¿Cese el fuego con el Eln? | El Nuevo Siglo
Domingo, 2 de Abril de 2023

Reacciones ante la matanza en Catatumbo

* Los vaivenes de la agenda de negociación

 

 

Finalmente, el Gobierno calificó de “traspiés” el dramático asesinato la semana anterior de nueve soldados y otro tanto de heridos por parte del Eln, en Santander del Norte, y sostuvo que presionaría un acuerdo de cese de fuegos con esa organización en el próximo ciclo de conversaciones itinerantes, esta vez a llevarse a cabo en La Habana el próximo 26 de abril. Entendido esto la amenaza de levantarse de la Mesa hecha por el ministro de Interior, Alfonso Prada, no fue más que eso: un aspaviento. Todo el mundo, incluido el Eln, conoce que eso no ocurrirá puesto que sería el desplome, no solo de las pretensiones con ese grupo, sino de las demás variables de paz y sometimiento adelantadas un poco a la bulla de los cocos por la administración vigente.   

Pero, a decir verdad, la reacción gubernamental fue bastante epidérmica y críptica frente al reto bélico que le planteó el Eln, en medio de la supuesta ruta hacia la salida política negociada y cuya viabilidad solo será posible cuando se entienda que parte del éxito radica en una Fuerza Pública atenta a las circunstancias de la confrontación y, por tanto, alerta, dispuesta y fortalecida en todo el territorio. Una Fuerza Pública con la moral en alto y no como un cuerpo aparentemente desechable, mediatizado por la desorientación que pudo constatarse en el último debate de control político en el Congreso sobre seguridad y paz. O lo que es lo mismo, sobre libertad y orden.     

De hecho, ese debate se produjo pocas horas antes del impactante ataque “eleno” en el Carmen, además de colofón a la muerte de un policía y 72 agentes secuestrados en el departamento de Caquetá, al igual que otras circunstancias anómalas como el paro armado del ‘Clan del Golfo’ en el Bajo Cauca (que para el Eln no es más que una manifestación del narcoparamilitarismo). Varias fueron las cifras que, en el citado debate en el Senado, se trajeron a cuento por el oficialismo en el hemiciclo. No obstante, la sensación que quedó en el Congreso después de escuchar a los parlamentarios, casi región por región, de cabo a rabo del país, fue el lesivo y temerario desamparo de sus localidades. Incluso, aparte del senador que citó a la discusión, David Luna, otro de los destacados fue uno los congresistas nortesantandereanos de la bancada izquierdista, advirtiendo la grave orfandad que viven los municipios fronterizos. Y no deja de caberle razón. En suma, una cosa es apenas ser un pacifista y otra si el Estado se muestra incapaz de cumplir con sus obligaciones constitucionales, estar por la paz dialogada y lograrla bajo criterios apropiados y los rigores del caso.

Como se sabe, el Eln no ha sido proclive a cese de fuegos integrales, sino parciales y temporales, de suyo, muchas veces de forma unilateral. En la época de Belisario Betancur ni siquiera participó de las conversaciones, aunque algunos analistas y periodistas caigan en ese error. Más adelante, durante el gobierno Barco fue el primer grupo subversivo (y en general de todo el país) en hablar de Derecho Internacional Humanitario (DIH), pero tampoco hizo parte de las tratativas de paz que llevaron a la desmovilización del M-19 y después del EPL. La primera ocasión en que intervino lo hizo como componente de la Coordinadora Nacional Guerrillera, en Caracas y Tlaxcala, durante la administración de César Gaviria, recién terminada la Constituyente. Aunque se sujetaron todas las conversaciones con la Coordinadora al cese de fuegos, impidiendo el desarrollo de la agenda adicional, el intento fue vano y los esfuerzos se vinieron a pique por la muerte en cautiverio del exministro Argelino Durán Quintero, secuestrado por remanentes del EPL (no fue, como dicen algunos, por el asesinato del obispo de Arauca, a manos del Eln, en otra época y situación).

Posteriormente, se dieron efímeros acercamientos en Maguncia y Viana, que no alcanzan para mención. Y durante los gobiernos de Andrés Pastrana y Juan Manuel Santos se multiplicaron los esfuerzos de reconciliación. Sin embargo, más o menos siempre el Eln mantuvo una competencia con las Farc por una mayor atención en los diálogos y una singularización de su insignia y sus propósitos, inclusive a través de acciones terroríficas de infausta recordación. Ya se sabe, por demás, la historia durante la administración Duque, que terminó en el trágico atentado a la Escuela General Santander, hasta hoy, cuando se mantiene el mismo hilo conductor con los soldados del Catatumbo y resulta evidente que el Eln goza de un acumulado superior, logrado en los últimos lustros.

Ahora el Gobierno vuelve por la idea de Caracas y Tlaxcala de iniciar las conversaciones por el cese de fuego, una vez firmó inicialmente una amplia agenda que lo tiene apenas en el quinto punto. En tanto, sendos frentes “elenos” han dicho que continuarán los ataques a la Fuerza Pública. Bajo esas premisas por anticipado puede deducirse que el siguiente ciclo de conversaciones no será fácil.