Denuncias bien intencionadas | El Nuevo Siglo
Lunes, 2 de Abril de 2012

Denuncias bien intencionadas. En días pasados llegaron a La Barca quejas de distintos lugares del país sobre lo abandonados que se encuentran los ancianos y los niños por parte del Gobierno central.

El lunes, en El Tiempo, se denunció de la mejor buena fe que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar deja sin alimentos a 736.000 niños y 220.000 abuelitos pobres.

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La situación es grave. Recordemos que dicho Instituto nació en el gobierno del presidente Carlos Lleras Restrepo y desde allí se implementaron toda una serie de temas eminentemente sociales alrededor de la llamada Ley Cecilia. Luego vino, en el primer gobierno del presidente Uribe, el ambicioso programa que en beneficio de estos dos núcleos de nuestra sociedad puso en marcha el entonces ministro Juan Luis Londoño De la Cuesta para proteger y brindar amparo a los viejitos de la tercera edad y a los niños desamparados del país.

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Malestar familiar. En este Gobierno de la ‘prosperidad burocrática’ el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar se amorcilló por completo, pues cinco meses de atraso en la contratación son el pálido reflejo de lo que representa el abandono para esos marginados. Mientras tanto se la mete toda a las “cumbres borrascosas” de las Américas.

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Escondieron la pobreza. El barquero estuvo en Cartagena y pudo apreciar que por los lugares por donde transitarán Obama y los otros Presidentes, todo es limpieza y pulcritud. Se ve la ciudad muy bien pavimentada; las zonas verdes y sus jardines muy bien cuidados; la higiene es absoluta, y los ancianitos y los gamines parece que hubieran desaparecido de la urbe como por arte de magia.

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Sin comidita caliente. Supimos que a los longevos de Colombia les dan un dinero mensual para que ellos mismos se procuren la alimentación en la calle. Claro que para el cobro de esa ayuda deben hacer largas filas, al sol y al agua, y someterse a los engorrosos trámites burocráticos de costumbre. Ojalá que estos días de recogimiento, previos a la “cumbre”, sirvan para que el alto Gobierno se acuerde de los menesterosos de la capital de Bolívar y del resto del país. Con la disponibilidad que tienen pueden sacar adelante todas las iniciativas para beneficio de viejos y niños desamparados por completo. Que Bienestar Familiar comprenda la realidad y que se aplique de una vez por todas a desburocratizar los contratos que tienen que ver con la distribución de la leche y las mogollas.

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El Bienestar. El señor Diego Molano, director del ICBF, explica que las demoras en los procesos de contratación se han presentado por factores externos originados en la ejecución de los contratos. Indica que para lograr mayores impactos era necesario rediseñar la orientación de los programas, precisar los verdaderos beneficiarios y lograr procesos de contratación a precios justos y con operadores idóneos.

La Barca se pregunta ¿por qué en los tiempos de los ministros Londoño De la Cuesta y de Diego Palacio sí funcionaba todo de maravilla cuando ejercía como Directora del ICBF Beatriz Londoño, y ahora no? ¿Será porque se acabó el contacto con el pueblo y sus informantes?