Enviado Especial de El Nuevo Siglo
SAMARA, RUSIA
El parietal izquierdo de Mina aún le debe estar doliendo a Yerry Mina por la fuerza que le imprimió a ese balón, que con violencia entró en el área del arquero Ndiaye e infló la red al minuto 74 para el 1-0 suficiente para pasar a la segunda ronda y meternos como hace cuatro años entre los 16 mejores equipos del mundo.
Tal y como lo presagiábamos, Colombia superó una gran dificultad parecida a la que tuvo en el primer partido ante Japón. Se repuso, puso a los hombres que saben que es jugar bien, con fina estampa, buen toque, delicadeza a la hora del enfrentar a los rivales y conseguir algo que, a pesar de que se podía, parecía muy difícil.
Los Leones salieron a comerse a Colombia en el primer periodo. El árbitro tuvo que recurrir a la tecnología para no cometer una injusticia en contra de la Selección porque en el minuto 16 el juez pitó penal, reclamó Falcao, el central consultó el VAR y se dio cuenta que Davision no había tocado a Nane. el creador africano.
Senegal nos atacó por derecha, por el centro, por izquierda y hasta perdimos a James Rodríguez, quien tuvo que ser relevado para darle paso a Luis Muriel, para que este tirado por la izquierda tratara de contener la arremetida de los senegaleses, que querían ratificar con una victoria su clasificación. Pero a Colombia lo acompañaba la buena vibra, supo aguantar en la mitad con Mateus Uribe y Carlos Sánchez, Juan Guillermo Cuadrado y Juan Fernando Quintero que ponían balones en el área para que el Tigre Falcao se peleara como una fiera ante los defensores del conjunto que dirige el ex jugador Aliou Cisse.
El primer tiempo para Colombia fue para olvidar. Al parecer habíamos olvidado los papeles para que la orquesta funcionara, cada uno de los jugadores sabía que el instrumento para que afinara la composición era un gol pero no se lograba. Quintero puso dos balones en los primeros 45 minutos que fueron a parar a las manos del guardameta.
Los “Leones” rugían en el área pero no pudieron tampoco obtener nada, ahí estaban Mina, Davison y Carlos Sánchez que llegaba al relevo y David Ospina, porque para eso lo trajeron para que los remates que llegaran a su marco los detuviera. Los casi 10 mil aficionados de los 41.790 que se dieron cita en el Arena de Samara gritaban a todo pulmón: sí se puede, sí se puede.
El juez central Milorad Mazic, permitió que los jugadores tanto de Colombia como de Senegal tuvieran mucha fricción y esto hacia que el juego se cortara, pero el primer tiempo para bien de Colombia se fue en ceros.
Más ganas
En la segunda parte salió con una Colombia con más ganas, Senegal se paró atrás y de contra golpe respondía ataques furiosos de los Leones, que no perdían oportunidad de enfrentar a una defensa mal parada, pero en esta ocasión no fue así. La historia cuenta que Colombia tiene medido a los africanos y que le ha ganado en dos oportunidades y no podía pasar nuevamente lo que le ocurrió con Japón.
Aquí los dirigidos por Pekerman conservaron la calma, tocaban el balón, desgastaban al contrario llevándolos y recogiéndolos en su campo y estos a su vez nuevamente de sorpresa intentaban llegar, pero en una de esa jugadas en la que Colombia tenía el dominio, en el estadio se escuchó un grito de gol, gol, gol; pero era de Polonia que ponía a Colombia en el segundo lugar.
Los jugadores fueron llamados uno a uno y advertidos de lo que estaba pasando en el partido Polonia-Japón, donde ganaban los polacos. Los colombianos tomaron un segundo aire, empujaron con más ganas y en un balón que fue rechazado por la defensa de los africanos Quintero fue a la esquina, el reloj marcaba el minuto 74 y el hombre que le ha dado 6 puntos a Colombia y que en el Barcelona no parece tener lugar se alzó y la acomodó donde el arquero jamás hubiera llegado.
El estadio enloqueció al igual que los Leones, que enfurecidos se fueron encima de Colombia, se expusieron en la parte de atrás pero al ataque volaban por encima de los jugadores nacionales y a los empujones querían empatara. El técnico de Senegal mandó a toda su artillería para que atacara desde todos los flancos, pero Colombia aguantó, ese cuatro posterior supo pararse, conservó la calma, aunque en oportunidades mando el balón a los costados y en ocasiones salió jugando hasta el final.
Colombia seguirá en Rusia para conseguir mejorar lo hecho hace cuatro años en Brasil 2014. Aquí en el Arena Samara, que es un lindo estadio, enclavado en una fortaleza natural llena de árboles, será recordado no por la dificultad para llegar a él, sino por la victoria obtenida ANTE SENEGAL.
Este nuevo aire sirve a quienes vinieron a acompañar al conjunto nacional, pero pareciera que de aquí en adelante fuera otro torneo, porque no habrá que perder el tiempo, hay que preparar el siguiente compromiso como lo dijo Yerri Mina, quien fue elegido la figura de la cancha por parte de los oficiales de la Fifa “ahora estamos mentalizados para enfrentar al que venga, dejaremos todo en el terreno de juego y lo único que me queda manifestar es que Colombia siga creyendo en nosotros”.
PEKERMAN saltaba de felicidad, su cuerpo técnico se abrazó al igual que los jugadores que en el centro del campo levantaron los brazos saludando a los hinchas que desde todas las partes del mundo llegaron para seguir este equipo que por ahora solo ha brindado satisfacciones.
Los dioses del Olimpo están de este lado y esperemos que sigan acompañándonos, ojalá que el Divino Niño que estuvo en el estadio y fue traído por un periodista puesto con una lámpara que alumbró durante los 90 minutos, sigan haciendo Milagros.
Por ahora disfruten como los que tenemos el privilegio de seguir a este equipo, no importándonos cuantos kilómetros hemos tenido que recorrer, lo hemos hecho con gusto y vale la pena seguir padeciendo las incomodidades propias de un país que la verdad no está del todo preparado para este tipo de certámenes, pero que viva Colombia y que siga viva en este Mundial.