Hasta en 40 ocasiones en 2012, las empresas farmacéuticas estadounidenses pagaron a los fabricantes de genéricos para que retrasaran la salida al mercado de los productos que representan una amenaza económica para estas compañías, una práctica denunciada con insistencia por parte de las autoridades de la competencia estadounidense.
Hasta en 40 ocasiones en 2012, las empresas farmacéuticas estadounidenses pagaron a los fabricantes de genéricos para que retrasaran la salida al mercado de los productos que representan una amenaza económica para estas compañías, una práctica denunciada con insistencia por parte de las autoridades de la competencia estadounidense.