ELN, paz en 2025 | El Nuevo Siglo
Sábado, 10 de Junio de 2023

Pacto hacia el cese de fuegos

* Laureano Gómez contra Hitler

 

De acuerdo con la reunión de ayer, en Cuba, encabezada por el presidente Gustavo Petro y el máximo jefe del ELN, “Antonio García”, existe la voluntad expresa de pactar pronto un cese de fuegos formal, entendido como una suspensión bilateral de operaciones ofensivas a nivel nacional, entre el Estado colombiano y esa agrupación. A esos efectos las partes dispusieron un cronograma para que, entre julio y agosto, el país pueda enterarse de los protocolos y métodos que se comienzan a alistar; cuáles serían los eventuales mecanismos de localización y verificación de las fuerzas; si entre los aspectos a considerar estará la proscripción del secuestro y la extorsión, y si se cumplirá la vieja pretensión del ELN de que el Estado o algún tipo de fondo financie sus frentes mientras suspende sus acciones; y, en fin, las demás cláusulas comunes a ceses de este tipo que, una vez se logren los protocolos, se adoptará por seis meses y podrá prorrogarse de acuerdo con las circunstancias.  

Según lo dicho por el primer mandatario se trata, además, de un armisticio de rápida resolución puesto que, según sus términos, la paz con el ELN estará firmada en mayo de 2025, plazo para el desmonte final de esa guerrilla. Será pues en ese lapso que, convocada la sociedad civil en infinidad de encuentros y en múltiples regiones, tendrá que darse asimismo salida institucional a cada uno de los varios acuerdos parciales de carácter político provenientes de lo que allí se discuta, en consonancia con la agenda prestablecida. Como se sabe, la diferencia de este proceso de paz con los demás consiste en que lo que se acuerde se aplica de inmediato, de modo que los actos legislativos, leyes y decretos que busquen un nuevo desarrollo constitucional o modifiquen las políticas públicas deberán tramitarse casi que en el término de la distancia.

Tampoco se sabe si en el lapso el ELN aceptará o diseñará una jurisdicción como la JEP, ni cómo se entenderá el indulto o la amnistía.

Por su parte, el autor colombiano más traído a cuento, tanto por García como por Petro, fue José Eustasio Rivera, el escritor huilense de La Vorágine. Sin que hubieran aludido a eso, sin duda Rivera goza tal vez de la prosa más nítida, contenida a propósito de excesos imaginativos y de inteligencia aguda y precisa, entre todos los novelistas colombianos, incluso pese a su muerte prematura. Aparte de esto, el punto central de la concisa intervención de García se dio en dos facetas esenciales: que el ELN no estaba dividido (como había sugerido Petro semanas antes) y que no harían un proceso que no condujera a cambios reales y efectivos, a diferencia de los previos (en alusión a las Farc y el M-19).

De su lado, Petro, se explayó en su pasado guerrillero en el mismo M-19, dijo más o menos que Jaime Bateman (pronunciándolo en inglés) era el principio y fin de la paz en Colombia como jalonador de los procesos hasta hoy, incluido el ELN, y tocó temas múltiples, hasta inclusive llegar a Hitler.

Antes de profundizar en este tema, sostuvo de prólogo que los periódicos conservadores colombianos de la época, cuales nazis, se regodeaban en publicar sus discursos. Al menos en lo que atañe a este diario, su fundador, Laureano Gómez, mucho antes que cualquier colombiano, marcó la línea futura y concluyó en un extenso artículo firmado a pocos días del ascenso de Hitler a la Cancillería alemana, sin que aún se desarrollara nada de la hecatombe posterior: “Su programa tiene fallas definitivas, fallas humanas… En el movimiento nacional-socialista existen poderosos fermentos de pasiones malsanas, odio, soberbia, petulancia, ambición desmedida, apetito conquistador. Hay postulados científicamente falsos como el de la pureza de la raza germánica…hay exceso de fe en la eficiencia de la violencia… Es un sistema social, materialista y frío, triste remedo, deficiente reemplazo del cuerpo vivo de un sistema político que se inspirase en los principios eternos de la equidad y la justicia, vivificado por el concepto generoso y, en definitiva, más científico, de la igualdad del género humano”. Lo escribió justo en la época en que los campesinos conservadores caían asesinados por doquier en el régimen de Olaya Herrera y pedía que cesara la violencia sin contención gubernamental.

Acaso, de otra parte, las similitudes con Hitler serían más bien incontrastables entre su orden de incendiar, a través de un terrorista, el Reichstag (Congreso alemán) con la misma toma e incendio del Palacio de Justicia, en la Plaza de Bolívar de Bogotá, llevada a cabo por el M-19, la peor catástrofe de que se tenga noticia en este país, entre tantos hechos dolorosos de terror para lamentar.

Aclarado esto, es de anotar que Petro y García se estrecharon las manos, con las fotos de rigor, como inicio de la negociación hacia la paz que el primer mandatario prometió concluir en 2025.