EN APENAS el primer semestre en 2024 se realizaron 324.829 quejas por fraude en el sector financiero colombiano, según datos de la Superintendencia Financiera de Colombia. Este es un reto prioritario todavía para el sector financiero, que también lucha por generar una experiencia positiva a los clientes como canal esencial para lograr preferencia de los clientes.
“Para una institución financiera, combatir los casos fraudulentos es un desafío. El gran desafío es identificar transacciones nefastas, pero también mantener un servicio al cliente de calidad”. En algunos casos, un esfuerzo vigilante de detección de fraude no puede ser intrusivo para el cliente al marcar y rechazar transacciones legítimas. El entendimiento es la clave”, asegura Iván Herrera, Customer Advisory Manager de SAS en Colombia.
Dentro de un panorama financiero cada vez más diverso y competitivo, la banca colombiana se encuentra en una encrucijada. La prevención del fraude y la mejora de la experiencia del cliente son dos caras de la misma moneda. “Al adoptar soluciones de analítica avanzada y aprendizaje automático, las instituciones financieras pueden no solo fortalecer sus defensas contra las amenazas cibernéticas y de ingeniería social, sino también ofrecer un servicio más personalizado y eficiente a sus clientes. La inversión en tecnología y la capacitación del personal son elementos clave para alcanzar este equilibrio”, afirma Herrera.
Al respecto, SAS, empresa de analítica y datos, trae cinco retos esenciales que enfrenta la banca en la prevención del fraude y la mejora de la experiencia, entre los que están la adaptación a nuevas tácticas de fraude, sobre todo porque los estafadores están en constante evolución, adaptándose a las medidas de seguridad tradicionales.
En ese sentido, la banca debe invertir en sistemas de análisis de fraude que no solo responden a patrones conocidos, sino que también identifiquen y adapten a nuevos esquemas de fraude.
Asimismo, con el crecimiento exponencial de los datos, los bancos deben asegurarse de que sus sistemas de detección de fraude puedan manejar grandes volúmenes de información. Esto incluye la capacidad de escalar y procesar datos en tiempo real para detectar y prevenir fraudes de manera eficiente.