Durante la primera semana de septiembre la tasa de cambio ha tocado los $3.100, un nivel que no se observaba desde el último trimestre de 2016. De esta manera, el peso colombiano es la sexta moneda que más ha perdido valor frente al dólar en la última semana.
La causa de tales movimientos es clara: la crisis cambiaria por la que está atravesando Argentina ha arrastrado no solo a los activos financieros de la región, sino que también es la evidencia más reciente de la reducción de los flujos de inversión a mercados emergentes.
De acuerdo con los analistas del Bancolombia, “la opinión generalizada es que las dificultades que está viviendo el país austral son en buena medida el resultado de factores idiosincráticos. Entre ellos está la preocupante herencia económica recibida por la administración Macri, algunos errores en el manejo de la política económica y en la comunicación de las decisiones al mercado, e incluso los hechos climáticos que han afectado al sector agrícola exportador”. Dado lo anterior, y teniendo en cuenta que los fundamentales colombianos lucen mucho más sólidos que los argentinos, es relevante preguntarse si el contagio sufrido por el peso colombiano ante los eventos mencionados es excesivo.
Indicador
“Para resolver este interrogante hicimos uso de un indicador de vulnerabilidad macroeconómica que construimos tomando como referencia la metodología de mapas de calor del IIF. El índice mide el nivel de fragilidad de una economía emergente teniendo en cuenta la evaluación de tres factores: la posición frente al resto del mundo, la situación financiera doméstica y el marco de política económica”, sostuvieron los analistas.
Al calcular este indicador de vulnerabilidad para las mayores economías en desarrollo y contrastarlo con las variaciones que han tenido sus respectivas monedas en el último mes, encontramos una estrecha relación. Esta Colombia aparece como un país con un grado de vulnerabilidad medio. No obstante, el movimiento reciente del peso colombiano frente al dólar es superior al que sugiere dicha métrica. Se evidencia, por lo tanto, una sobrerreacción de nuestra moneda.
Dicha conclusión se confirma con el desempeño que han tenido la volatilidad implícita en las opciones cambiarias, la prima de riesgo soberana y la rentabilidad de los títulos de deuda pública de alta duración. Estos indicadores han tenido una variación reciente menor a la exhibida por la tasa de cambio.
Mercados
La divergencia puede responder, entre otros, a factores técnicos en el mercado cambiario spot, como la cobertura de posiciones cortas en contratos derivados por parte de algunos agentes.
“Con base en lo anterior podemos concluir que la tasa de cambio se encuentra actualmente por encima de lo que sugieren los factores macroeconómicos. De acuerdo con los fundamentales, estimamos que el nivel al cual debe converger la tasa de cambio es de $3.000”, insistieron los expertos.
Sostiene que “sin embargo, creemos que llegar al mismo tomará algún tiempo, no solo porque la negociación del paquete de ayuda del FMI con Argentina será compleja, sino también porque a finales de este mes la Reserva Federal incrementará de nuevo su tasa de referencia. Asimismo, en el frente técnico el panorama no luce en este momento completamente despejado para los activos emergentes. Preparémonos entonces para que en el corto plazo el dólar siga por encima de $3.000”.