* Advertencia de Minagricultura sobre TLC
* Urge radiografía en gabinete y sector privado
Bienvenida la advertencia ayer del ministro de Agricultura en torno de que Colombia no está totalmente preparada para la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos. “No estamos preparados, nos falta mucho”, precisó Juan Camilo Restrepo, al tiempo que explicó cuáles sectores agrícolas podrían tener buenas oportunidades con el arranque del pacto comercial y aquellos que requieren un urgente plan de choque para no verse afectados gravemente.
Algunos analistas trataron de hacer ver las declaraciones del alto funcionario como una contradicción abierta al optimismo que evidencian el Presidente de la República y otros integrantes del gabinete, que en la última semana han exteriorizado su esperanza de que antes de que termine este mes el Congreso estadounidense ratifique el acuerdo comercial, tras cinco años de dilaciones. Incluso no faltó quien insinuara que en la Casa de Nariño las declaraciones de Restrepo podrían tener mal recibo, como ocurrió con algunas afirmaciones del Vicepresidente.
No hay tal. Todo lo contrario, el mismo Jefe de Estado señaló el sábado pasado, tras confiar en que esta semana el TLC reciba visto bueno de la Cámara de Representantes, que el pacto es de enorme trascendencia para el país “pero nosotros tenemos también que trabajar y prepararnos para aprovechar ese mercado que es el más importante del mundo”.
En realidad, desde el mismo momento en que hace cinco años se firmó el acuerdo en los gobiernos Bush y Uribe, se sabía que sectores como el lácteo y el arrocero debían aplicar un proceso de modernización productiva y competitiva para evitar ser arrasados por los productos estadounidenses. ¿Se avanzó en ese sentido en el segundo cuatrienio de Uribe? Esa es la pregunta que debe hacerse el país. Al tenor de lo afirmado ayer por los voceros de esos gremios todavía falta mucho y, en ese orden de ideas, está en riesgo el sustento de 400 mil pequeños productores de leche así como de 500 mil familias que se dedican al cultivo del cereal.
Así como Restrepo anunció que se comenzará a trabajar rápidamente para fortalecer los sectores del agro que se puedan ver afectados por la apertura comercial con Estados Unidos, el resto de los ministros y el sector privado están en mora de poner en blanco y negro cuáles son sus puntos fuertes y débiles ahora que el TLC parece que se destrabará definitivamente y, una vez se surtan los últimos trámites y procedimientos, podría empezar a funcionar en menos de un año.
Más allá de la coyuntura cambiaria y la eterna discusión sobre los mecanismos de cobertura que debe aplicar Colombia ante la competencia con productos extranjeros subsidiados, es urgente definir sector por sector el plan de choque específico que debe abocarse en el corto plazo. No es tiempo de enredarse largamente en cuáles fueron los errores cometidos durante el proceso de negociación y comenzar a repartir culpas. El TLC está a pocos meses de entrar en vigencia y no hay alternativa distinta a empezar a actuar dentro de esas reglas del juego, sacar el mejor provecho en los rubros en donde podemos ser más competitivos, así como implementar programas de modernización y apoyo en los más vulnerables, incluyendo obviamente estrategias de mitigación del impacto económico y social.
¿Cuáles son las falencias en infraestructura portuaria, de transporte y aduanas? ¿Qué nichos productivos, industriales, comerciales, agrícolas y de servicios están preparados para competir? ¿Cuáles de los flancos débiles serían viables con un apoyo efectivo y tangible y aquellos que definitivamente deben marchitarse porque las oportunidades son muy bajas y riesgosas?... Colombia está en mora de hacer una radiografía general de su economía y diagnosticar seria y objetivamente qué tan preparada o atrasada se encuentra frente al arranque del TLC con Estados Unidos en menos de un año. Llegó la hora de sincerarse y hacer un verdadero corte de cuentas.