LA EVOLUCIÓN del comercio de bienes durante los últimos meses de 2023 y el inicio de 2024 mostró la tendencia en el retroceso de las importaciones y las exportaciones. Este comportamiento seguirá durante este semestre con el desbalance comercial.
En enero de 2024 se registró un déficit en la balanza comercial de US$959,5 millones, mientras que en el mismo mes del año pasado fue de US$1.478,1 millones.
Mientras tanto, y de acuerdo con información del DANE, entre enero y diciembre de 2023 el descuadre en la balanza comercial llegó a US$9.902,4 millones, cuando en el registro total de 2022 fue de US14.536,2 millones.
De acuerdo con un análisis sobre la balanza por parte del Bancolombia, esta situación continuará este año como consecuencia del bajo crecimiento del PIB, además de la moderación de los precios internacionales de algunas materias primas e insumos hacia niveles más cercanos a los usuales antes de la pandemia.
El desbalance comercial del país se mantendría en niveles atípicamente bajos ante la continuación de un mayor retroceso de las importaciones en un entorno de bajo crecimiento de la demanda interna.
Efectos
Considera el informe que “la relativamente lenta reducción de la inflación, las aún elevadas tasas de interés, el bajo crecimiento del PIB y una tendencia de ligera devaluación de la tasa de cambio se consolidan como factores que llevarían a un debilitamiento de las importaciones de bienes de consumo, mientras las relacionadas con insumos y bienes intermedios verán el impacto de la caída en la producción manufacturera local y los menores precios internacionales. Además, el retroceso de la inversión fija implica una débil demanda por maquinaria y equipo importados”.
Señalan que, en el caso de las exportaciones, el retroceso sería resultado de la reducción de los precios de las materias primas, particularmente del carbón, sumado al bajo crecimiento de los principales socios comerciales de Colombia.
Asimismo, el valor exportado de petróleo se podría ver restringido por el crecimiento de la demanda local de combustibles, mientras los otros productos de la canasta tradicional se afectarán por la situación climática (el café) y por la reducción de sus precios (café y carbón). Entre tanto, la demanda por bienes de la canasta no tradicional se vería golpeada por el menor crecimiento del PIB de EE. UU., Europa y los otros países de América Latina, mientras una dinámica favorable de los precios del oro no monetario haría el contrapeso necesario para mantener relativamente estable el valor exportado de no tradicionales.
El informe pone en evidencia que la evolución del comercio internacional en los próximos años puede verse condicionada por los cambios regulatorios. En concreto, las decisiones que se tomen en materia de transición energética y el futuro del sector de hidrocarburos serán determinantes para la configuración del comercio exterior colombiano en los próximos años.
La búsqueda de un equilibrio entre la sostenibilidad ambiental y la seguridad energética implicará una reestructuración de la matriz energética nacional, con posibles impactos en las exportaciones e importaciones de combustibles.
Cuenta Corriente
Por otro lado, la reducción del déficit comercial de bienes vendrá acompañada de una estabilización en el segmento de servicios. Esperamos que el bajo crecimiento del PIB a nivel local mantenga afectado el gasto en turismo internacional de los colombianos, aunque la situación en el mar Rojo podría incrementar el precio del servicio de transporte marítimo de carga internacional, mientras la revaluación del COP podría golpear el flujo de ingreso de turismo del exterior.
Por su parte, la salida de rentas factoriales continuaría baja, en tanto que la entrada de remesas se mantendría como el financiador del déficit comercial. Los menores precios de los productos minero-energéticos y el bajo crecimiento del PIB mantendrán afectados los resultados financieros de las empresas, tal que el volumen de utilidades de multinacionales en el país seguirá por debajo de los promedios históricos (como % del PIB).
Entre tanto, el ingreso neto de remesas se mantendrá favorecido por un mercado laboral que no se deteriorará sustancialmente en EE. UU., ni en Europa y la continuación del flujo neto migratorio de colombianos al exterior, aunque no contará con el aliciente de los elevados niveles de tasa de cambio que sí impulsó el envío de este tipo de transferencias corrientes durante los años anteriores.