Los mineros esperan que el nuevo Código de Minas tenga tres cosas fundamentales: que sea una ley que obedezca a la realidad social del país; que reconozca, respete e incluya a todos los mineros con tratamiento diferencial por tamaño y por minerales; y en tercer lugar, que haya una herramienta de fiscalización de la producción minera, para que los movimientos productores sepan realmente cuánto mineral sale de su territorio y así puedan hacer una comparación con las transferencias directas que llegan del Fondo Nacional de Regalías.
Frente a dicho panorama, Guillermo Galvis, presidente de la Asociación Colombiana de Exportadores de Esmeraldas (Acodes), habló con EL NUEVO SIGLO sobre cuántos quilates está exportando actualmente Colombia y que, según él, han tenido un decrecimiento progresivo en los últimos 10 o 12 años.
“Hemos venido bajando paulatinamente, ahorita estamos hablando de un 3% a 5% anual en cantidad de quilates. Así las cosas, en tallado son unos 250.000 quilates y en bruto entre dos y tres millones de quilates al año”, explicó Galvis.
Sobre los mercados permanentes que tiene el país y los próximos a llegar, el líder gremial dijo que su principal comprador es Estados Unidos. Sin embargo, dependiendo de la época, Europa, Medio Oriente y China también han llegado a sobresalir por temporadas.
Ya al hablar de nuevos mercados, Galvis informó que en el Medio Oriente ven gran potencial, ya que es un lugar donde se está creando mayor capacidad de consumo. Asimismo, resaltó que Asia y China son muy importantes para el mercado. No obstante, las situaciones de covid o poscovid han hecho que la organización mire hacia otros horizontes.
Actualmente Colombia produce 2.5 millones de quilates, una cifra que ha venido disminuyendo en los últimos años. De este modo, dos son los principales competidores del país: uno es Brasil, que produce cerca de 8 millones de quilates anuales y el cual tiene una historia de producción desde más o menos el año 60 del siglo pasado, y el otro es Zambia, que produce de 10 a 12 millones de quilates por año y que se está dando a conocer desde este siglo.
Pese a que las esmeraldas que corresponden a China, Pakistán, Afganistán y Rusia siempre tienen una producción constante, el líder gremial no los considera una competencia directa.
Precios
Según dijo Galvis, los precios venían aumentado progresivamente entre un 5% y 8%, pero después del covid vivieron una época de apogeo, donde hubo mucho dinero por la alta demanda.
Por otro lado, aseguró que en los últimos seis o siete meses ha habido un reajuste de precios, debido al cual técnicamente la esmeralda logró en algunas cavidades tener un valor superior al 70% y 80%.
“Ahorita, por ejemplo, estamos en una época donde el precio se está acoplando y si lo vemos de cerca ha ido subido un 15% o 20%”, añadió.
Con relación a la garantía de que la exportación de esmeraldas se haya dado de manera legal, el funcionario dijo que es de conocimiento general que la exportación de esmeralda es uno de los procesos mejor regulados de Colombia y es que, según él, tiene una ventaja adicional: es el sector que menos impuestos acarrea. Asimismo, tal y como le explicó a EL NUEVO SIGLO, quien ejerza la actividad económica de manera ilegal, es decir, no pagar el 2% o 3% de impuestos, perdería muchos beneficios.
“Nuestro esquema tiene más de 25 años y se ha ido puliendo con el paso del tiempo. Así las cosas, cualquier esmeralda que se exporte debe cumplir con tres elementos. El primero es una revisión física que es realizada por la Agencia Nacional de Minería (ANM), la cual incluye 14 o 15 procesos adicionales; esta es una cadena de custodia y origen muy compleja. Posteriormente viene todo lo relacionado con la ventanilla única de comercio exterior (VUCE) y es allí donde se aportan certificados a proveedor, facturas y demás documentación. Y por último está la DIAN, organización que también revisa cada exportación. Cabe resaltar que esta puede ser automática, física o documental”, añadió.
