El rito electoral | El Nuevo Siglo
Lunes, 9 de Diciembre de 2013

*Mediatizada la democracia

*La herida abierta del magnicidio

 

En  Colombia a diferencia de otros países de la región que sufrieron las ominosas dictaduras, por lo que por largas temporadas se borraba o borran  a los partidos democráticos  de la actividad proselitista, persiguen o reprimen a la oposición, son raras las ocasiones en las que el rito electoral no se cumple de manera invariable, en ocasiones con fraude y numerosas presiones e intervenciones legales o ilegales. El populismo en boga, entre nuestros vecinos, en vez de cerrar los medios de comunicación les entabla demandas o los compra. Y crece en la región la tendencia a utilizar los dineros del Estado para favorecer y fortalecer  al partido único, inducir el voto, comprar conciencia, estrujar al más débil.

En ese sentido, con sus falencias, la democracia colombiana mantiene su vigencia, está rodeada de garantías  legales para votar y escrutar el voto. A la par que en los estrados judiciales se ganan o pierden las elecciones por métodos vitandos. En lo formal se cumple el objetivo, sin poder evitar que la política la penetren los mercaderes del clientelismo. Pese a que no se ha conseguido desterrar el fraude. Lo peor es que en teoría todos los departamentos tienen la posibilidad de elegir senadores, como en la mayoría de las democracias occidentales del planeta, en la práctica las extensas zonas  de la periferia azotadas por la violencia, carecen de representación en el Senado, lo que es antidemocrático; siendo las que más necesitarían elegir sus propios voceros al Senado para restaurar la democracia, como para superar  las aulagas que padecen en medio de la riqueza mal explotada o sin explotar.

Se plantea que en las elecciones al Congreso,las gentes votan más por las personas que por los partidos, que existe una suerte de premio para los representantes del pueblo que lo hacen bien y, en consecuencia, son reelegidos. Eso pasa en algunas regiones, con notables excepciones, no en la mayoría puesto que la senatoría nacional se agencia los votos en todas partes y  no depende ni tiene compromisos serios con ninguna, dado que prevalece el libre juego de compra y venta de los votos, que no se ha conseguido erradicar. Sin que tengamos circunscripciones electorales donde opere el voto castigo y el premio al que lo hace bien, como en Inglaterra. Existen organizaciones que compran votos y otras que los venden al mejor postor. Fuera de aquellos que se ganan al elector y las regiones por su trabajo político y acción positiva en el Congreso, que no siempre tiene que ver con las intervenciones verbales de los políticos para mojar prensa.

Y uno de los factores más perniciosos que atenta contra los postulados por medio de los cuales se creó en 1991 la elección de las senadurías nacionales, es que al tiempo que rebaja las condiciones para aspirar al cargo, puso a los candidatos a recorrer el país y disputar el territorio electoral palmo a palmo, con gastos multimillonarios; creó una Corte Constitucional con 9 magistrados que tiene más poder que el Congreso y el Presidente de la República, puesto que legisla a su acomodo y derrumba cuando le parece las leyes aprobadas en el Congreso y que rubrica el Jefe de Estado. Expertos en ciencia política del exterior sostienen que esa situación sería insostenible en un proceso de paz, por cuanto no pueden existir regiones de Colombia donde impera la violencia, segregadas, golpeadas por la bandas subversivos y sin representación en el Senado. Politólogos locales dicen que ese tema tiene que ver con el acuerdo político de paz en La Habana. Lo que solamente se podría corregir en una Asamblea Constituyente, que por el momento no tiene ambiente.

No se pueden equiparar las elecciones al Congreso con las presidenciales, sin importar que estén cerca. La disputa entre los partidos se da por las curules, la inclinación del voto de los congresistas ya con la credencial en el bolsillo, por los candidatos presidenciales no es tan decisiva, puesto que la disciplina partidista se ha debilitado y en la justa presidencial cuenta menos el poder del dinero y prevalece, en cierta forma, en las grandes urbes el voto de opinión. Hasta ahora se conocen las cabezas a Senado del Centro Democrático con Álvaro Uribe, del Partido Liberal  con Horacio Serpa, los verdes con Navarro y del Partido Conservador con Roberto Gerlein y Cambio Radical con el juvenil Carlos Fernando Galán, del Polo Democrático Alternativo, Jorge Enrique Robledo. La presencia de los tres primeros veteranos ha suscitado el debate sobre la renovación y la involución de la política, mientras que con Galán  el futuro parece promisorio. Siendo que lo que importa son las ideas, los postulados a defender y la experiencia es invaluable. En cuanto el apoyo a Horacio Serpa de Simón Gaviria, indirectamente, favorece por contraste a Galán. Para María Isabel Rueda, la presencia de Serpa en la justa electoral abre la herida nacional sobre el magnicidio de Álvaro Gómez,  ella transmite con franqueza la inquietud que la agobia: ”nunca he podido albergar en mi corazón la idea de que Ernesto Samper y Horacio Serpa ordenaron la muerte de Álvaro Gómez. Pero tampoco he ocultado mi temor de que el círculo mafioso que financió esa campaña sí, para evitar que se cayera el Gobierno”.