El ‘milagro’ del baloncesto nacional | El Nuevo Siglo
Federación Colombiana de Baloncesto
Domingo, 9 de Junio de 2019
Alejandro Munévar

Desde 1995 Colombia no tenía una gran aparición a nivel internacional en el baloncesto. En ese entonces se consiguió un título suramericano Sub-17 femenino, el quinteto nacional estaba dirigido por Guillermo Moreno y Patricia Cárdenas.

 

Pasaron  23 años, cientos de partidos, derrotas y victorias para que Colombia pudiera ser nuevamente protagonista del baloncesto. “Sin lugar a dudas los triunfos nos ilusionan de cara al futuro cercano, sin embargo, no podemos olvidar que para que sigan llegando buenos resultados tiene que haber trabajo y compromiso, algo que a este equipo le sobra”, afirmó Luis Miguel Cuenca, técnico de la Selección.

 

El equipo colombiano  se corono campeón de la liga suramericana de basquetbol en Santiago del Estero, Argentina, tras vencer 49-39 a su similar de Ecuador. Este fue un logro histórico para el deporte nacional, sin embargo, no es sorpresa puesto que los buenos resultados del “básquet” femenino vienen rompiendo las estadísticas hace rato.

 

EL NUEVO SIGLO habló con Luis Miguel Cuenca, el técnico de la Selección Colombia de baloncesto, quien llegó en 2009 para dirigir el equipo que jugaría en los Bolivarianos de Sucre, Bolivia. Desde entonces el camino ha sido largo, 10 años de altas y bajas, que lo llevarían a liderar el que ha sido el proceso más exitoso del baloncesto nacional en toda su historia.

 

La Selección Colombia de baloncesto femenino fue la gran revelación del año pasado en términos deportivos; ganó el  oro en los juegos centroamericanos y del Caribe, en 2017 también supieron coronarse campeonas de los Juegos Bolivarianos  y en los suramericanos, una gesta histórica que sin duda alguna marcó un antes y un después en el deporte nacional, pero lo más importante ha sido la continuidad del proceso, liderado por Cuenca, que ha llevado al quinteto nacional a destacarse a nivel latinoamericano.  

 

En este sentido, Cuenca afirmó que “haber ganado la liga suramericana o el oro en las diferentes competencias, es una muestra del trabajo y del proceso que se ha llevado a cabo, no es gratuito, son los frutos de lo que hemos venido sembrando los últimos años”.

 

La victoria en muchas oportunidades nos nubla la visión y no nos deja ver más allá del pódium, olvidándonos de todo lo que hay detrás de ganar. Días, semanas y meses enteros de preparación, de sacrificio, esfuerzos inimaginables para poder cumplir con las diferentes responsabilidades, responder en el trabajo y en la Selección, las victorias del baloncesto femenino son una muestra de entereza, de tesón, voluntad y empeño.

 

Históricamente las disciplinas de conjunto no han sido el fuerte del deporte colombiano, sin embargo, el proceso del “básquet” femenino es un aliciente y un cambio en el plano nacional, sus victorias no son representadas únicamente en los metales con las que premian el desempeño, sino también en la esperanza de que la disciplina tome un segundo aire, crezca, obtenga mayor inversión por parte del sector privado y consiga crecer.

 

 

Apostar por un proceso serio y con bases sólidas, ha sido una de las razones de los éxitos conseguidos hasta el momento. “Las victorias conseguidas por el combinado nacional sin lugar a dudas han sido las más importantes de toda la historia, han sido los mejores años a nivel de resultados que ha tenido el baloncesto colombiano en toda su historia”, añadió Cuenca.

 

 

Cochabamba

 

El primer golpe en la mesa que dio el combinado nacional fue en territorio boliviano, las dirigidas por Luis Miguel Cuenca tuvieron un torneo de ensueño, 10 puntos de 10 posibles. Algo estaba pasando.

 

 En 36 años de presencia en Odesur nunca se había subido al primer escalón del podio suramericano con el baloncesto, a todos nos sorprendió, sin embargo no era sino la reacción de la buena actuación en los Juegos Bolivarianos, el proceso estaba dando sus frutos.

 

Paraguay, Chile, Bolivia, Perú y Argentina vieron como el ´quinteto maravilla colombiano’ destilaba talento en el tablado de los coliseos; fueron víctimas de la férrea defensa y el preciso ataque nacional que las llevó a conseguir la medalla dorada y de paso meterse en la historia del deporte colombiano.

 

Algo cambió en las jugadoras colombianas, al trabajo técnico liderado por Cuenca se sumó el de un entrenador mental, que ayudó al equipo a potenciarse, encontrando su mejor versión, ahora no era solo cuestión de tener el talento, sino de creerse la historia, saber que tenían con qué pelear un partido, un título, una medalla.

 

Ahora bien, el trabajo adelantado por la Federación Colombiana de Baloncesto también tiene mucho que ver en las victorias y éxitos del equipo; la implementación del Copa Nacional Femenina que reúne jugadoras semi-profesionales de Colombia y el mundo elevó el nivel, pero además fue importantísima la gestión adelantada con Coldeportes para permitir que en los Juegos Nacionales se diera el aval de que jugadoras mayores de 18 años pudieran participar, con esto se le dio continuidad a los procesos y por supuesto ayuda a  la consolidación de las bases para las selecciones nacionales en todas la categorías.

 

La suma de los esfuerzos dio como resultado lo que se esperaba, victorias.

 

Barranquilla

 

En los Juegos Centroamericanos y del Caribe se esperaba seguir por la senda victoriosa, el proceso estaba dando sus frutos, aspiraban al pódium, pero no se imaginaron que pudieran regalarle al país otro oro. No es porque no lo soñaran o no lo quisieran, pero el nivel era mucho más alto que en las anteriores competencias, pero un equipo unido, con mística y convicción logró romper todas las estadísticas.

 

Jugaban contra la historia, contra la estadística, contra la tradición de ser el país donde todo es imposible, pero la mentalidad había cambiado, la estadística se convirtió simplemente en un número hecho para romperse, haber nacido en el país donde todo es imposible solamente las hizo más fuertes, querían salir adelante a pesar de todo, poco importó que no tengan una liga profesional, que el nivel de competencia no sea el más alto, que no haya oportunidad de ir a foguearse en el extranjero, lo soñaron y lo lograron.

 

2019 ha sido un buen año para el equipo colombiano, estarán en los panamericanos, disputarán el torneo pre-olímpico buscando un cupo a la máxima cita del deporte mundial, los Olímpicos de Tokio 2020. No será fácil, sin embargo ya fueron capaces de cambiar el rumbo de la historia del baloncesto nacional, los números las avalan, la emoción invita a pensar que es posible llegar a Tokio, la mentalidad cambió, ahora todo es posible, por lo pronto la mente está en Lima, en los Panamericanos, en donde EL NUEVO SIGLO las estará acompañando, a ellas y a toda la delegación colombiana.