EL FABRICANTE de automóviles Fiat-Chrysler (FCA), que retiró su propuesta de fusión con Renault en vistas a crear el número tres mundial del sector, culpó al gobierno francés por el fracaso del proyecto. El fin de las negociaciones hizo caer en bolsa a las dos compañías.
Tras retirar la oferta, FCA responsabilizó al gobierno francés, accionista de Renault, y afirmó que por el momento no existen las “condiciones políticas” necesarias para “llevar a cabo el acercamiento”.
“La razón por la cual el acuerdo no se hizo está relacionada con la preservación de la alianza entre Renault y Nissan, no tiene nada que ver (...) con intervenciones políticos”, dijo un responsable del Ministerio de Economía francés.
“Fuimos muy claros, necesitábamos el apoyo explícito de Nissan para que la fusión tuviera lugar dentro del marco de la alianza”, añadió Renault-Nissan.
El ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, se limitó a tomar “nota” de la retirada de la oferta de FCA. “Desde que se presentó la oferta, el Estado, accionista de Renault con un 15,1%, la recibió con apertura y trabajó de manera constructiva con todas las partes”, aseguró.
El gobierno francés había puesto cuatro condiciones: que la operación se llevara a cabo en el marco de la alianza Renault-Nissan, que se mantuvieran los puestos de trabajo industriales en Francia, que se respetara el equilibro de gobernanza entre Renault y FCA, y que la nueva compañía siguiera participando en un proyecto con Alemania para fabricar baterías eléctricas.
Según Le Maire, existía un acuerdo sobre tres de las cuatro condiciones y solo faltaba el acuerdo explícito de Nissan, aliado a Renault por sus participaciones cruzadas. Por eso el Estado francés pidió cinco días más para asegurarse del apoyo de todas las partes al proyecto de fusión.
“El Estado francés pidió garantías. Hizo bien. Pedir tiempo para una boda es normal”, señaló por su parte el ministro del Presupuesto, Gérald Darmanin, sin cerrar la puerta a nuevas negociaciones.