Durante el primer semestre, el saldo en rojo de este rubro, se incrementó en US$713 millones frente al mismo periodo del año pasado
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Entre enero y junio de 2019 la cuenta corriente del país registró un déficit de US$6.827 millones, superior en US$713 millones al registrado en el primer semestre de 2018.
Como proporción del PIB semestral el déficit fue de 4.37%, mayor en 0.63 puntos porcentuales en comparación con el observado un año atrás.
Por su parte la cuenta financiera, incluyendo un aumento de las reservas internacionales por transacciones de balanza de pagos de US$2,877 millones, registró entradas netas de capital en el primer semestre de 2019 por US$6.894 millones, superior en US$1.485 millones frente a lo reportado en igual periodo de 2018. En términos del PIB semestral, la cuenta financiera pasó de 3.31% a 4.41%.
De otro lado el déficit de cuenta corriente del segundo trimestre del año se ubicó en –US$$3.239 millones, un monto equivalente al 4,2% del PIB trimestral.
Der acuerdo con los analistas del Bancolombia, “este resultado se alinea con nuestra expectativa para el periodo y con nuestra proyección de un desbalance de cuenta corriente que para el año completo sería del 4,3% del PIB. La cifra implicó una ampliación de 0,2 puntos en el déficit en comparación al mismo periodo del 2018, donde 0,5 puntos de apertura fueron generados por la depreciación de la tasa de cambio. Además, cabe resaltar que la inversión directa ganó terreno como la principal financiadora, tal que, dentro de los escenarios posibles de mayor déficit, este es el más saludable para el contexto económico nacional”.
Desbalance
El mayor desbalance en el rubro de bienes y servicios fue el fundamental detrás de la apertura (en comparación anual) de la cuenta corriente. El desbalance en la cuenta de bienes y servicios provino de la creciente debilidad en la demanda foránea por los principales bienes de exportaciones, donde la caída anual más relevante la sufrieron el carbón y los productos industriales. En contraste, la creciente necesidad interna de combustibles y el dinamismo que gozó la compra de equipo de transporte impulsaron la importación de bienes y presionaron a la apertura en el rubro total, a pesar de que el déficit en la categoría de servicios se mantuvo estable.
El mayor ingreso neto de transferencias corrientes contribuyó a limitar el ritmo de expansión del déficit de cuenta corriente, mientras el desbalance del ingreso primario se mantuvo estable con respecto al PIB. Durante el trimestre la entrada de remesas creció 10,8% anual. Según el informe del BanRep, el país del cual más crecieron estas transferencias fue Estados Unidos, tal que la resiliencia positiva que mantiene el mercado laboral en la economía norteamericana podría estar facilitando esta dinámica.
Entre tanto, el pago neto de rentas factoriales se mantuvo estable, a pesar de los resultados positivos que viene registrando la industria petrolera (el principal objetivo de la inversión extranjera directa en la última década). Esto último lo relacionamos a los niveles recientes de tasa de cambio y su volatilidad, que estarían afectando la rentabilidad coyuntural del pago a los factores y podrían estar motivando un aplazamiento de las transferencias de este tipo.
Cuenta financiera
Entre tanto, un notable crecimiento de los ingresos de recursos por cuenta de inversión extranjera directa (IED) impulsó la financiación del déficit corriente. La IED pasó de representar el 3,5% del PIB en el segundo trimestre de 2018 a 4,5% en esta ocasión. Los sectores hacia los que más creció el flujo de IED en el segundo trimestre fueron la electricidad, gas y agua (US$255 millones), los servicios financieros (US$121 millones) y los servicios comunales (US$93 millones). Así, el flujo de recursos hacia la industria manufacturera (-US$162 millones) y el sector petrolero (-US$$149 millones) fue el que más se contrajo.
La inversión de cartera, por su parte, fue impulsada por la adquisición de deuda pública de largo plazo por parte de agentes extranjeros, sumado a una menor adquisición de deuda extranjera por parte del sector privado local. Este comportamiento contrastó notablemente con lo ocurrido un año atrás, cuando hubo liquidación neta de posiciones. De este modo, y pese a la creciente incertidumbre en los mercados financieros globales, las condiciones de liquidez más holgadas en el mundo desarrollado y el desempeño favorable de los fundamentales internos favoreció esta entrada neta de recursos de cartera. Por último, la pausa en la que entró el programa de acumulación de reservas del Emisor mitigó la mayor parte de las presiones que este generó sobre la cuenta financiera en los trimestres previos.