El proceso de modernización y formalización del sector ha sido positivo, según Galvis, pues a medida que ha ido avanzando la industria, los esmeralderos han tenido la capacidad de generar sus ingresos, de laborar e incluso de tener otros beneficios.
“Pienso que ha sido una gran labor, pues relacionado con la legalidad y otros temas en general, han hecho que la mayoría de los trabajadores tengan ya sus certificados bien sea de barequeros o de productores mineros. Asimismo, años atrás no había tantas herramientas de acompañamiento y de estandarización para los productores”.
Grupos ilícitos
Para el presidente de Acodes, ese es un fenómeno que ha tenido Colombia en casi todas las actividades. Sin embargo, ellos ven que la industria tiene una actividad muy fuerte que se basa en compradores internacionales y donde la inversión principalmente es de las organizaciones que vienen a hacer sus compras, las cuales dinamizan la parte de la mina.
“Ya no veo esa injerencia que hubo hace 20 o 30 años, pero creo que es una modernización que se ha visto en el todo el país”, dijo Galvis.
Dicha teoría fue apoyada por Germán Suárez Bernal, presidente de la Confederación Nacional de Esmeraldas (Confedesmeraldas), quien dijo que el sector esmeraldero ha estado blindado ante cualquier grupo armado, por lo que no han entrado a la zona. Pero el funcionario aseguró que las zonas carecen de administración de justicia por parte del país, un fenómeno que, indicó, se vive a nivel nacional.
“Nosotros estamos expuestos a lo que pueda suceder. Hay zonas del sector carbonero y del sector aurífero que son víctimas de las extorsiones, de los secuestros, y es un fenómeno que ha afectado no solamente al sector minero, sino a todos los sectores productivos económicamente sobresalientes a nivel nacional”, puntualizó.
Por otro lado, Suárez dijo que desde ha ido disminuyendo la situación a raíz de la firma del tratado de paz, pues hay más convivencia y la gente circula con relativa tranquilidad. No obstante, para él, los grupos ilegales o la delincuencia común siguen afectando todos los renglones económicos del país, como lo son la ganadería, la industria, el comercio, entre otros.
"Ley actual es nefasta"
Al hablar del desarrollo que tienen los pueblos esmeraldiferos, Germán Suárez Bernal, presidente de la Confederación Nacional de Esmeraldas (Confedesmeraldas), le dijo a EL NUEVO SIGLO que la Ley 685 de 2001, que es la que actualmente rige al sector, es nefasta para la industria minera nacional y para el país minero, ya que, para él, esta no tiene una herramienta con la que los municipios productores puedan ejercer una fiscalización a la producción que sale de los municipios o comparar las cifras que reciben por transferencias directas del Fondo Nacional de Regalías.
“La Ley 685 nos ha golpeado porque nos ven como los destructores y no hay desarrollo integral de los municipios productores. No tiene sentido que, por ejemplo, en la zona de Boyacá, en el anillo esmeraldero que son 12 municipios, no haya un hospital; que carezcamos de una carretera que los interconecte: existe, pero no tiene siete puentes principales, de tal manera que cae un aguacerito y nos quedamos sin paso. Tampoco se goza de agua potable, de redes de aguas residuales ni de plantas de tratamiento o de rellenos sanitarios”, indicó Suárez.
Por otro lado, el líder gremial aseguró que el déficit habitacional en vivienda de interés es abismal, ya que, según dijo, en el anillo esmeraldero hacen falta por lo menos 3.500 VIS, pues asegura que “la gente vive prácticamente colgada como murciélagos en los barrancos”.
En conclusión, el presidente de Confedesmeraldas manifestó que la vida en las zonas productoras de minerales, no solamente del sector de esmeraldas, sino de todos los minerales, es demasiado precaria e indigna y eso pone a la industria en entredicho ante la sociedad colombiana.