* Buenas perspectivas para la temporada alta 

* Seguridad y mercado aéreo, preocupaciones

El arranque de la temporada alta de turismo de medio año tiene muy esperanzados a todos los sectores de esta cadena productiva. En primer lugar, señalan como muy positivo el abaratamiento del dólar, ya que esto permitirá un mayor flujo de turistas del exterior precisamente en momentos en que los destinos colombianos, una vez más, están en el top de recomendaciones de las principales publicaciones especializadas sobre la materia a nivel mundial.

De igual manera, el cambio de tendencia en la curva inflacionaria va a permitir que los viajeros nacionales e internacionales tengan una mayor posibilidad de acceder a muchos productos, bienes y servicios turísticos, tras más de un año en que los precios estuvieron constantemente al alza.

Incluso la situación climática está colaborando, toda vez que la temporada invernal ha empezado a ceder de forma sustancial en varias regiones del país, al tiempo que la infraestructura vial presenta hoy una mejor funcionalidad frente a lo registrado en Semana Santa y más atrás, por cuenta de derrumbes, caídas de puentes y otras afectaciones en carreteras del orden nacional y departamental.

También hay informes muy positivos sobre algunos nichos crecientes en cuanto a atracción de turistas, como el relativo a la llegada de cruceros a nuestros puertos en la costa Caribe. Se estima que en la temporada 2023-2024 el país estaría recibiendo más de 200 viajes de no menos de treinta de las principales líneas marítimas, con una proyección de ingresos superior incluso a los 50 millones de dólares.

Otra buena noticia es que, según los registros de Migración Colombia, el flujo de visitantes continúa creciendo, a tal punto que el pasado abril superaron los 415 mil, un significativo incremento frente a un año atrás. Ya en el primer cuatrimestre el volumen de extranjeros que llegó el país aumentó en un 41 % frente al mismo lapso de 2022. 

Sin embargo, pese a este panorama, hay alertas tempranas que continúan encendidas. La primera de ellas, que el mercado aéreo local y regional todavía no ha podido superar la salida del servicio de dos de las principales aerolíneas de bajo costo, Viva Air y Ultra Air, que para estas épocas movilizaban una gran cantidad de pasajeros. Si bien es cierto que el resto de empresas han tratado de suplir una parte de esa demanda, las mismas agencias de viajes sostienen que el golpe de esa circunstancia, que fue muy duro en Semana Santa, todavía se mantiene en alguna proporción.

Entre tanto, la cadena de hotelería, aunque ha dicho que está preparada para aumentar sus porcentajes de ocupación en este medio año, sobre todo en los puentes festivos, aún tiene preocupaciones por el impacto en sus costos inflacionarios y laborales.

Otra alarma que está sobre la mesa se refiere a la situación de inseguridad y desorden público en algunas zonas que, inclusive, llevó ya a que algunos países advirtieran a sus nacionales sobre algunas precauciones que deberían tener al visitar nuestro país. Si bien es cierto que la fuerza pública ya anunció un plan para redoblar la vigilancia en las vías, así como en los principales destinos, es imperativo que alcaldías y gobernaciones, así como toda la cadena turística, coordinen sus estrategias para garantizar la máxima tranquilidad a los viajeros.

Uno de los temas más importantes a nivel local es, precisamente, que las autoridades estén muy atentas a evitar casos de abuso en los precios y estafas a los turistas, sobre todo en las playas y algunos restaurantes. Nada más lesivo para el flujo de viajeros a determinado lugar que las continuas noticias sobre los cobros estrafalarios por productos, bienes y servicios.

Como se ve, la temporada turística de medio año que arrancó oficialmente este puente festivo asoma como una oportunidad muy importante para la economía de muchas regiones y un gran sector de la población que deriva su ingreso de la llamada industria sin chimeneas. Sin embargo, hay varios flancos en los que se requieren acciones inmediatas pero también estructurales, sobre todo para cumplir la reiterada promesa de que el turismo es el ‘nuevo petróleo’ del país.