Aterrizaje forzoso de la reforma tributaria en el Congreso | El Nuevo Siglo
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Sábado, 3 de Abril de 2021
Redacción Economía

LA SEMANA ENTRANTE SE RADICARÍA EL PROYECTO ANTE EL CONGRESO

El proyecto de reforma tributaria que el Gobierno nacional anunció con el nombre de ‘Reforma social, solidaria y sostenible’ y que espera radicar en el Congreso de la República después de Semana Santa, es decir en los próximos días, no parece tener un futuro tan despejado como quisiera el Ejecutivo.

Y son varias las razones de peso que parecen pintar un panorama para nada fácil frente a la iniciativa más importante de la administración de Iván Duque en lo que resta de su mandato, y que le permitiría resolver varios problemas con una misma solución. Dicho de otra forma, ‘matar más de un pájaro con un solo tiro’.

De una parte, el mandatario se está jugando sus restos políticos con un proyecto de nueva tributación –el tercero en su Gobierno– con el que busca no solo resolver un déficit fiscal estructural cercano a los $16 billones, sino que está apuntando más allá: recaudar no menos de $25 billones, lo que le daría un margen de maniobra mucho mayor.

Por otro lado y teniendo en cuenta el desplome de la economía nacional por cuenta de la pandemia y que solo al cierre del año pasado le pasó factura con una caída de -6,8%, a Duque le tocó enfocar los esfuerzos del aparato estatal para bridar apoyo a unos 20 millones de colombianos en condición de vulnerabilidad.

Para ello fue necesario replantear la política de subsidios, crear otros y ampliar los beneficios con nuevos programas sociales que complementan los ya existentes.

A lo anterior se agrega que el Presidente se la jugó toda por defender y apoyar a los casi dos millones de venezolanos que han salido de su país por cuenta de la crisis social y económica imperante en el régimen de Nicolás Maduro, y que algunos cálculos estiman en algo más de $7 billones, al menos de ‘caso inicial’.


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Hasta el momento, a Duque esta decisión le ha salido bien en lo político pues ha recibido el respaldo de la comunidad internacional y ha consolidado su prestigio como un dirigente que toma decisiones como se lo dijo su colega Joe Biden: “Lo correcto no es siempre lo más rentable políticamente, pero es el sello de un verdadero liderazgo”.

Pero la carta venezolana implica disponibilidad de recursos que Colombia no tiene y que precisa conseguir en el corto y mediano plazo.

Además, en esta diáspora de soluciones que se resolverían con un solo proyecto, Duque podría cantar una carambola de fantasía si logra que este Congreso, al que no le da a probar la ‘mermelada’, le aprueba el más ambicioso de los proyectos fiscales de los últimos años, tal vez décadas. De paso, consolidaría el duquismo como una corriente política de largo aliento y con vocación de poder para los comicios en los que, justamente, será elegido su sucesor.

No obstante, aquí es donde empiezan los peros.

Solo tres palabras

Sin embargo, toda la estantería que ha venido montando el Gobierno nacional para sacar adelante esta iniciativa podría venirse al piso si el Ejecutivo no logra consolidar una ‘bancada extendida’, esto es juntar las voluntades de al menos 66 votos en el Senado y 110 en la Cámara de Representantes.

La sola bancada de Gobierno no le alcanza, más si se tiene en cuenta que tendrá que enfrentarse a una fuerza política nada despreciable: 30 senadores y 65 representantes independientes (Cambio Radical y Partido Liberal) y 24 senadores de oposición y 21 representantes alternativos.

Significa, entonces, que tal como ocurrió con la reforma tributaria 2019 y el Plan de Desarrollo y los presupuestos generales para 2020 y 2021, se requiere del apoyo de Cambio radical.

Esto se traduce en tres palabras: Germán Vargas Lleras, que como jefe natural de esa colectividad, será decisivo para inclinar la balanza de la ‘Reforma social, solidaria y sostenible’ para cualquier lado.


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No en vano, tanto Vargas como el presidente Duque tienen su propia ‘encrucijada en el alma’. El primero, porque sabe que su decisión de apoyar o no con su bancada este proyecto vital para el Gobierno y el futuro fiscal de la nación, traerá efectos insospechados para su propio futuro político.

Vargas Lleras aún no se decide si participa o no en la próxima contienda presidencial o si, como le siguen insistiendo, lidera una lista cerrada al Congreso a nombre de su colectividad. Todo está por verse.

Duque, mientras tanto, también tiene su encrucijada pues si bien Cambio Radical se ha mantenido en la independencia, es una colectividad que cuenta con dos carteras en el gabinete ministerial: el de Salud, Fernando Ruíz Gómez,  y de las TIC, Karen Abudinen.

El guiño que haga el Vicepresidente es tan decisivo que su colectividad fue la primera con la que se reunió el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, para socializar los alcances del proyecto.

Pese a ello, en una reciente columna de opinión Vargas Lleras calificó la iniciativa como un “gran conejo” que, en su criterio, se le ha convertido al Gobierno en “un encarte” pues “no acogerá” ninguna de las conclusiones de la Comisión de Beneficios Tributarios y ahora no sabe qué hacer para explicar que no acogerá ninguna de sus propuestas.

Y como para que no queden dudas de que la tercera reforma tributaria en la era Duque no tiene nada asegurado por ahora, hace un par de semana fue el propio jefe del Partido Liberal, César Gaviria Trujillo, quien advirtió en una carta a su bancada que la casa del trapo rojo no apoyará “ningún proyecto que aumente el IVA a los productos básicos de la canasta familiar”.

