Expresidente Lula en aprietos d | El Nuevo Siglo
Sábado, 18 de Julio de 2015

Corrupción horada el régimen  

 

En el Brasil ya se habla de maracanazo judicial por las serias consecuencias que tiene en el ánimo de la población el grave y creciente escándalo de corrupción, que esta semana apuntó hacia el expresidente Inácio Lula Da Silva, por cuenta de la investigación que lleva a cabo la Fiscalía de su país por un presunto tráfico de influencias cuando era el Jefe de Estado, causa judicial que se inició el pasado 8 de julio.

Como se recuerda, Lula hizo un gobierno en el cual manifestaba su compromiso en la lucha contra la corrupción, sin dejarse llevar por los extremistas de su partido. Pero en numerosas oportunidades se especuló sobre el apoyo que habría dado a poderosas empresas ligadas al Partido de los Trabajadores (PT), que se habrían beneficiado con millonarios contratos, aunque nunca se pudo comprobar la intervención presidencial en el tema. Incluso tras los primeros escándalos relacionados con Petrobras durante su mandato, por los negocios ilícitos puestos al descubierto para financiar las arcas de su partido, el PT, Lula sobrevivió y siguió actuando en política. Su popularidad siempre estuvo muy en alto, ya que mantuvo una comunicación fluida con la población y pudo mostrar grandes resultados durante su gestión, no solamente al recuperar la economía, sino en cuanto implementó una estrecha relación con los sectores conservadores, a los que entregó importantes cargos técnicos de la administración y las finanzas. Durante su mandato, consiguió que millones de brasileños salieran del bache de la miseria y los incluyó en el cauce de la productividad y el desarrollo.

Es más, hasta hace unos días se pensaba que el fundador del PT, pese a los escándalos que cercan a la reelecta presidenta Dilma Rousseff, tenía la  fuerza para aspirar a un nuevo mandato presidencial. Una posibilidad que ahora se desvanece por cuanto la Fiscalía de Brasil ha dado a conocer que avanza una investigación contra Lula, el hombre público más poderoso del país. Las autoridades indagan si Lula pudo maniobrar a favor de la empresa de Marcelo Odebrech, dueño de un conglomerado de los más fuertes de Brasil e incluso de Suramérica, pues tiene jugosos contratos en varios países. No solamente se investigan las eventuales maniobras ilegales durante su gestión, sino que gran parte del expediente se refiere a sus diversos viajes al extranjero, como expresidente, en los que intervenía para conseguir contratos a la mencionada compañía.

Los allegados al exmandatario se han apresurado a desmentir las hipótesis de la Fiscalía, pero las dudas persisten, al punto que en algunos diarios locales han salido avances sobre las relaciones comerciales y personales de Lula con el dueño del conglomerado empresarial especializado en temas de construcción e infraestructura.

Se dice, por ejemplo, que Lula, so pretexto de dar conferencias en el extranjero y hacer propaganda sobre su gestión, se dedicaba también a la tarea de gestionar con gobernantes amigos grandes contratos para la empresa. Se trataba, entonces, de una operación en la cual ponía su prestigio internacional y apelaba a la solidaridad partidista internacional, para que favorecieran a la empresa de su gran amigo Odebrecht, quien hoy se encuentra detenido. Los abogados defensores de éste, sostienen que su detención es abusiva y que pueden probar la inocencia de su defendido. En el entretanto, la Fiscalía interroga a otros implicados para que declaren contra el poderoso empresario y Lula.

Lo que más preocupa a los amigos y seguidores del exmandatario es que la Fiscalía dejó conocer a los medios, durante la etapa preliminar de la investigación, que parte de esos grandes contratos fueron financiados por un banco oficial que controlaba el poderoso político. Se trata del Banco Brasileño de Fomento (Bmdes), en donde el exmandatario movía sus fichas para que le aprobaran cuantiosos préstamos a Odebrecht. Se especula, sin que se haya probado hasta el momento, que Lula apoyó a su socio de hecho en las intrigas en Petrobras, que le permitieron a la empresa en cuestión movilizar de esos fondos oficiales unos 2.000 millones de dólares como mínimo.

Como se ve, la situación en Brasil es explosiva. Tanto Lula como el gobierno Rousseff están bajo la lupa judicial y de la opinión pública. Hasta ahora no se sabe qué puede pasar, pero es claro que el PT, su expresidente y la actual mandataria tienen un horizonte oscuro.