El presupuesto de la Federación Nacional de Cafeteros era superar los 14 millones de sacos
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Las caras alegres que se veían en las veredas que siembran café en Colombia se han ensombrecido, con el agua que ha caído, la cosecha se esfumó y empezó a terminarse por lo menos en la zona central antes de lo previsto porque el café que queda en las parcelas a mediados de noviembre es visiblemente poco, señaló el dirigente cafetero Mario Gómez Estrada.
“De manera que salvo que en otras zonas de Colombia se saque la cara por la producción en algo, este final de año puede marcar una reversa en la producción que no permita llegar a los presupuestos que la propia Federación Nacional de Cafeteros había trazado y que era de 14 millones de sacos largos, de tal manera que lo que ha llovido es demasiado en perjuicio de muchos cultivos”, declaró Gómez Estrada.
Recalcó que la meta de producción está seriamente amenazada porque en la zona centro hay una queja general en el sentido de que posiblemente a muchos, en un pestañeo, se les acabó la cosecha.
Lluvias preocupan
Expresó su preocupación por un invierno que se registra en todo el país, haciendo prever que la única salida que era una producción abundante en zonas con clima aceptable no se dé. Anotó que para bien de la caficultura y del país tan solo falta mes y medio para cerrar el ciclo de 2017 para esperar por el bien de los colombianos que la rebaja en producción no vaya a ser muy grande.
“Este fue un año complicado y muy difícil en donde los costos de producción a la gente se le subieron de manera preocupante, no solo por lo que ocurrió con la reforma tributaria sino por unos precios muy estancados en el grano a cambio de unos valores muy disparados en insumos. Hubo también un lío en especial y algo que en el café se ha vuelto ya no coyuntural sino endémico y es que la gente no le gusta trabajar en la recolección de la cosecha”, manifestó el experto.
Dijo que en medio de todo, los cafeteros han aprendido una cosa buena y muy positiva y es a trabajar con los futuros y hoy se puede decir que después de muchos años de brega los caficultores aprendieron a trabajar con los ciclos y por ello están cogiendo los picos de precio de futuros buenos para vender anticipadamente la cosecha y muchos han logrado palear la situación con este mecanismo porque vendieron contratos de futuro en un momento determinado a precios bastante positivos.
Para el cafetero hay un problema adicional porque el agua acelera el proceso de maduración del café con lo cual viene la caída de frutos que es lo peor que le puede pasar al cafetero toda vez que ese café no va a ser vendido y si por el contrario se vuelve un hospedaje de broca que explota de una manera complicada con la llegada del verano.
Precios
Finalmente, Gómez Estrada estimó que los precios no han sido del todo malos, lo cual permitió usar el mecanismo de futuros. Aseveró que las vicisitudes igual, hacen parte de la historia de la caficultura porque es un producto que se da entre sol y agua lo cual con el cambio climático hace muy difícil adivinar qué hacer en muchas oportunidades.
Sobre la mecanización para recolectar grano, el versado en café manifestó que lo difícil es precisamente implementar esa mecanización por la topografía de las zonas cafeteras. Explicó que el café implica que en una mata o árbol de café, un trabajador llene recipientes para poder acopiar café en cereza para luego llevarlo a un centro secundario o de segundo piso en donde se le recibe para volver al campo a repetir la actividad en medio de tropiezos y complicaciones derivadas de los suelos y su inestabilidad.