Víctimas de la guerra se reconcilian a través de la moda | El Nuevo Siglo
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Viernes, 27 de Julio de 2018
Agencia Anadolu

Hace 20 años Fredesmina López y Emilse Quintero ordeñaban sus vacas y recolectaban café en sus fincas del oriente antioqueño, pero la violencia que se vivió en esta región desde finales de los años 90 las obligó a desplazarse con sus familias para tener un mejor futuro. Ahora son empresarias de la moda, por lo que participaron este año, por segunda vez, en la feria Colombiamoda.

“Yo vivía en una finca en San Francisco de Antioquía y tenía a mis cuatro hijos pequeños. El pueblo casi lo destruyeron (los grupos armados) y además estaban reclutando niños. Nos decían: ‘Si usted tiene dos hijos, uno es para el Ejército y uno es para nosotros’ y como yo tenía 4 hijos pues imagínese el dolor… Mi esposo tuvo muchos problemas y le mataron tres hermanos… Uno en su finca está muy organizado, pero tuvimos que venderla por un millón de pesos para podernos ir de allá”, recuerda Emilse Quintero, a quien antes de instalarse en Medellín la travesía del desplazamiento la llevó a Rionegro, Barranquilla y Bogotá.

Precisamente San Francisco de Antioquía fue uno de los 23 municipios del oriente antioqueño que más estuvo sacudido por la violencia. Su control era disputado, a finales de los noventa y principios de la década del 2000, por el grupo de autodefensas de Ramón Isaza, por el Frente 9 y 47 de la guerrilla de las Farc y por tropas del ELN.

En esa región rica en agua, bosques y páramos, los asesinatos, secuestros y la toma de pueblos estaban a la orden del día.

“Yo vivía en una finca y llegaba un grupo (armado) y le hacían preguntas y así todos los días. Uno callaba porque tenía miedo, pero si uno no respondía también era malo. Ellos querían saber si uno apoyaba al enemigo… Por eso me vine a Medellín, pero la situación económica era muy difícil y me tocó regresar por cinco años. Ahí fue cuando empezó la violencia. Diariamente enterrábamos a 6 o 7 personas”, evoca Fredesmina López, quien se desplazó del municipio de Alejandría hace 20 años.

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Después de tanto sufrimiento, el tiempo empezó a cicatrizar las heridas de la guerra y, sin haberlo imaginado, ahora Fredesmina y Emilse hacen parte de Vivimos Pacíficamente, una marca de ropa que bajo un concepto urbano quiere plasmar sentimientos positivos y crear paz.

“Somos una marca social y somos empresarios sobrevivientes del conflicto. Cada una de nuestras prendas da un mensaje de cómo hemos salido adelante de esa situación. La paz no se consigue sentados en una mesa. La paz se construye desde quienes hemos sido directamente afectados, y si hablo de víctimas también habló de los victimarios porque en la base del conflicto ellos también son víctimas”, cuenta Mónica Pinilla, quien lidera un taller de confección de esta marca en Medellín y quien en algún momento fue desplazada de Arauca.

Actualmente Vivimos Pacíficamente tiene cuatro talleres productivos de confección en las ciudades de Valledupar, Medellín, Bucaramanga y Bogotá. Además, hay propuestas para llevar más talleres a Cúcuta y Neiva.

La marca es una de las iniciativas de la Cooperativa Empresarial Multiactiva Red-i, una entidad que reúne a emprendedores de sectores como el agrícola y el textil para impulsar nuevas ideas de negocio y los asociados son 86 víctimas del conflicto en todo el país.

Red-i se encuentra dentro del marco del Programa de Inclusión en los Mercados – PROIM, liderado por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y desarrollado por Propaís.

“Esto es construir un sueño y un volver a comenzar. En cada una de las prendas tenemos impregnado nuestro ADN y puede ver frases motivadores porque, además, nuestro compromiso social es la inclusión, es motivar a las personas para que vuelvan a creer. Qué bueno abrir el closet y encontrarse con una camiseta que dice: ¿Y si lo intentas?”, concluye Pinilla.

El lanzamiento de la marca se realizó en Colombiamoda 2017 con una pasarela de la colección Volver a comenzar, que estuvo avalada por el diseñador de modas Juan Pablo Socarras.