Tras décadas en la sombra, los "sangomas", curanderos tradicionales sudafricanos, se han modernizado y muchos se han convertido en empresarios, generando debates sobre la necesidad de regular esta lucrativa actividad.
La "abuela" Mahlasela Matcheke realiza su actividad en una casa impoluta, con suelo de baldosas, cerca del dinámico antiguo gueto de Soweto.