Una de las premisas de la institucionalidad colombiana ha sido, sin lugar a dudas, el carácter no beligerante de las Fuerzas Militares y de Policía. De hecho, nuestro país tiene una de las democracias más antiguas y sólidas del continente porque la mayoría de los gobiernos han sabido respetar la neutralidad política de la Fuerza Pública y su sujeción estricta a los mandatos constitucionales y legales.

En ese orden de ideas, llama la atención el mensaje que el comandante de las Fuerzas Militares, general Helder Giraldo, envió a las tropas sobre lo que debe ser el rol de los hombres de armas en momentos en que el país atraviesa una profunda polarización política.

“Debemos reafirmar nuestro compromiso con la Constitución en todo momento y recordar que estamos aquí para servir y proteger a nuestros conciudadanos, nuestro deber es garantizar la seguridad, preservar las instituciones y velar por la paz. Es fundamental, comprender los procesos coyunturales que atraviesa nuestra nación, pero debemos ser prudentes y evitar hacer cualquier participación en política”, señaló el máximo jerarca del estamento castrense.

El solo hecho de que el alto oficial considere que esta premisa fundacional debe ser reiterada y acatada hoy más que nunca abre múltiples interpretaciones en torno a por qué se produce tal pronunciamiento. Es evidente que hay algún elemento o circunstancia que lleva a que se recalquen estos principios básicos.

Le asiste toda la razón al general Giraldo cuando ratifica que “nuestra neutralidad política ha sido esencial para preservar la credibilidad y la confianza que la sociedad tiene en nosotros como institución”. Igual cuando afirma que quienes integran la Fuerza Pública constituyen “la piedra angular en la protección de la Constitución y la democracia”.

En momentos en que las toldas gobiernistas y las de la oposición y franja de los independientes se acusan mutuamente de querer subvertir el orden institucional, hay que resaltar lo afirmado por el alto oficial en torno a que “la Constitución es el pilar fundamental sobre el cual se basa nuestra sociedad y nuestra democracia. Es un acuerdo implícito entre los miembros de nuestra sociedad que garantiza los derechos y libertades de todos los ciudadanos, establece los mecanismos para el buen funcionamiento de las instituciones y define el marco legal en el que todos debemos actuar”.

Sería muy riesgoso aventurar hipótesis en relación a cuál sector o sectores habrían llevado a este mensaje del comandante de las Fuerzas Militares. Sin embargo, el solo hecho de que se haya registrado debe llamar a la reflexión sobre lo que está pasando en el país.