La factura griega | El Nuevo Siglo
Martes, 19 de Junio de 2012

* Conservadores apuestan al euro

* Nerviosismo en los mercados

Los mercados internacionales  europeos con raras excepciones han reaccionado favorablemente a la decisión consagrada por mayoría de votos en las urnas del pueblo griego de apoyar en reñidos comicios a las fuerzas de tendencia conservadora en el compromiso de  seguir en el euro. Uno de los políticos más cuestionados de la derecha, cuyos escándalos en el pasado empujaron a los conservadores a la derrota, se reencaucha y aparece como el mesías que  conseguirá evitar la caída al abismo del país... El candidato de la  Nueva Democracia, Antonis Samaras. La canciller de Alemania, Ángela Merkel,  y varios gobernantes de la UE se han apresurado a felicitar el ganador. La señora Merkel, árbitro de la situación financiera de la eurozona, se mantiene firme en sus exigencias sobre drásticos recortes en gastos oficiales, más austeridad y cumplir con las exigencias del Banco Central Europeo. Se refirió a la posibilidad de pactar nuevas ayudas, siempre y cuando los griegos honren sus compromisos. Según la dirigente alemana el triunfo de los conservadores no altera los compromisos adquiridos por anteriores gobiernos.

La salida de Grecia del sistema de la UE, agobiada por deudas, desempleo, parálisis de los negocios, la quiebra y el fantasma de la revuelta social, amenazaba extender el malestar por la región y provocar enormes pérdidas económicas. La victoria de Antonis Samaras, un político controvertido, experto y hábil en el  manejo de la decisión política en tiempos de crisis, garantiza la posibilidad de hacer alianzas audaces y formar un nuevo gobierno que devuelva la estabilidad y tranquilice a la opinión pública. La situación financiera de Grecia sigue siendo insolvente, 5 años seguidos de recesión, inestabilidad, continuos despidos de burócratas oficiales y trabajadores del sector privado, lleva el  pesimismo a la  gente y la propuesta de la izquierda de asumir las deudas, de salir del euro, y apostar al caos, parecía ganar cada día mas apoyo popular, dado que la población se resiste a rebajar su nivel de vida y considera que esa situación se debe a la corrupción y malos manejos de políticos y banqueros.

El mérito de los conservadores de la  Nueva Democracia es que resolvieron evitar la demagogia, el aventurerismo y el populismo, con un discurso firme en defensa de los pactos contraídos por Grecia para solventar la crisis y recibir apoyo y más dinero del Banco Central Europeo. Hace unos meses cuando el país pasaba por uno de los peores momentos de su historia financiera, en Bruselas se acordó lanzar un salvavidas de 172.000 millones de euros, para que las finanzas públicas no explotaran junto con la banca. Semejante suma de dinero apenas ha conseguido aliviar la situación, los problemas estructurales siguen. Algunos consideran que de ahondar el modelo restrictivo las penurias de Grecia irían en aumento y el descalabro sería aún mayor. Como están las cosas las deudas del gobierno y de la banca superan su capacidad de pago a mediano plazo.

El triunfo de los conservadores muestra que el pueblo griego advierte que se trata de sobrevivir, de retomar el rumbo y para eso necesita de un gobierno estable y de acuerdos políticos positivos. La incógnita griega sobre el futuro la comparten sus vecinos, nadie parece tener la fórmula para sacar de la crisis al país. No faltan los que comentan el caso de Irlanda, un país que por un tiempo parecía que todo lo hacia bien. Los fondos internacionales se desplazaban a ese país, por la baja en impuestos y toda suerte de facilidades a los inversionistas, con una banca complaciente que colaboraba en el impulso inmobiliario que a la larga resultó un fiasco. El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional competían en elogios para señalar el avance de Irlanda y el país se  recomendaba como ejemplo para otras naciones, dado que se había convertido en un paraíso de la desregulación en donde las leyes del mercado operaban a satisfacción de todos. Hasta que estalló la burbuja inmobiliaria en el 2008 y los inmuebles bajaron de improviso entre un 50 y un 60 %, arrastrando en su caída a la banca, especuladores y ahorradores, mientras se producía una verdadera estampida de capitales.

Es así como las bolsas europeas han reaccionado al alza, mientras que en España la crisis se agudiza, en cuanto algunos temen que las deudas que está adquiriendo el gobierno de Mariano Rajoy se traduzcan en papeles de deuda impagables. Paradójicamente, lo que más tiene nerviosos a los economistas es el impacto que se producirá con los 100.000 millones de euros que recibirá España en cuanto significan más acreencias y más compromisos, sin saber si  mejorará el panorama internacional y cómo se moverán los precios del petróleo.