas que se encuentran en una cena, la convierten en una pesadilla, porque se empeñan en ocultar su envidia  y esta se torna incontrolable. Cada una quiere lo que la otra tiene: amor, dinero, éxito. Ninguna está contenta, ninguna se siente completa. ¿Cómo podría terminar esta irónica noche donde la amistad y la envidia se sientan juntas en la mesa?

Esta comedia traslada al público al universo femenino, con un lenguaje coloquial y una puesta muy contemporánea. Y aunque tiene visos dramáticos, la historia se teje entre el humor y el absurdo, las situaciones inquietantes y la universalidad de la intriga. Es un deja vú, un espejo de sentimientos escondidos y diálogos punzantes, con un subtexto donde las actrices se confiesan una a una con el espectador y lo convierten en su cómplice, en su amigo, en testigo de su veneno.