Explosión de candidatos por firmas | El Nuevo Siglo
Jueves, 13 de Abril de 2023

* Se han incrementado en 372% respecto a 2019

* Atomización partidista y debilidad democrática

 

 

 

A seis meses de las elecciones para gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y ediles, la campaña ya va tomando un ritmo acelerado y semana tras semana se van conociendo más candidatos y precandidatos a los ejecutivos y legislativos departamentales y municipales.

En medio de un alud de noticias en materia de orden público, el rifirrafe político por las reformas y otra serie de hechos que han concentrado la atención nacional, poco eco tuvo un campanazo dado por la Registraduría Nacional del Estado Civil en torno a un elemento principal de los comicios regionales y locales. Según el titular de la entidad, con corte al pasado 26 de marzo, ya se habían inscrito 1.025 Grupos Significativos de Ciudadanos y Movimientos Sociales para respaldar candidaturas. Esto significa, entonces, que hasta esa fecha ya se configuraba un aumento de 372 por ciento en este tipo de mecanismos que permiten la inscripción de aspirantes apoyados por firmas ciudadanas y no bajo el aval de partidos con personería jurídica vigente.

Se trata, sin duda, de un hecho político que requiere un análisis de fondo, sobre todo si se tiene en cuenta que, para los comicios de 2019, solo se habían formalizado 275 comités, en el mismo corte. Sin que se haya aprobado en los últimos cuatro años alguna reforma de fondo en materia electoral, resulta evidente que esta explosión de movimientos para respaldar candidatos por firmas no responde a un nuevo marco normativo, sino que se produce por los movimientos propios de la actividad proselitista a nivel departamental y municipal.

Según el reporte de la Registraduría, de esos 1.025 comités que ya están recogiendo apoyos ciudadanos con el fin de completar el mínimo de respaldos que exige la ley, la mayoría (870) fueron activados para avalar aspirantes a alcaldías. No menos llamativo es que ya estén registrados 69 comités con el fin de impulsar a dirigentes políticos que quieren llegar a alguna de las 32 gobernaciones que tiene el país.

Para varios analistas este fenómeno de la multiplicación de candidatos por firmas no responde a un incremento espontáneo de propuestas políticas independientes, de movimientos extrapartidos y de liderazgos emergentes a nivel territorial. Por el contrario, si se revisa lo que está ocurriendo en muchos departamentos y municipios se encuentra que detrás de no pocas de estas campañas hay aspirantes que tienen un pasado amplio y reconocido en colectividades tradicionales en sus regiones, pero que ahora decidieron lanzarse bajo una nueva sombrilla, ya sea en busca de ampliar sus posibilidades de impactar a más sectores ciudadanos o, simple y llanamente, en una maniobra para esquivar los pulsos internos en muchos partidos por los avales respectivos para los comicios de octubre próximo.

No deja de resultar paradójico que este incremento sustancial de los Grupos Significativos de Ciudadanos y Movimientos Sociales se esté presentando de forma paralela al aumento de partidos con personería jurídica, que ya son más de treinta en estos momentos, pero que podrían llegar a 35 en pocos meses, acorde con las solicitudes que cursan en el Consejo Nacional Electoral. Como se sabe, este fenómeno responde al coalicionismo que marcó las elecciones presidenciales y parlamentarias del año pasado, llevando a que pequeñas colectividades que lograron que alguno de sus aspirantes saliera electo dentro de esas listas múltiples al Congreso o en las consultas interpartidistas terminaran recibiendo la personería. Además de lo anterior, una jurisprudencia de la Corte Constitucional ha permitido darle el mismo estatus a partidos que la habían perdido, años o décadas atrás, por acciones de violencia contra sus líderes o militantes.

Estos dos casos tienen que ser objeto de un análisis serio y ponderado en cuanto a sus implicaciones en materia de democracia participativa y representativa. Es evidente que la premisa de fortalecimiento de los partidos y de impulsar mecanismos internos más eficaces se está quedando por la mitad, en tanto que sería ingenuo concluir que este alud de candidatos por firmas responde genuinamente al surgimiento de nuevas alternativas y liderazgos.

Hundido ya el proyecto de reforma política y siendo claro que el que modifica el Código Electoral no ahonda sobre esta circunstancia, debe abrirse el debate sobre lo que, reiteramos, es un hecho político sin precedentes: 372 por ciento de aumento en los movimientos significativos de ciudadanos para respaldar aspirantes en los próximos comicios.