¿Estadistas o ministros fusibles? | El Nuevo Siglo
Martes, 4 de Junio de 2013

*Santos y la música de cámara

*Políticos de orden con estilos distintos

 

El  retiro del Ministerio de Agricultura de Juan Camilo Restrepo, notable hacendista y hombre de Estado, de los más inteligentes y experimentados del país, dado a entregarse con pasión al servicio público sin importar el desgaste político, merece un análisis especial. Nos hemos acostumbrado a repetir los lugares comunes propios del sistema parlamentario y decir que los ministros son como fusibles, que se usan y se queman sin que a nadie le importe. Eso no es exacto en el sistema parlamentario y mucho menos en uno  presidencialista como el nuestro. Los ministros juegan un papel fundamental para el buen gobierno, de un  gabinete de elementos capaces depende el éxito o el fracaso oficial. Algunos ministerios son más relevantes que otros, unos son más visibles para el público, otros tienen más recursos, son más técnicos  y están menos expuestos a la controversia, así como por las crisis que se acumulan y las  contradicciones e intrigas de la contratación, unos ministerios son un quemadero a diferencia de otros en los cuales el gobernante es el que toma las decisiones de fondo. Y siempre se depende del talento del que ocupa el cargo para atraer la atención de las multitudes, sin disonar. Unos presidentes nombran políticos de segunda categoría para que no los opaquen y otros designan a personalidades que los rivalizan, pero que controlan con la autoridad que da el ejercicio del poder, que imprime un sello en el que se familiariza en el mando, a menos que sea un débil de carácter y un vacilante sin objetivos a seguir.  

El presidente Santos está familiarizado con el poder desde que se desempeñaba como periodista influyente, al tanto de los asuntos cafeteros, de donde saltó a la administración pública, por arriba, en el gobierno de César Gaviria y siguió con diversa fortuna sirviendo a varios gobiernos, hasta salir  del Ministerio de Defensa de la administración de Álvaro Uribe a la candidatura presidencial. El  gabinete armado por Santos  es variado, le responde al director como una orquesta entrenada para tocar música de cámara, con artistas de distinta trayectoria, pero que a una señal pueden interpretar el son que le señale. Los dos pesos pesados en el primer gabinete de Santos han sido Germán Vargas Lleras y Juan Camilo Restrepo. El primero con vocación presidencial desde la cuna, lo mismo que el otro. Ambos, descendientes de rancias familias que  han estado en el servicio público desde los inicios de la República y, en el caso del antioqueño, desde los tiempos coloniales. Ambos, son buenos oradores, con una gran formación, con mayor fortaleza en lo económico y lo administrativo Restrepo; en tanto Vargas Lleras es más político, combativo y dado a librar duras batallas y enfrentar como un condotiero a sus adversarios, lo que hizo públicamente en el gobierno de Álvaro Uribe desde el Senado. Juan Camilo es más reservado y libra sus batallas en el campo de las ideas y propuestas económicas. Ambos son políticos de orden, sin importar que uno sea liberal o conservador. Ambos se destacaron como ejecutivos capaces en el gobierno Santos, levantaron miles y miles de viviendas. Vargas Lleras, entregó muchas en varias ciudades y las que prometió han tenido amplia publicidad. El hoy exministro de Agricultura entregó 100.000 viviendas rurales, sin ruido. Apenas  el dato lo conocen unos pocos funcionarios cercanos. No le interesa o no le importa la publicidad. El Partido Conservador podría sacar provecho de sus ejecutorias y tampoco las conoce, empantanada la relación en discordias menores.

Para refutar las destempladas afirmaciones de Mauricio Vargas en El Tiempo, se despachó el exministro de Agricultura con algunos datos relevantes: “los resultados del índice de pobreza multidimensional, donde se señala que la pobreza rural pasó de 53,1% en 2010 a 48,3% en 2012, reduciéndose en 4,8 puntos entre 2010 y 2011, progreso indiscutible”.  Son frías estadísticas que las gentes del común no captan en su magnitud, y muestran la importancia de su gestión; Vargas Lleras, tal vez,  habría dicho mil veces: hemos dado un salto colosal, un golpe mortal  a la pobreza en los campos y hemos redimido batiendo un hito histórico a los colombianos más necesitados y abandonados por los gobiernos en las zonas rurales.

Y agrega, Restrepo, en la refutación a Vargas: “La distancia histórica entre el campo y la ciudad ha comenzado a achicarse, pero sigue siendo inmensa. Por eso los múltiples empeños que viene adelantando este Gobierno. El mismo concepto de ‘desarrollo rural’ que había sido borrado de la agenda pública ha reaparecido”. Alcanzó a decir Juan Camilo Restrepo, respecto a los avances verbales en La Habana que no toleraría “Republiquetas Independientes” que proponen en La Habana. Y en su política de reparación a las víctimas menciona los despojos e iniquidades de las Farc a las víctimas del conflicto, como los desmanes de AIS, siempre desde lo técnico, como tangencialmente. Son maneras de ser de los hombres públicos, de dos presidenciables con temperamento y estilos  diferentes, que el país respeta, admira, rechaza o combate.