También se ha mostrado cauto el jefe del Centro Democrático, el exsenador Álvaro Uribe Vélez, quien a pesar que ya ha planteado su propio texto de reforma tributaria, acompaña la del Gobierno y le ha pedido a su bancada “consensuar” el tema, pero insiste en que la nueva propuesta gubernamental “debe ser moderada y consensuada con mayorías”.

En su último comunicado público, Uribe dejó entrever cuál sería la posición de su bancada: “Por favor ministros: el ahorro tiene que ser drástico; y la tributaria moderada y consensuada con mayorías; propuestas que generen rechazo, pensiones a partir de 7 millones por ejemplo, no las aprueba el Congreso, afectan más al Gobierno y al Centro Democrático y oposición se lleva el mérito”, escribió.


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Claro, son todos cálculos políticos en un año preelectoral como este donde cualquier decisión puede significar muchos votos, pero donde también está de por medio la sostenibilidad fiscal de la nación.

Política social

Los estimativos del Gobierno apuntan a que con este proyecto de reforma tributaria se lograría mitigar cerca del 66% del aumento de la pobreza en el país, quizás el indicador más sensible en una época tan crítica como la actual.

Para lograrlo, la comisión de expertos que durante varios meses trabajó en el documento que puso a consideración del Ejecutivo, trazó unas directrices bien definidas: aumentar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y la base de renta de personas naturales. Con estas dos propuestas se busca que una mayor cantidad de colombianos aporte y que los mayores recaudos provengan de quienes tienen mayores ingresos y patrimonios.
También sugieren los expertos que
hay que seguir en la senda de abolir impuestos y la disminución del Impuesto a la Renta empresarial.

A cambio, se insiste en gravar las pensiones más altas y replantear los subsidios a las pensiones, y además el Gobierno piensa jugársela con un nuevo Impuesto al Patrimonio y no tocar el cuatro por mil.

Ese impuesto del 3% permanente para patrimonios superiores a $5.000 millones trae un componente de resistencia en muchos sectores pero que a juicio del Gobierno debe discutirse desde su  transitoriedad, marginalidad y la posibilidad de permitir deducciones.

Con estos nuevos impuestos, que de ser aprobados entrarían a regir desde el año entrante, la administración Duque busca financiar programas como Ingreso Solidario que se creó en pandemia y está programado para extenderse un par de meses más, o la devolución del IVA que para Planeación Nacional es la mejor forma de llegarles a los colombianos más pobres.

“La intención es que todos los efectos de carácter fiscal se empezarán a causar en el año 2022 y su recaudo se sentirá en el año 2023”, dijo el mandatario en una reciente entrevista.

“Estamos dialogando con el Congreso de la República para que los principios de eficacia, equidad y progresividad nos permitan atender a las familias más golpeadas por esta pandemia”, dijo Duque.

El presidente Duque ha insistido en que “este es el momento de los más vulnerables”, y por ello su llamado ha sido a quienes pueden aportar más y al Congreso para que apoye la iniciativa.

“Tenemos una afectación de las personas más vulnerables económicamente en nuestra sociedad con ocasión de la pandemia. Nosotros, en medio de esta pandemia, lanzamos el programa de Ingreso Solidario, que ha permitido llegar a más de tres millones de hogares en nuestro país con una transferencia económica mensual”, sostiene el Presidente.


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Y agrega en todos los escenarios que “nosotros avanzamos también en la devolución del IVA, que les llega a dos millones de familias. Hicimos giros sociales extraordinarios para Familias en Acción, para Jóvenes en Acción. Lanzamos el programa de Apoyo al Empleo Formal  que nos ha permitido subsidiar 40 o 50% del salario mínimo legal mensual para cerca de 3,4 millones de trabajadores en el país”.

Desde la academia, mientras tanto, las opiniones siguen divididas, por cuanto hay algunos catedráticos partidarios de gravar las pensiones altas a partir de $7 millones mensuales, pero no el impuesto de renta a partir de dos salarios mínimos como ha sugerido el propio Ministro de Hacienda.

El otro tema sensible es el del cuatro por mil, que el Gobierno se opone a desmontar pues le representa un ingreso anual cercano a  los $8 billones, pero que algunos gremios, como Asobancaria, sí quieren que se revise.

Este punto es complejo pues todos saben que acabar ese tributo implicará un nuevo hueco fiscal que no hay cómo cubrirlo en este momento.

Lo cierto, por ahora, es que si bien el Gobierno se ha encargado de socializar a cuentagotas los alances de su nuevo reforma fiscal, hasta el momento no existe siquiera un borrador concreto de la propuesta, al punto de que los propios gremios asociados en el Consejo Gremial Nacional pidieron conocer el articulado antes de hacer un pronunciamiento de fondo.

Se sabe, eso sí, que el tema ya es realidad, que en pocos días será radicado el proyecto a consideración del Congreso, y que mientras tanto el Ejecutivo continúa haciendo cálculos no solo de lo que podría recaudar vía tributación, sino de lo que aún le hace falta para sacar adelante su iniciativa bandera para lo que resta de la era Duque.

DESTACADO: “La idea es que esta reforma sea aprobada antes del mes de julio para que los programas sociales tengan continuidad”: Iván Duque.

DESTACADO: De aprobarse la reforma, el duquismo se consolidaría como una corriente política de largo aliento y con vocación de poder.