El ministro ‘estrella’ | El Nuevo Siglo
Viernes, 8 de Diciembre de 2023

* Salidas en falso del titular de salud

* La catadura mental del Gobierno

 

Es poco lo que se sabe en el país del Ministerio de Ciencia. Pero en cambio sí es de pleno conocimiento público que el Gobierno tiene un mínimo aprecio por los avances científicos.

Y no se trata de una salida de tono.

Para confirmarlo, basta con repasar las pasmosas declaraciones del ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, sobre el exitoso proceso de vacunación que hizo Colombia frente a la hecatombe del Covid-19. Porque, en su sentir, enfrentar tan grave episodio con un arsenal de vacunas, que en buena hora fueron compradas o donadas por países amigos, como Estados Unidos, no se debió más que a una oscura maniobra que, al igual que ratones de laboratorio, puso a los colombianos en el abismo de la experimentación y al filo de la extinción como pueblo.

Por supuesto, ante una opinión de este estilo sería suficiente con dejarla pasar, lo mismo que con las ocurrencias en los sanatorios, y avanzar en cosas más importantes. Pero tal vez sería bueno tenerla en cuenta, no para poner de presente el tamaño del aturdimiento, que se cae de su propio peso ni más faltaba, sino para confirmar el tipo de catadura mental de que suele hacer gala el gobierno.

No sobraría añadir, claro está, que de no haber sido por los biológicos sabe Dios cuál habría sido la suerte de los colombianos. Vacunas, por lo demás, que no aparecieron de la nada. Al contrario, fueron el resultado del apremio mortal que, en un abrir y cerrar de ojos, se expandió por el planeta y recordó la fragilidad de la especie humana. Y que, finalmente, tuvo una respuesta en la ciencia, pese a los orates que se dieron mañas en atravesarse.

Ciertamente es muy fácil recordar que, antes de encontrar el remedio, los habitantes de todo el mundo hubieron de refugiarse en los intramuros de sus viviendas y rogar, a semejanza de los tiempos antiguos y la Edad Media, que la peste decayera y desapareciera a voluntad. Mientras tanto las clínicas y hospitales de nuestro país, como en otras partes del globo, no daban abasto en sus Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), por completo insuficientes para atender la emergencia. Cada día se reportaban las muertes y contagios en una espiral dramática y dolorosa. Entonces, con mucho esfuerzo la Nación logró poner a tono el sistema de las UCI, gracias a un conjunto de donaciones privadas y procedimientos del Estado. Los operadores de la salud se convirtieron, asimismo, en héroes anónimos y extenuados, (¿cuántos murieron?). Y a todo eso el ministro de marras denomina un “negociado”. ¡Ni tanto honor ni tanta indignidad!

No satisfecho con esto, el funcionario creyó encontrar, luego, redención a sus fantasmagorías en los ataques a las vacunas que sirvieron para salvar a miles y miles de vidas colombianas. Y dijo esta semana, de colofón a los debates intermedios del Congreso en torno del adefesio de lo que llaman reforma a la salud, que la única inoculación rescatable era la proveniente del régimen chino y las demás un veneno fatídico, pese a la infinidad de pruebas en contrario. ¡Como si los químicos, a su vez, tuvieran ideología!

En fin, según se dijo antes, es solo un aspecto de la catadura mental de que goza este Gobierno. Y también la muestra palmaria de quién lleva las riendas de la salud en Colombia. Pero en todo caso son circunstancias, a la larga, apenas indicativas del denso ambiente conceptual por el que transitan las políticas públicas en el país. Porque no es solo en el ministerio de Salud, sino en muchas otras dependencias donde los deslices paranoicos están a la orden del día. Que, por su parte, afectan naturalmente la aproximación fehaciente a las realidades circundantes.

Ya está visto, por ejemplo, que la intempestiva y anacrónica teoría del decrecimiento ha servido de maravilla para profundizar la crisis económica en el país y someter a los colombianos al desfonde de sus bolsillos. Y también que el “cambio climático”, frente a lo cual la ciencia viene dado respuestas en múltiples aspectos, ha pasado a ser una mera consigna política para justificar el desmedro del tesoro público e impedir la financiación de los programas sociales, pese a que las emisiones colombianas de Gases de Efecto Invernadero (GEI) son ínfimas. De hecho, salvo por el gran incremento en China y la India, los GEI se redujeron este año en Estados Unidos y la Unión Europea. Entre otras, es el resultado de que China determinó un crecimiento exponencial de soporte energético en el carbón para estos años. ¿Y por eso el Gobierno colombiano irá a romper relaciones?

En tanto, frente al sistema de salud del país se sabe, por las diversas variables estadísticas, que ocupa un lugar destacado en el mundo. Por tanto, y a pesar de las evidencias, hay que terminar de cogerlo a golpes. Gajes del ministro ‘estrella’, Guillermo Alfonso Jaramillo, entre tantas ‘estrellas’ en el firmamento del gabinete petrista.