El año económico | El Nuevo Siglo
Miércoles, 15 de Julio de 2015

·         Ratificación ministerial y descolgada petrolera

·         Sector productivo avanza en complejo escenario

Hace  un año, cuando el presidente Santos se preparaba para su segunda posesión, anunció durante una gira por Estados Unidos, al que sería su primer ministro ratificado, decisión que recayó en cabeza del titular de Hacienda, Mauricio Cárdenas Santamaría. Por entonces la economía local atravesaba por un buen momento aunque ya asomaban los primeros nubarrones en los precios internacionales del petróleo, que iniciaban una caída pronunciada que llevó el precio del barril de crudo de cotizaciones de los noventa dólares a rozar el piso de los US$ 40 a comienzos de este año y a hoy la cotización no ha logrado recuperarse, como lo prueba el hecho de que esta semana está levemente por encima de los cincuenta dólares.

Le correspondió así al zar de las finanzas aplicarse a uno de los ajustes presupuestales más profundos de la última década, que empezó a concretarse en un recorte al proyecto de presupuesto general de gastos para 2015, complementado con el trámite urgente de una nueva reforma tributaria, destinados uno y otra a mantener la sanidad fiscal como principal elemento de la política económica gubernamental, que ha sido, sin duda alguna, la principal carta de presentación y garantía para sostener no solo el interés de los capitales extranjeros en nuestro país, sino que las firmas calificadoras de riesgo no hayan deteriorado los indicadores colombianos.

Es obvio que tanto el sector público como el privado han resentido ese progresivo enfriamiento de la economía, mundial y regional, pero aun así han logrado mantener niveles potables en la mayoría de los indicadores macro y micro, a tal punto que el último dato sobre crecimiento del Producto Interno Bruto con corte a marzo indica que la economía creció 2,8 por ciento, que si bien representa una caída sustancial frente al 6,5 por ciento alcanzado en el primer trimestre de 2014, continúa siendo uno de los más altos a nivel suramericano.

Como se dijo, los últimos doce meses no han sido fáciles en materia económica. Aunque la construcción y el área de la infraestructura han jalonado el sector real productivo, es evidente que la industria no ha logrado tomar el ritmo y todavía presenta números muy pobres. Si bien el desempleo se mantiene en cintura con algunos altibajos pero sin sobrepasar el diez por ciento, la inflación sí ha mostrado en los últimos meses una tendencia al alza, como lo confirma el hecho de que hoy está un punto porcentual por encima de la meta promedio fijada por el Banco de la República para todo el 2015. La colocación de bonos y deuda en los mercados locales y externos continúa siendo muy positiva pues tanto en la demanda de los títulos como en las tasas el resultado ha sido satisfactorio. Para no pocos analistas las señales de alarma en realidad se deben lanzar en lo relacionado con un déficit de balanza comercial creciente, impactado por la caída en los ingresos por exportaciones de hidrocarburos así como por un desequilibrio cada vez más marcado en lo que tiene que ver con el intercambio de productos y bienes con aquellos países con quienes Colombia tiene TLC en plena aplicación. Por otra parte sectores como el comercio y el financiero han mostrado un mayor dinamismo al cierre del primer semestre de este año, por lo que han empezado a subir las apuestas del comportamiento del PIB a junio, que se ubican en un promedio de 3,3 por ciento.

A todo lo anterior hay que sumarle las coyunturas económicas puntuales como los picos en los precios de algunos alimentos, las inconformidades por la profundidad del apretón fiscal, un ritmo menos acelerado de la inversión de los recursos de las regalías, las trabas en la subasta de Isagen, las oscilaciones en materia cambiaria y el rifirrafe de partidas y proyectos que marcaron el trámite del Plan Nacional de Desarrollo…  Pese a todo ello es claro que el Ministerio de Hacienda ha sabido navegar en medio de aguas turbulentas y el barco de la economía colombiana avanza a buen ritmo y con una hoja de ruta definida, que tiene en este segundo semestre no pocos retos trascendentales, que tendrán su punto culminante en el PIB con que cierre 2015.