El maillot amarillo del Tour de Francia, una leyenda centenaria | El Nuevo Siglo
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Viernes, 28 de Junio de 2019
Agence France Presse

Es el símbolo del Tour de Francia en el mundo entero. El maillot amarillo cumple en julio cien años de una historia legendaria y tumultuosa, alimentada con el culto supremo a la victoria y al esfuerzo.

- Nacimiento en Grenoble -

El aniversario será el 19 de julio, en Pau, con la única contrarreloj de la próxima ronda gala, que comienza a finales de la próxima semana en Bruselas. Cien años antes, la elástica luminosa hizo una furtiva aparición en el pelotón del Tour, el primero organizado después de la I Guerra Mundial. Amarillo, como el color del papel en el que se imprimía el periódico organizador de la carrera, L'Auto, antecesor de L'Equipe. Amarillo, para "reconocer al líder" como era el deseo de Henri Desgrange, que había creado el Tour en 1903, 16 años antes: "En el futuro, el corredor que figure en primer puesto de la clasificación general portará un maillot especial".

Eugène Christophe, el héroe del Tourmalet que descendió a pie para reparar la horquilla averiada de su bicicleta en la fragua de Sainte-Marie-de-Campan en 1913, es el primero en vestirse de amarillo en Grenoble. Pero el 'Viejo galo' (entonces de 34 años) fracasó en su intento de llevarlo hasta París, debido a una reparación demasiado larga en la penúltima etapa.

Ese fue el inicio de una larga serie de vuelcos imprevistos, de hazañas y de giros glosados por las crónicas de una aventura que se renueva cada año.

- El homenaje a Merckx -

Un siglo más tarde, el Tour rinde homenaje al campeón que más veces vistió la deseada prenda (97 días, pero 111 ocasiones si se tienen en cuenta las medias etapas, hoy en día en el olvido). Su director Christian Prudhomme lo afirma, "salir de Bruselas, la ciudad de Eddy Merckx, era algo que caía por su propio peso". M-E-R-C-K-X, seis letras en lo más alto de la pirámide de los 266 maillots amarillos, por delante de otros quíntuples ganadores como Bernard Hinault y Miguel Indurain. 

En 2012, Eddy Merckx, el mayor campeón de la historia (y el segundo en ganar cinco veces el Tour después de Jacques Anquetil), recuperó su lugar. Lance Armstrong, uno de los grandes impostores de la historia, lo eclipsó en la interminable secuencia entre 1999 y 2005. Antes de caer definitivamente luego de una investigación dirigida -qué ironía del destino- a partir de las acusaciones de Floyd Landis, otro tramposo de gran calibre, que fue despojado de su Tourganado en 2006.

- El amarillo de sus vidas -

A veces sucio y sudado, casi siempre honrado, el maillot amarillo dotó de nobleza a las carreras, y sobre todo, cambió vidas y trayectorias personales.

"Permite encontrar recursos insospechados en los momentos difíciles", subraya Thomas Voeckler, el francés que más lo ha lucido en el siglo XXI. "Queda para el resto de la vida", confirma Tony Gallopin, el último francés en enfundárselo. Fue en 2014, hace ya cinco años, la más larga espera que el ciclismo francés conoció fuera de los periodos de guerra.

Vestirlo supone un antes y un después, coinciden todos los que lo han portado. A algunos los impulsó en sus inicios como en los casos de Thomas Voeckler y del colombiano Fernando Gaviria en la década actual, en el esplendor de sus carreras (Vincenzo Nibali, Greg Van Avermaet, Peter Sagan) o en la parte final (Mark Cavendish, Geraint Thomas).

- En evolución con su tiempo -

Pero su leyenda también está salpicada de un regusto de injusticia, sobre todo para corredores de la importancia de Raymond Poulidor, Nairo Quintana, Thibaut Pinot o Romain Bardet, que estuvieron cerca, pero no llegaron a lucirlo -por el momento para los tres últimos-.

Su estética y composición también se han adaptado a los nuevos tiempos. El antiguo trozo de tela se compone en la actualidad de los últimos avances en ingeniería textil.

El símbolo del Tour está asociado a un patrocinador desde 1948, cuyo nombre o logotipo luce sobre el fondo amarillo. Desde 1987 es el banco LCL, surgido del Crédit Lyonnais. Él es el único que tiene asegurado ver su nombre en lo más alto del podio de París el 28 de julio, combinando el amarillo del maillot con el color de los rayos del sol habituales en los Campos Eliseos.