Cien mil retos | El Nuevo Siglo
Miércoles, 20 de Junio de 2012

* Arranca nueva era en vivienda

* Blindar un proceso muy delicado

La sanción hoy de la nueva Ley de Vivienda debe marcar un antes y un después en los esfuerzos estatales por facilitarles a los colombianos la posibilidad de vivir bajo un techo propio. No se trata de una expectativa exagerada. Todo lo contrario, las esperanzas de centenares de miles de familias que no tienen casa están puestas en la norma que hoy entra en vigencia y que tiene como principal objetivo el poder entregar antes de un año un total de 100 mil viviendas cien por ciento subsidiadas a las personas más pobres del país. Si ese ya de por sí es un reto gigantesco en materia de inversión social directa, más lo es la decisión del Congreso durante el trámite en tiempo récord de esta iniciativa de que el programa tenga carácter permanente, es decir, que las 100 mil soluciones habitacionales sean apenas la primera etapa, ya que se calcula que hay más de un millón 200 familias que viven en situación de pobreza extrema.

En ese orden de ideas, la tarea que debe abocar Germán Vargas Lleras desde el Ministerio de Vivienda no es nada fácil. De un lado porque tiene que asegurarse de que todo el proceso de la asignación de estas casas esté amparado por un marco de transparencia nunca antes visto. No hay que olvidar que desde el mismo momento en que se hizo el anuncio de la entrega de las 100 mil “casas gratis”, de inmediato se empezó a denunciar que en algunos departamentos y municipios ya se estaba haciendo politiquería con el proyecto. El sistema de subastas que se aplicará para escoger a los constructores, la advertencia de que sólo podrán participar los consorcios y firmas que no hayan sido sancionados por faltas contractuales como incumplimientos o mala calidad, así como la forma en que se comprometió a los gobernadores y alcaldes para que postularan sólo predios viables para construir estas Viviendas de Interés Prioritario (VIP), aparecen como elementos eficaces para que no haya trapisondas ni desgreño presupuestal. Todo ello unido a que habrá sorteos para definir a quiénes se beneficiará con techo propio ciento por ciento subsidiado.

Es obvio que entregar 100 mil viviendas gratis no es nada fácil. A partir de la primera subasta para la construcción, que se realizará la próxima semana en Medellín, se marcará la hora cero de un proceso que debe llevar a que a mediados de septiembre arranquen los proyectos y antes de un año se puedan entregar la mayoría de estas residencias en todo el país.

Otro de los retos es el pedagógico. Hay que evitar que muchas familias que ya tienen un subsidio de vivienda tradicional asignado o están en ese proceso desistan del mismo con la esperanza de hacerse a una de las 100 “casas gratis”. Ya el Ministerio advirtió claramente que éstas son específicamente para quienes viven en condición de pobreza extrema, tienen menos de 100 mil pesos de ingreso mensual, hacen parte de la Red Unidos, o aquellas que son víctimas de desplazamiento o los damnificados por la segunda ola invernal que habitan en zonas de alto riesgo no mitigable. Y como si fuera poco se dará prioridad a mujeres y hombres cabeza de hogar, personas discapacitadas y adultos mayores. Como se ve se trata de un programa muy focalizado.

Esa claridad debe afincarse en la opinión pública rápidamente, de forma tal que aquellas familias que devengan arriba de un salario mínimo sigan tramitando su subsidio tradicional, el cual, a partir del próximo 3 de julio, tendrá un nuevo alivio en materia de tasas de interés, que bien podría significar abaratar la cuota mensual en 30 por ciento. Este programa va dirigido a 140 mil familias.

Y todo ello debe ir acompañado de un compromiso del sector financiero para facilitar la ubicación de estos créditos para viviendas tipo Prioritario o las de Interés Social, así como los de otra clase de soluciones habitacionales de mayor costo. También está todo lo relacionado con la reactivación de la estrategia de macroproyectos.

No es un secreto que la construcción es un puntal de lanza para dinamizar el sector inmobiliario, mover la economía real y seguir bajando el desempleo. También que el Gobierno se está jugando en vivienda su mayor carta en materia de inversión social. Por eso a partir de hoy tendrá que cumplir 100 mil retos muy puntuales.