¿Cómo atajar la inflación? | El Nuevo Siglo
Viernes, 7 de Abril de 2023

* Flagelo que sigue ahogando a los hogares  

* Las lecturas distintas a las mismas cifras

 

 

 

Al cierre del primer trimestre de este 2023 queda absolutamente claro que, en materia económica, el principal enemigo a vencer continúa siendo la inflación. Según el DANE, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) enero-marzo fue de 4,56%, superior en veinte décimas porcentuales al del mismo lapso del año pasado. Esto significa, entonces, que la carestía, aunque ha disminuido en la curva alcista, sigue vigente. Obviamente, el dato más complicado es el de la inflación anualizada, que se situó en 13,34%, la más alta desde finales del siglo pasado y un rubro muy superior al 8,53% que se registraba doce meses atrás.

Como en anteriores meses, la variación mensual más alta fue la de alojamiento, agua, electricidad, gas y otros combustibles, así como la de alimentos y bebidas no alcohólicas. Es decir, todos rubros de impacto directo en el bolsillo de las familias, cuyos gastos de consumo se han ido restringiendo de forma progresiva en los últimos meses, no solo por la carestía sino porque la escalada de los intereses financieros (producto de las medidas adoptadas por el Banco de la República para encarecer el costo del dinero) sigue forzando a apretarse fuertemente el cinturón.

Como es apenas obvio, esos resultados han tenido lecturas distintas. Por ejemplo, para el ministerio de Hacienda, aunque la inflación se mantuvo en marzo en torno a 13,3%, debe celebrarse que la de alimentos y hogares pobres siguió descendiendo. También resaltó que a esta circunstancia debe sumarse la “fuerte caída” del Índice de Precios al Productor, que pasó de 13,2% en febrero a 7,4% en marzo. Todo ello, en opinión del Ejecutivo, permitiría concluir que hay buenas perspectivas en cuanto a la tendencia a la baja del costo de vida este año.

Sin embargo, algunos economistas expertos señalan que la batalla contra la carestía, que tiene contra la pared a casi todos los colombianos, tiene todavía un largo camino por recorrer. Por ejemplo, traen a colación que el mismo DANE señala que, según nivel de ingresos, con corte a marzo, la variación anual del IPC más alta se registró en el grupo “vulnerables”, con el 13,99%, lo que significa que la inflación se continúa ensañando con los que menos tienen. Igualmente alertan sobre aquellos rubros que tienen precios controlados o vigilados por el Estado, pero que continúan por encima de la media inflacionaria.

También llamaron la atención en torno a que Cúcuta, pese al impacto de la reapertura fronteriza, registró la inflación más alta. De igual manera, consideran que el hecho de que el aumento de las tarifas del servicio de energía eléctrica siga teniendo un efecto tan alto en la canasta familiar, evidencia que los alivios aplicados meses atrás no han dado los resultados esperados. Eso se comprueba en que en el Índice total anual el aumento de precios en este servicio fue del 19,77%. Más complicado es que en Montería, Sincelejo y Valledupar las alzas fueron superiores al 30%.

Para otros analistas la inflación sí se está estabilizando mes tras mes en esta primera parte de 2023 y se espera que comience una curva de descenso más pronunciada en el segundo semestre. De hecho, recalcan que los informes de la FAO coinciden en que después de un año en el que se encarecieron drásticamente los agroinsumos y las materias primas de alimentos y productos de primera necesidad, ya se nota una disminución global en ambos rubros.

Por lo pronto, es claro que la inflación continúa siendo una amenaza grave. Las perspectivas optimistas de un abaratamiento más pronunciado de los alimentos se estrellan con el hecho de que algunos gremios del agro prenden alertas tempranas por lo que puede ser el impacto de la temporada invernal en el rendimiento de las cosechas.

Por ahora habrá que esperar el resultado concreto del acuerdo anunciado días atrás entre el Gobierno con la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi)y la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC) para diseñar e implementar medidas que permitan reducir los precios de los alimentos. Hasta ahora es un pacto de buenas intenciones que requiere aterrizarse en hechos tangibles a corto y mediano plazos.

Así las cosas, resulta claro que la cruzada contra la inflación avanza de manera muy lenta. Es evidente también que, a diferencia de meses atrás, ahora el peso de elementos y circunstancias internas es mayor. Achacarle la mayor parte de la culpa de la escalada en el costo de vida a un fenómeno global ya no es posible. Ello implica, entonces, que el Gobierno, el Banco de la República y el sector privado tienen hoy mayor margen de acción para combatir la carestía, incluso acudiendo a medidas audaces y extraordinarias.