El viento de cola que traía la economía desde el último trimestre del año pasado y que sirvió para aumentar el PIB de 1,1% en el primer periodo del 2021, fue el empujón que necesitaba el crecimiento entre marzo y mayo de este año para alcanzar al menos un aumento de 15,7%, frente al mismo lapso del 2020.

Sin duda este es un resultado sorprendente si se tiene en cuenta que con el paro nacional, que comenzó el 27 de abril, empezaron los bloqueos de vías en casi todo el país impactando a casi todas las actividades. Sin embargo, al comparar los periodos de 2021 con 2020, cuando toda la economía se desplomó, las variaciones tienen que ser significativas frente al daño causado.

Por lo menos así lo deja entrever el análisis que hacen los economistas por medio de su índice NowCast Bancolombia, al señalar que esta cifra se presentó luego de que en el trimestre móvil previo (febrero-abril) la actividad presentó un crecimiento de 10,7%, estimación que se revisó al alza en 3,4 puntos porcentuales.

“Tal como lo describimos en el reporte del mes pasado, los resultados implican que el efecto de una baja base de comparación, generado por la histórica contracción que tuvo lugar al inicio de la pandemia, está ejerciendo una influencia notoria en los cambios interanuales. Como lo comentamos más adelante, al corregir por este efecto encontramos que la economía evidencia afectaciones resultantes de los acontecimientos del último mes”, señalan los expertos.

Variaciones

Explican que los resultados sectoriales muestran que las variaciones anuales de la mayor parte de actividades productivas siguen en terreno positivo. En particular, se destaca el resultado de minería, que frente a los registros observados el año anterior está mostrando los cambios más pronunciados. Por el contrario, la agricultura continúa con la tendencia de ralentización que la ha caracterizado en los últimos meses. No obstante, sus tasas de crecimiento continúan siendo destacadas.

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Sostienen en su análisis que “las estimaciones de actividad económica en periodicidad diaria sugieren que el paro nacional y los bloqueos en diferentes partes del país, combinados con la tercera ola de contagios por la covid-19, han traído consigo una desaceleración de las tasas de crecimiento anual, a pesar del efecto base mencionado que denota a su vez una recuperación”.

Sin embargo, por cuenta de la contracción del inicio de la pandemia, el cambio anual de la actividad productiva ganó velocidad de forma significativa en marzo y la primera parte de abril. En la segunda mitad de dicho mes la aceleración perdió fuerza, en respuesta a las medidas de control sanitario implementadas en diferentes ciudades.

Moderaciones

Indican que “desde ese punto, y pese a que el efecto base continúa influyendo en las variaciones anuales, estas se han moderado, debido a las alteraciones en la operación de muchas unidades productivas durante las últimas semanas. Este impacto ocurre en momentos en los que la reducción en la movilidad asociada a las restricciones asociadas a la pandemia es ahora menos marcada”.

Asegura el reporte que “al igual que lo hemos mencionado en informes anteriores, la serie de actividad ajustada estacionalmente   corrobora que los eventos del último mes han impactado el desempeño productivo. También revela que el efecto base que está vigente en estos momentos hace necesario interpretar las cifras con cautela”.

Pero al mismo tiempo explican que “destacamos que la variación anual corregida estacionalmente pasó de 23,1% en abril (revisada al alza desde 19.4%) a 11,5% en mayo. Si consideramos el valor de la producción relativo a sus niveles previos a la pandemia (tomando diciembre de 2019 como periodo de referencia), vemos que durante los dos meses anteriores se presentó un declive significativo. De esta manera, la tendencia de aumento en el nivel absoluto de actividad económica que imperó desde septiembre de 2020 hasta el 1T21 ha dado paso a un marcado retroceso en lo que va del segundo trimestre”.