Del ascenso de Colombia al derrumbe de Brasil, los países iberoamericanos rindieron un poco abajo de lo esperado al concluir la fase de grupos del Mundial femenino.
De las seis selecciones de América Latina presentes en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda, únicamente el combinado de Colombia logró avanzar a octavos de final.
Brasil, en el torneo de despedida de la legendaria Marta, se retiró con mucha pena y nada de gloria tras empatar sin goles con Jamaica cuando estaba obligada a ganar.
De los otros tres participantes se esperaba menos: Argentina continúa sin saber lo que es ganar un partido mundialista y Costa Rica presentó un fútbol timorato que resultó presa fácil de sus rivales en la fase inicial, en la que marcó un gol y encajó ocho.
Panamá, debutante en una justa mundialista, fue más atrevida en su planteamiento, aunque lo pagó con goleadas como el 4-0 ante Brasil y el 6-3 contra Francia.
“Somos las únicas que quedan de Conmebol, esperamos dar la mejor cara y salir adelante”, declaró ayer la delantera colombiana Mayra Ramírez.
Pero la región le brindó al Mundial dos de los mejores goles de la primera fase, comenzando por la maniobra en el área de la talentosa Linda Caicedo, cuyo remate colocado avanzó a Colombia ante Alemania.
También la panameña Marta Cox marcó un poema de gol mediante tiro libre, un balón que hizo una curva al ángulo superior que puso a las canaleras momentáneamente por delante contra Francia.
El avance de Colombia no sorprendió, pero sí resultó inesperada la forma en que lo hizo, con victorias claras ante Corea del Sur (2-0) y sobre Alemania (2-1), una de las favoritas del Mundial que terminó eliminada tras empatar con las coreanas.
En segunda ronda, Colombia deberá vérselas con Jamaica, una selección veloz y con una defensa sólida que no ha permitido un solo gol.
Las ‘Reggae Girlz’ avanzaron con empates sin goles contra Francia y Brasil, y un triunfo ante Haití por 1-0.
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El técnico colombiano Nelson Abadía admitió que se trata de “una defensa muy fuerte” a la que tendrá que estudiar para descubrir cómo ganarle.
Sin embargo, han surgido algunas dudas en cuanto a Colombia. En la página de la FIFA se señala que “no va a pasar todos los partidos que puede agarrar el balón, sacarse a dos rivales del camino, disparar un remate espectacular y hacer el gol. No va a ocurrir que en todos los encuentros se perciba como la jugadora más desequilibrante del mundo. No. Linda Caicedo, la colombiana de 18 años que ya sacudió a todos en la Copa Mundial femenina de la FIFA, tras sus actuaciones ante República de Corea y Alemania, tiene -tendrá- partidos de no tanto brillo. Le pasó a Pelé, Maradona, Messi y Cruyff. A Marta y Rapinoe. Les pasa a todos”.
Por eso, ante un partido en el que la Selección Colombia no logró repetir la electricidad que había mostrado, en la caída ante Marruecos queda una lupa en una parte del rendimiento del equipo de Nelson Abadía: ¿qué pasa cuando Linda Caicedo no aparece?
Colombia, que terminó en lo más alto del Grupo H y jugará los octavos de final ante Jamaica, tiene una idea de juego bastante definida. El doble cinco conformado por Bedoya y Montoya se encarga de la recuperación, del aire, de la contención. Pero no son las únicas que marcan. En general, a sus costados se encuentran con Caicedo (a veces por derecha; otras, por izquierda, pero siempre bien abierta) y Leicy Santos (que ante República de Corea jugó más centrada y participativa).
Adelante de esa línea de cuatro, Catalina Usme pivotea por casi todo el frente del ataque. Sirve como conectora de jugadas, de armadora y, cuando puede, de definidora. Más adelante, Mayra Ramírez es la más peligrosa sin el balón. Tira diagonales constantemente, sabe tirarse atrás, busca recibir pases filtrados.
Entonces, ¿cuál es el plan B? En este torneo, no termina de quedar claro qué otras opciones de terminación tiene el equipo. Porque la profundidad que logra con Ramírez, que metió un remate en el poste en el segundo tiempo, a veces tiene éxito pero nunca se mete abajo de la portería. Siempre más bien a los costados, en posición incómoda.