La incógnita petrolera | El Nuevo Siglo
Miércoles, 10 de Marzo de 2021

* El movido escenario mundial

* Déficit de la sísmica en Colombia

 

En los últimos días el mercado petrolero ha mostrado incertidumbres. Es bueno analizarlas para comprender hacia dónde puede ir próximamente el mercado de la energía, que tanta importancia tiene para Colombia.

Se han dado, en primer lugar, señales positivas que llevaron al precio de referencia Brent- tan decisivo para nuestro país- a niveles cercanos a los 70 dólares el barril. Las dos razones centrales han sido, de una parte, las perspectivas de la recuperación económica en el 2021, que ciertamente mejorarán los registros del 2020 -tan gravemente afectados por la pandemia-, así como el arranque de las campañas de vacunación en los principales países industrializados. Y, de otra parte, las decisiones anunciadas por la OPEP de mantener cierta moderación en los suministros de crudo en el mercado internacional hasta abril próximo, a fin de cerciorarse sobre la solidez de la recuperación de las economías que se esboza. Estas han sido las dos causas que permitieron observar un mercado de los hidrocarburos tonificado durante los últimos días.

A lo anterior vino a sumarse el atentado de un grupo terrorista de Yemen, apoyado por Irán, contra un importante puerto de despachos de Arabia Saudita. Aunque el ataque no alcanzó a producir daños de consideración, el hecho puso nerviosos a los mercados, que son especialmente sensibles a cualquier noticia que afecte la infraestructura petrolera saudita por ser la principal proveedora mundial.

Lo anterior ha acarreado ya un aumento de precios de combustibles al consumidor. El valor a nivel del surtidor en Estados Unidos se acerca a tres dólares el galón, por ejemplo, algo que no se veía hace más de dos años. Esta alza en los precios al público va a acentuar las presiones inflacionarias que ya empiezan a temerse en muchos países como consecuencia de los abultados paquetes de apoyo a la recuperación de la economía, apalancados en recursos presupuestales, tal y como lo reseñamos en editorial anterior en alusión al plan de reactivación del presidente Biden (por 1,9 trillones de dólares) que debe firmarse en la Casa Blanca esta semana para que entre en aplicación inmediata.

Entre las consideraciones negativas que no permiten afirmar aún con certeza que el mercado petrolero se haya recuperado por completo hay que mencionar la incertidumbre que reina, precisamente, sobre la solidez de la recuperación económica, lo mismo que el riesgo que plantean las nuevas cepas del coronavirus que se están extendiendo en varios países. Son riesgos que, de agravarse, pueden acarrear una reversa de los precios del crudo a corto y mediano plazos.

En este contexto hay que ubicar la realidad del mercado colombiano. Las cifras de producción de crudo en nuestro país han descendido notablemente con relación a las de años recientes. El número de taladros en funcionamiento ha decaído lo mismo que la inversión en infraestructura petrolera. A ello se suma que las cifras reveladas últimamente, según las cuales las reservas de gas natural en Colombia han caído un 30% (de quince a diez años), son extremadamente inquietantes.

Si bien los esfuerzos que se vienen desarrollando para ampliar el peso de las energías renovables en la canasta colombiana (parques eólicos y fotovoltaicos) son plausibles y deben continuarse, no es menos cierto que la importancia macroeconómica y fiscal que sigue teniendo la energía fósil es señaladamente trascendental. Y lo seguirá siendo en los lustros venideros. Por eso hay que continuar con las medidas para incentivar tanto la sísmica como la búsqueda y perforación de nuevos pozos petroleros así como de yacimientos gasíferos. La autosuficiencia energética del país está en juego.

Así las cosas, que el precio del crudo categoría Brent se haya recuperado en las últimas semanas es algo extremadamente favorable tanto para las finanzas de Ecopetrol como para las cuentas fiscales del Estado. Pero hacer un esfuerzo permanente, no solo para aumentar el peso de las fuentes renovables en nuestra matriz energética sino la de los combustibles fósiles, y recuperar el nivel de reservas que se ha perdido de manera preocupante, continúa siendo tarea prioritaria en la agenda económica del país.