EL ESTANCAMIENTO del crecimiento económico del país en el último año, con un Producto Interno Bruto cercano al 1%, apremia un cambio para recuperar el rubro de la inversión tanto pública como privada para salir de ese atolladero.
Desde 2021 Colombia perdió el grado de inversión por parte de las calificadoras de riesgo Fitch y Standard & Poors, de BBB- a BB+, por cuenta de aumento del déficit fiscal, deuda pública e incertidumbre de la economía a mediano plazo.
Según The Economist Intelligence, desde el segundo trimestre de 2022 al mismo periodo de 2023, Colombia perdió 6 puntos en clima de inversión, como menciona el medio, debido a las propuestas del Gobierno relacionada a la regulación a sectores como hidrocarburos y tendencia intervencionista, desincentivando la Inversión Extranjera Directa.
Según Fedesarrollo, la inversión tanto pública como privada se ha reducido de forma importante (obras civiles, de infraestructura, especialmente de 4G y 5G, han decrecido 45% comparado con 2019) por cuenta de los cuellos de botella en temas de financiamiento.
Los cimientos
De acuerdo con un informe de AmCham Colombia, la inversión bruta de capital se redujo 33,5% en tercer trimestre, y sin inversión no hay cimientos para el crecimiento a largo plazo.
De allí que la Cámara proponga varias medidas para impulsar la inversión y una de ellas es establecer cambios en medidas regulatorias que están impactando sectores jalonadores de crecimiento y empleo.
Las condiciones sociopolíticas pesan más en la percepción de condición de inversión con una caída de 48,4%.
De acuerdo con el diagnóstico, la caída de la Inversión Extranjera Directa fue de 2,2%, de acuerdo con la Balanza de Pagos del Banco de la República, pasando de flujos de US$ 13.091 millones entre enero y septiembre de 2022 a US$ 12.797 millones en el mismo periodo de tiempo de 2023.
Impulsar la transferencia de conocimiento para poner en marcha la política de reindustrialización en sectores potenciales como el agrícola en pro de la productividad y en minerales críticos como mecanismo de transición energética, a través de la inversión privada.
Entre las iniciativas sugeridas está invertir en una estrategia para la productividad del sector agrícola y productos intermedios direccionada a la internacionalización, acabar con los cuellos de botella de tramitología, impulsar recursos en sectores estratégicos y potenciales infraestructura y turismo.
Asimismo, brindar reglas claras, condiciones de rentabilidad y apertura comercial por medio de estabilidad jurídica, regulatoria y contractual, además establecer una política pública que incentive la generación de empleo formal, flexibilidad laboral, actualización de las modalidades de empleo con las necesidades del mercado laboral.
Presiones
A su vez, Lía Heenan, de Crowe Colombia, dice que este es un año de retos para la economía colombiana. “La estrepitosa caída de la inversión, las restricciones fiscales del gobierno y la caída de la actividad externa son fuentes que podrán poner presión sobre la actividad económica local. Por su parte, el consumo sigue siendo la esperanza para mantener a la economía a flote, pero el alto costo de los recursos financieros puede dañar el crédito para consumo o para inversión de los individuos.
Según la experta, “el gobierno necesita mandar mensajes constantes que generen confianza e incentiven al sector privado a invertir para volver a impulsar la economía nacional. Desde Crowe Colombia planteamos estas estrategias que pueden ayudar a que el gobierno dé el impulso necesario a la economía en 2024 y de esa forma alejar al fantasma de la recesión”.
Señala que, ante una inversión en caída libre, riesgos de incremento del desempleo y exportaciones en declive, invertir en proyectos de infraestructura enfocados en la exportación sería un gran estímulo para todas las partes. Lograr conectar a las regiones apartadas del país por medio de proyectos de infraestructura para que puedan beneficiarse de mercados más grandes es una forma de incluir a la población históricamente marginada del país y con ello impulsar el crecimiento económico.