El cariño de la afición hacia la Selección Colombia que dirige José Pekerman, quedó demostrado, una vez más, con el multitudinario recibimiento que le brindaron a su llegada a Bogotá, procedente de Rusia.
Los jugadores y el cuerpo técnico llegaron hacia el mediodía y fueron recibidos por fanáticos que los acompañaron en el recorrido desde la base aérea de Catam hasta el Estadio Nemesio Camacho El Campín.
La Avenida Eldorado se convirtió en un río humano y en un recorrido que se hubiera podido hacer en 30 minutos, tardaron más de dos horas.
Tras la caída del Mundial de Rusia 2018, a manos de Inglaterra, los ánimos de la tricolor estaban por los suelos. El panorama no era alentador, sin embargo, Bogotá les brindó una recepción por todo lo alto a los 23 muchachos que defendieron los colores de la camisa tricolor.
Fue tal la emoción que ocasionó el regreso a casa del plantel comandado por Pekerman, que algunos fanáticos comenzaron a hacer fila en El Campín desde el miércoles en la noche, para entrar de primeros y hacerse a un buen lugar en las gradas, con la expectativa de darles a los muchachos un mensaje de agradecimiento, en especial, por la entrega mostrada en el duelo ante Inglaterra.
Sin lugar a dudas la baja más notoria fue la de James Rodríguez, quien no voló al país porque se fue a Madrid, España, a realizarse exámenes médicos relacionados con la lesión del sóleo.
Se dice que los exámenes de James son una fachada, pues en realidad, se reuniría con el entrenador del Real Madrid, Julen Lopetegui, quien le habría solicitado a Florentino Pérez el retorno del ‘10’.
Desde otra perspectiva, en Bogotá, el primero en bajar del avión fue el capitán del conjunto, Radamel Falcao García, quien habló con la prensa y dijo que “queremos agradecerle al país por estar pendientes, por ayudarnos y levantarnos el ánimo sin importar las circunstancias”.
Mientras tanto, unos hinchas que llegaron a la calle 26 para ver de cerca a la Selección mencionaron que los jugadores arribaron al país cansados, por el largo vuelo junto con el desgaste físico que dejó la competencia y que merecían saber que Colombia los sigue admirando. Ya en El Campín, los asistentes lograron escuchar el show de Sebastián Yatra, uno de los artistas más reconocidos en el país.
Asimismo, el segundo hombre que tomó la palabra fue el director técnico José Néstor Pekerman, quien toda vía no ha mencionado su continuidad en el banquillo del plantel. “Un abrazo fuerte para todos, su apoyo nos da fortaleza, nos lamentamos ahora por un penal, pero teníamos las habilidades para seguir en el torneo, estuvimos muy cerca. De mi futuro, por el momento no se puede hablar”.
La afición espera que el técnico argentino, quien llegó en 2012 al país, se quede otros cuatro años y que aproveche la Copa América del próximo año para armar el plantel con el que afrontará las eliminatorias.
“El profesor Pekerman es colombiano de corazón, no nos puede dejar ahora, lo necesitamos para que continúe el proceso que inició y nos dé una victoria en la Copa América o nos lleve a semifinales o a la final en el Mundial de Qatar”, dijo un aficionado.
Otro de los asistentes a El Campín aseguró que “mi gran ilusión era que Falcao marcara un gol en el Mundial y lo hizo, por eso estoy acá. Se lo merecía como se merecen todos los jugadores nuestras muestras de cariño porque son unos p…”
Una mujer que llegó a El Campín sobre la 1:00 de la madrugada dijo que “estaba haciendo mucho frío pero el sacrificio no es nada comparado con el de los jugadores de mi selección”.
Y su hijo añadió: “Esperábamos llegar mucho más lejos en el Mundial, pero si no lo logramos no fue por falta de ganas de los jugadores. Ellos dejaron el corazón en la cancha”.
La espera en el coloso de la calle 57 fue larga, pero nadie se inquietó. Solo esperaron a que el lento transitar del bus por la calle 26, llevara al grupo de jugadores al escenario para brindarles un ensordecer aplauso combinado con vivas.
No era un día festivo, tampoco cívico, pero por donde pasó la Selección, en un bus con vidrios oscuros que difícilmente permitían ver a los jugadores, estaba repleto de aficionados. Y los que llegaron hasta El Campín, debieron quedarse afuera porque el escenario se llenó como si se fuera a jugar un partido entre Millonarios y Santa Fe o entre Colombia y Brasil.
En el recuerdo quedan las pancartas o los letreros grabados en las banderas de Colombia en homenaje a los jugadores, como ese colgado en un puente peatonal en la 26: El sueño no termina.