Perspectivas. Nick, el joven que no sabe de fallos pero sí de pesca | El Nuevo Siglo
“Hay días en los que solo cojo tres pescados, pero de regreso puedo ver peces voladores o pájaros intentando pescar; esa es mi recompensa”: Nick Eraso.
Foto: Nick Eraso. Cortesía
Sábado, 30 de Abril de 2022
Redacción Economía

Cuando cumplí 12 años mi papá me preguntó: ‘¿Qué quieres que te regale de cumpleaños: un carro de control o una bicicleta?’, y le dije que no. Le dije: ‘A mí dame arpón y aletas’ y ese fue mi regalo”.

Eso le contestó Nick Eraso Howard hace 19 años a su papá. Hoy es un pescador y guía turístico de la isla de Providencia; tiene 31 años, vive solo, tiene dos hijos. Su papá vive en San Andrés y su mamá en Medellín.

El 85% de sus ingresos provienen de la pesca y otra pequeña parte de su trabajo como guía turístico. Es un hombre hablador y contador de historias, algo que no le queda difícil, pues lleva más de la mitad de su vida en el mar y a lo largo y ancho del océano se ha encontrado no solo con miles de peces, sino con muchos atardeceres hermosos, paisajes e historias.

Desde muy joven empezó a pescar y desde entonces no ha parado. Dice que le va bien con la venta de pescado y que disfruta lo que hace, pues “ningún día es parecido al anterior”.

“Desde los 14 años me dedico a la pesca y cuando aprendí a hacerlo bien estaba siempre bajo el agua pescando”. Nick aprendió con varios isleños, hasta que se hizo experto en el oficio. Aprendió pesca con línea y también buceo.


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La batalla por un arpón

Este pescador tiene muchas historias, pero le compartió a EL NUEVO SIGLO una en particular:

“Hay diferentes tipos de peligros en el mar, el primero es que se hunda la embarcación y naufragues, o que tengas incidentes con tiburones”. A Nick le pasó lo segundo, aunque dice que en su oficio es normal, y existe una anécdota que recuerda con detalles a pesar de que han pasado varios años.

“Cuando apenas comencé y tenía 16 años, salí con un amigo a pescar. Ese día estaba pescando con arpón (un tipo de anzuelo) y saqué un pescado de 7 kilos aproximadamente. El mar estaba súper calmado y la lancha estaba anclada a 100 metros de mí; cuando iba nadando hacia la lancha vi un tiburón; lo vi normal, pero cuando faltaban 20 metros para llegar, vi que el tiburón venía a toda velocidad hacia mí", dice.

Añade que "en ese momento pensé en tirarle el pescado que aún tenía la flecha y el arpón … De repente sentí un golpe y empecé a ver espuma alrededor mío y cuando finalmente me doy cuenta estaba literalmente encima del tiburón. Entonces me empujé con mis manos y mis pies y aleteé duro hacia atrás. Después logré ver que el tiburón cogió el pescado por la cabeza y de un mordisco se comió la mitad, incluyendo una flecha de 75 centímetros, pero aún tenía el arpón y yo no quería dejarlo porque era nuevo y además había sido un regalo. Así que decidí muy rápido cortar la cuerda y ahí recuperé el arpón”.  

Nick asegura que, con la adrenalina del momento, no sintió miedo, pero sí reflexionó, estando a salvo en su lancha, pues había acabado de arriesgar su vida. “Había peleado con un tiburón por mi arpón”. Recuerda muchas historias, pero está definitivamente lo marcó. Reconoce que tal vez eso se deba a que era muy joven y no tenía experiencia.

Los arpones son el implemento de pesca en Providencia porque en la isla está prohibido el uso de redes o mallas, ya que los pescadores protegen el ecosistema. “Con las redes se podrían capturar tortugas, rayas, tiburones y otros peces ornamentales que no se consumen”, dijo el pescador.

La pesca

En medio de su relato explica: “Aquí la gente realiza dos tipos de pesca, una es con arpón en buceo libre y la otra es con línea. En este tipo existe la pesca con proleo, en donde normalmente se coge la sierra y el atún; y también está la pesca con línea cuando anclan en un lugar ‘bajito’ y se pesca pargo y diferentes variedades como pez azul o margarita”.

Puntualiza que "en este momento yo lo hago con arpón y estoy dedicándome mucho a la pesca a profundidad con línea. Es con un real o polea de mano, entonces se tira la línea con entre 7 y 20 anzuelos a una profundidad de 300 metros”.

Nick también trabajaba como guía turístico, pero hace algún tiempo se dedica exclusivamente a pescar, debido a que la pandemia y el huracán afectaron gravemente a la isla de Providencia.

“El pescado lo vendo a la comunidad y a restaurantes. Cada dos días lo vendo a los isleños en la playa. Ahí escogen el pescado que quieren, yo lo limpio, lo peso, lo corto y se los doy empacado”.

La libra de pescado la venden en $9.000 y $10.000, dependiendo de si es pescado rojo o negro, que según Nick, no es por su color, sino por la calidad de su carne, siendo el primero un poco más caro. En esta categoría se ubica el pargo, que es más apetecido en la región.

El fallo de La Haya

Respecto al fallo de La Haya, según el cual cabe aclarar que Colombia no perdió territorio, pero sí estaría usando parte del mar perteneciente a Nicaragua, Nick Eraso sostuvo que “en el momento no ha pasado nada, aunque desde hace algún tiempo ha habido incidentes con pescadores nicaragüenses y también con barcos de Honduras, que llegan a nuestras aguas a pescar y tenemos que hacernos respetar también. Otras veces pedimos ayuda de los guardacostas, pero realmente ellos no siempre nos colaboran”.

“Hasta el momento no tenemos restricciones, pero más adelante es posible que sí tengamos algunos inconvenientes con Nicaragua. Como se ven las cosas, más adelante la situación va a ser un problema”, añadió Nick.

“Desde hace muchos años los isleños han pescado en esas aguas y va afectar mucho la vida económica, pero personalmente no voy a dejar de realizar mis labores en el territorio por culpa de Colombia ni de Nicaragua. Seguiré pescando”.