Desafío de Hong Kong | El Nuevo Siglo
Domingo, 5 de Octubre de 2014

*Antiguo enclave occidental

*El mundo libre a la expectativa

 

La historia milenaria de Asia y en particular de la China es en gran parte desconocida por Occidente, en especial en Hispanoamérica.  Así esté claro que muchos de los inventos que nos atribuimos ya habían sido descubiertos y empleados por los chinos, como el de la pólvora. Se supone que en tiempos remotos algunos viajeros asiáticos cruzan el estrecho de Bering y pasan a nuestra región, según lingüistas y antropólogos, así más recientemente hayan aparecido otros que sostienen la teoría contraria, que las tribus de los  Andes (Bolivia)  en tiempos antiguos pasaron al Asia. El Imperio Español y los Jesuitas tuvieron gran interés en China, país que intentan catequizar y con el cual se mantuvo un comercio activo, desde el dominio de Filipinas.

El Reino Unido, en  constante disputa con la España Imperial, ejerce presión sobre China y después de la Guerra del Opio se queda con la isla de Hong Kong mediante el tratado de Nanking de 1842, el Tratado de Pekín en 1860, y el Convenio para la Extensión de Hong Kong de 1898, más otros territorios del sur. Una China en crisis comprendió que  frente a las armas modernas que empleaban los disciplinados y audaces guerreros ingleses de poco servía la Gran Muralla que los había protegido por siglos de los bárbaros. El Reino Unido, después de perder en combate las 13 colonias en el norte de América, recupera el aliento y se lanza a la conquista de la India y penetra en el Asia, para apoderarse de la isla de Hong Kong, que se convierte en uno de los centros de negocios más importantes del globo y su población llega en el siglo XX a superar los ingresos de algunos países europeos.

Así que la entrega bajo presión de Hong Kong a los ingleses marca un hito en las relaciones de dos mundos. China y el Reino Unido acuerdan  la entrega  a perpetuidad, que se convierte en los famosos 99 años bajo domino inglés. Un gobernador inglés en  1979, chapucero en asuntos de alta diplomacia, viajó inopinadamente a la China comunista y se dejó envolver en los sutiles manejos de sus dirigentes, dando pie a que esa potencia emergente reclamara Hong Kong. Deng Xiaoping aprovecha el fatal error político y reclama Hong Kong, el estadista garantiza que coexistan dos sistemas diferentes, en tiempos en los cuales da un vuelco la política china y se ensaya el respeto a la propiedad privada y el ingreso de capitales extranjeros.  En esos momentos China supera de lejos a Inglaterra en lo económico y militar. Es así como se llegó a un acuerdo en 1999 entre Londres y Pekín, por el cual al cumplir 99 años de predominio en la isla, sería devuelta a China. Margaret Thatcher consideraba que se podía atraer a los chinos a la libre competencia y conseguir que se respetaran  los intereses de la población nativa de Hong Kong. La potencia asiática, a su vez, se comprometió a respetar su autonomía política y el libre mercado por un período de 50 años. En tanto de manera similar a como había ocurrido bajo el dominio inglés, la China, manejaría la política exterior y de defensa. El compromiso de China se centró en permitir una  Región Administrativa Especial, junto con el avance progresivo de Hong Kong como una  democracia  electiva, reconociendo su gobierno autonómico, hasta el año 2047.

La decisión del Gobierno chino de asumir un mayor control del Gobierno de Hong Kong y el sistema electoral ha desatado grandes protestas en la isla. Lo mismo que la arremetida violenta de las fuerzas represivas contra los manifestantes, que inicialmente eran pequeñas y pacíficas, determinaron que la masa indiferente saliese a protestar en defensa de sus derechos. Los jefes de cuantos rechazan el cambio de las reglas de juego y ponen el pecho en las calles, son conscientes que frente a la poderosa China no pueden conseguir por la fuerza sus objetivos, mas entienden que si Pekín incumple sus compromisos estaría dando una señal negativa al mundo libre sobre los alcances de la libre competencia y los pactos  internacionales con Occidente. En las últimas horas las agencias de noticias internacionales informan que de China continental han llegado fuerzas de choque vestidas de civil para confrontar las protestas y acallar a los nativos.

Entre tanto los dirigentes cívicos le piden calma a la población, ellos no quieren que se derive en un derramamiento de sangre y se consideran pacifistas por excelencia. Chinos de otras regiones del mundo han dado a conocer su solidaridad a la población de Hong Kong; en Nueva York se han formado grupos de apoyo callejero, que gritan la consigna: “Hong Kong, permanece fuerte” por la zona de Times Square. Para el régimen chino tomar Hong Kong sería un simple juego de guerra, al mismo tiempo que para el mundo libre se convertiría en  el peor de los mensajes sobre una eventual evolución democrática y negociada de la querella por más libertad.