La Eurocámara abrió el camino a la llegada, el 1 de diciembre, de la Comisión Europea liderada por la conservadora Úrsula von der Leyen, que prometió un "nuevo comienzo para Europa".
Por 461 votos a favor, 157 en contra y 89 abstenciones los eurodiputados aprobaron la composición del ejecutivo comunitario, que sucederá durante los próximos cinco años al del luxemburgués, Jean-Claude Juncker.
“Aquí, en el corazón de esta democracia, pido su apoyo para un nuevo comienzo para Europa”, había urgido la exministra alemana antes de la votación en la sede de la Eurocámara en Estrasburgo (noreste de Francia).
Su llegada se producirá en pleno divorcio con el Reino Unido, así como en un contexto de tensión comercial mundial, especialmente entre Estados Unidos y China, y de diferentes puntos de vista sobre cómo tratar con la Rusia de Vladimir Putin.
Von der Leyen se congratuló así de contar con un "diplomático experimentado" como el español Josep Borrell al frente de la política exterior del bloque, subrayando que el mundo "necesita el liderazgo" europeo "más que nunca".
Cambios profundos
La lucha contra el cambio climático y los desafíos de la digitalización serán dos de las prioridades del futuro ejecutivo comunitario y, en este sentido, esta médica de formación, de 61 años, llamó a afrontar los cambios profundos con "valentía".
"No tenemos tiempo que perder. Debemos luchar contra el cambio climático", agregó la alemana, considerándolo como una "cuestión existencial", máxime cuando se ve "Venecia bajo el agua" o "los bosques portugueses en llamas".
Su primer viaje como presidenta será el lunes a Madrid con motivo del inicio de la Conferencia sobre el Clima de la ONU (COP25). Y prometió en sus primeros 100 días de mandato un Pacto Verde para lograr un continente climáticamente neutro.
Como el Reino Unido rechazó designar un candidato a comisario, la futura Comisión cuenta con 27 comisarios, en concreto 12 mujeres, entre ellas la presidenta, y 15 hombres, incumpliendo su promesa de lograr un equipo paritario.
La primera mujer al frente de la Comisión, en casi 62 años de institución, relativizó el resultado al haber "casi tantas mujeres como hombres", pero reconoció que "todavía queda trabajo por hacer" para lograr la paridad.
"Más fuerte, más verde, más digital"
Úrsula von der Leyen fue la inesperada candidata propuesta en julio por los mandatarios europeos para presidir la Comisión tras unos comicios en los que progresaron verdes y extrema derecha, dejando un hemiciclo más fragmentado.
Muestra de esta fragmentación y del descontento con la designación de alguien que no lideró a ninguna familia política durante los comicios, su investidura logró sólo nueve votos más de los necesarios, pese a contar con un amplio colchón.
Ese margen lo recuperó este miércoles al reunir 461 votos a favor de su equipo, en una votación en esta ocasión pública y por mayoría simple, superando incluso los de su predecesor, que consiguió en 2014 423 de 751.
La coalición que sustenta su mayoría -el Partido Popular Europeo (derecha, 182), socialdemócratas (154) y liberales (108)- votaron casi en bloque por la Comisión, junto a los conservadores polacos y los antisistema italianos.
Los ecologistas (74), cuya jefa de filas Ska Keller estimó que existen conflictos de interés con el comisario francés Thierry Breton, no la apoyaron, como tampoco lo hicieron la izquierda radical y la ultraderecha.
La alemana se dispone a suceder en diciembre al luxemburgués Juncker, quien durante su mandato enfrentó la crisis de la deuda, otra migratoria y la negociación del primer divorcio con un país del bloque.
"Sé que bajo su liderazgo veremos una UE más fuerte, más verde y más digital", le dijo Juncker, de 64 años, que pone fin a una carrera política iniciada en la década de 1980 en el Gran Ducado, donde llegó a ser primer ministro.
A nivel interno, Úrsula Von der Leyen hereda una relación "más tensa" entre París y Berlín, motores del bloque, subraya el analista del European Policy Center (EPC) Janis Emmanouilidis.
El nuevo hemiciclo está además más fragmentado y es "más difícil de gestionar", apunta Éric Maurice, de la Fundación Schuman, para quien la prueba de fuego será el Pacto Verde prometido por la futura titular.
La socialdemócrata Iratxe García subrayó que la Comisión se juega "demasiado". De lo que se haga "dependerá en gran medida la continuidad del proyecto de la UE y que la ciudadanía vuelva a confiar en las instituciones", advirtió.