La hora de la verdad | El Nuevo Siglo
Lunes, 24 de Abril de 2023

* Reforma a salud: concertación o hundimiento

* Gobierno debe abandonar posturas radicales

 

Tras más de dos meses de radicada y varias semanas de álgida discusión, hoy comienza en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes el debate clave al cuestionado proyecto de reforma al sistema de salud que impulsa el Gobierno. Como se sabe, la semana pasada fue negada la ponencia avalada por los partidos Centro Democrático y Cambio Radical que pedía el archivo de la iniciativa. Ahora, en consecuencia, debe abordarse la que es apoyada por el Pacto Histórico, otras facciones de izquierda en esa célula congresional y una parte de la Alianza Verde. Dicho informe, se recuerda, fue suscrito de manera sorpresiva por dos parlamentarios de los partidos Conservador y La U, que a las pocas horas fueron desautorizados por las directivas de ambas colectividades.

La ponencia positiva enfrenta duros cuestionamientos, sobre todo de estos últimos dos partidos así como del Liberal, que si bien hacen parte de la coalición oficialista, han dejado en claro votarán en contra de la iniciativa ya que no solo pone en riesgo los avances de un sistema de aseguramiento y atención en salud que es claramente funcional, sino que implica un salto  atropellado, antitécnico, inconstitucional y marcadamente ideologizado hacia un esquema preponderantemente estatal (un modelo ya fracasado en el país), con múltiples instancias burocratizadas, atomización del servicio médico, eliminación de la libertad del usuario para elegir quién lo atienda, así como una comprobada debilidad financiera e instancias de administración y vigilancia con alto grado de improvisación.

Tras el hundimiento de la ponencia negativa queda claro que hay voluntad de todas las bancadas por corregir las falencias del sistema. Se requiere ampliar la oferta de servicios a las zonas periféricas, también trabajar e invertir más en la prevención, al igual que aplicar ajustes al flujo de los dineros dentro del esquema de aseguramiento, liquidando de forma rápida y ejemplarizante a las EPS y las entidades de la red prestacional que no cumplan con los mínimos requisitos de eficiencia, transparencia y calidad en la atención a sus afiliados.

Sin embargo, el Ministerio de Salud, la propia Casa de Nariño y el bloque de partidos de centroizquierda se han radicalizado en torno a respaldar un articulado que ha recibido múltiples críticas de actores del sistema, gremios, asociaciones de pacientes, EPS, clínicas y hospitales, talento humano, partidos y expertos en muchas áreas. La negativa a escuchar argumentos sustentados y objetivos ha llegado al extremo de incurrir en maniobras por demás polémicas, que van desde la presión insólita e indebida a los partidos Conservador, Liberal y La U para que apoyen la iniciativa so pena de que les quiten sus cuotas en ministerios, viceministerios y otras entidades, hasta el ofrecimiento de prebendas parlamentario por parlamentario en busca de romper la disciplina de las bancadas, pese a estar sujetas a un régimen  legal por todos conocido.

¿Qué puede pasar a partir de hoy en la Comisión Séptima? Como lo hemos recalcado en estas páginas: un ajuste al sistema de salud es imperativo y concretarlo de forma eficaz, ordenada y partiendo de construir sobre lo construido, depende de que el Gobierno abandone sus posiciones intransigentes y proceda de manera decidida a concertar los aspectos principales de la reforma, especialmente los relacionados con preservar el rol y experticia de las EPS, proteger el derecho de libre elección del asegurador público o privado, erradicar el riesgo de burocratizar o politizar el presupuesto de la salud y garantizar la sostenibilidad financiera de todo el esquema a corto, mediano y largo plazos. Si no hay acuerdo sobre esos ítems, el proyecto se hundirá de manera indefectible en estas células congresionales o en las plenarias.

Llegó la hora, entonces, de la concertación real y efectiva. Todo el país tiene los ojos en el Congreso, la Casa de Nariño y los partidos. Hay coincidencia en la urgencia de la reforma y ello  debe ser la principal base para buscar acuerdos. Lo otro, la radicalización oficialista, a lo único que conllevará es al fracaso de otra de las grandes promesas de campaña y la frustración de válidas expectativas ciudadanas.