La Convención | El Nuevo Siglo
Lunes, 27 de Enero de 2014

* La falta de garantías

* Elegida Marta Lucía Ramírez

EL  ambiente democrático con el cual inició la Convención Conservadora, fruto de acuerdos previos en el Directorio Nacional, terminó en otra cosa. Un Partido que en otros  tiempos debatía tesis encontradas y hacía duros debates internos, dentro del respeto que debe existir entre quienes pertenecen a una misma causa, impidió ayer esa posibilidad consuetudinaria. El caso fue que después de que los tres precandidatos, Marta Lucía Ramírez, Pablo Victoria y Álvaro Leyva, pudieran explayarse en sus razones para tener un candidato propio y no de coalición, cuando le tocó el turno al vocero de la colectividad, senador Roberto Gerlein, para aproximar la segunda tesis, le fue imposible iniciar su discurso y no pudo, tras 15 minutos de permanentes rechiflas y amenazas de algún sector,  hacer uso de la palabra desde el atril.

En la apertura de la jornada, el público escuchó el discurso del presidente del Directorio Nacional, Omar Yepes, quien ofreció garantías para todos los sectores. En ese momento el ambiente político era el normal de una Convención y las corrientes se mostraban animosas para defender cada cual sus tesis. Lo mismo que estuvieron de acuerdo con enviar un comunicado a la Fiscalía General en el cual se insiste en que se profundice la investigación sobre el vil atentado que le costó la vida al doctor Álvaro Gómez Hurtado, como debe ser y hemos insistido en estas líneas.

Los precandidatos Álvaro Leyva, Pablo Victoria y  Marta Lucía Ramírez  hicieron críticas reiteradas al Gobierno, sin que fuesen interrumpidos por ninguno de los asistentes o miembros de la Unidad Nacional. Pero el ambiente fue calentándose y tomó un giro inusitado, pues a partir de que se anunció que hablaría el senador Gerlein, las barras se acercaron a la tarima principal y algunos convencionistas empezaron a gritar que se cancelara la intervención, bullicio que duró más de 15 minutos, no pudiendo el presidente de la Convención conjurar el desorden y tampoco lo hizo un convencionista de Leyva que tomó el micrófono para pedir garantías para todos. Varias veces más se pidió cordura pero fue imposible, ya que el desorden creció aún más. La rechifla y el colapso alcanzaron límites insospechados. De hecho, el modelo seguido por la toma de los balcones de la Plaza de Bolívar y en otros eventos asambleístas recientes pareció  replicarse.

El curtido senador, cabeza de lista avalada por el Partido, se mostró tolerante pidiendo que lo dejaran hablar. Pero entendió, entre el aumento de la algarabía, que parecía una maniobra predeterminada para que no pudiera hacerlo. El presidente del Partido trató de intervenir pero, de nuevo, fue en vano. Los servicios de seguridad empezaron a temer por la suerte del recinto y la integridad del orador, quien ante la situación comenzó a aducir reiteradamente la falta de garantías y pidió el retiro, en esas circunstancias, de la bancada parlamentaria y sus numerosas delegaciones regionales.

Lo que vendría luego sería harina de otro costal. Aunque eran 12 mil los convencionistas que por los estatutos podían asistir al evento, 2.262 estaban presentes según el registro de la presidencia. Al apurar la votación, tras la salida de la mayoría, sólo 677 apoyaron la posibilidad de candidato propio, según el sistema electrónico que se utilizó. De este modo, sin cumplirse el quórum reglamentario, se renovaron las rechiflas. A la hora, después de llamar a los técnicos electrónicos, la última cifra subió en 500 votos en una nueva  ronda, lo que llamó la atención. Luego fue oficializada la candidatura de la doctora Marta Lucía Ramírez, quien pidió unidad y agradeció la decisión, mientras Gerlein solicitó una reunión extraordinaria de la junta de parlamentarios y sugirió una Convención descentralizada para después del 9 de marzo.