DURANTE EL webinar Retos y oportunidades para el mercado colombiano en 2025 se dejó claro que el país enfrenta un panorama económico complejo, caracterizado por retos estructurales y coyunturales que han marcado el desempeño macroeconómico nacional en los últimos años.
En el evento participaron el dr. Juan Carlos Echeverry, exministro de Hacienda, expresidente de Ecopetrol y socio de EConcept, y César Cuervo, Chief Investment Officer de SURA Investments. Durante la conversación se destacaron tres grandes ejes de atención para 2025: el déficit fiscal, las presiones inflacionarias junto con las acciones futuras del Banco de la República y el impacto en los mercados financieros, buscando promover el crecimiento y restaurar la confianza de los inversionistas globales.
Ambos destacaron que los ciclos de crecimiento en Colombia han mostrado una reducción en su duración desde la década de 1960. En los últimos ocho años, el país ha enfrentado dos coyunturas de marcada desaceleración o contracción: la primera, entre 2015 y 2017, debido a la caída de los precios del petróleo causada por el auge del fracking en Estados Unidos y la desaceleración de la economía China; y la segunda, en 2020, como consecuencia de la pandemia de covid.
En cuanto al déficit fiscal se ha convertido en una preocupación central como lo señaló Cuervo: “La necesidad de medidas estructurales para ajustarlo es apremiante, la incertidumbre fiscal, entre diversos efectos, afecta el costo del endeudamiento tanto para el sector productivo como para los hogares”.
Así mismo, la percepción de inseguridad se suma a los factores de riesgo económico. Aunque la tasa de homicidios ha disminuido en las últimas décadas en términos absolutos, Colombia sigue estando por encima de la región. América Latina, por su parte, está considerablemente por encima de otras regiones dentro del mundo emergente, lo que riñe con el argumento de que solo la pobreza es causante de la violencia.
En cuanto a inflación y tasas de interés, se destaca que ésta última a diez años en Colombia se sitúa alrededor de 11% para la referencia en moneda local, y cerca de 7,8% para el título en USD, reflejando un incremento en el riesgo-país. Por su parte, la inflación, aunque en descenso, continúa fuera del rango meta del Banco de la República, alimentada por decisiones como el incremento del salario mínimo y la posibilidad de mayor emisión de deuda pública. Mientras tanto, la política monetaria aún restrictiva, con tasas de interés reales relativamente altas, ha afectado el acceso al crédito para empresas y hogares, limitando la reactivación económica.
Perspectivas de crecimiento en 2025
De cara a 2025, las perspectivas de crecimiento económico son moderadas, con un PIB proyectado en 2,8% según EConcept (2,5% esperado por el mercado), apoyado en una inflación que se espera continúe disminuyendo. Sin embargo, los expertos insisten en la necesidad de ajustes fiscales profundos y una gestión de la ejecución del gasto que fortalezca la confianza en los mercados.
Sobre esto el exministro Echeverry explicó que “el Gobierno deberá equilibrar las presiones inflacionarias y las demandas de crecimiento económico, al tiempo que fomente la inversión y mejorar la percepción de riesgo-país, elementos esenciales para garantizar un desarrollo sostenible y competitivo en el escenario regional y global”.
En cuanto al panorama en América Latina Echeverry afirmó que “a pesar de los desafíos, América Latina ha demostrado resiliencia. La inversión extranjera directa se mantiene sólida en sectores clave como el petróleo, la agricultura y los servicios industriales, reflejando la confianza de los inversionistas en la región. Para aprovechar las oportunidades que ofrece el panorama global, la región necesita alinear su visión económica con las tendencias internacionales, promover el desarrollo sostenible y fortalecer su competitividad en el escenario internacional”.
Se recordó que Chile, Perú, México y Colombia, lograron mantener un crecimiento moderado hasta 2020. Sin embargo, entre 2022 y 2024, estos países experimentaron una desaceleración económica influenciada por el enfriamiento de la economía China, conflictos políticos y tensiones sociales.
Aunque la deuda pública aumentó significativamente en toda la región debido a la pandemia (Colombia alcanzó cerca del 50% del PIB y Brasil el 80%), los déficits de cuenta corriente se han estabilizado en +5% del PIB, gracias a una diversificación de exportaciones en sectores como el agrícola y energético.