Los retos de Sunak | El Nuevo Siglo
Martes, 25 de Octubre de 2022

* Estabilidad y confianza, ejes de su gobierno

* Prioridades y decisiones difíciles a la vista

 

Subestimar o no entender la dimensión de los estragos que ocasiona la inflación es uno de los peores errores que puede cometer un mandatario. Y ello quedó demostrado contundentemente en la rocambolesca historia de Elizabeth Truss como primera ministra del Reino Unido, que apenas duró seis semanas en el cargo, el más breve gobierno en la historia de ese país.

La dirigente conservadora asumió el mismo mes en que sus gobernados recibieron el reporte del mayor índice de inflación desde 1982: un 10,1% respecto al año anterior. Un fenómeno, como se sabe, ligado a los efectos de la guerra de Ucrania, que desató la escalada alcista en los precios de muchos alimentos y la energía en Europa y el resto del mundo. 

Las primeras decisiones de Truss -y a la vez causa contundente de su desgracia- fueron una reducción drástica de los impuestos a los más ricos y un ambicioso plan de subsidios a la población para enfrentar las alzas de la energía. Las dos medidas fueron calificadas de inmediato como disparates que podrían atizar, en lugar de controlar, la inflación, al impulsar la demanda de una agenda limitada de bienes y servicios -para el caso de la reducción de impuestos- y elevar el gasto público sin fuentes de financiación -en cuanto al de los subsidios-.

Los británicos, que padecen múltiples y graves crisis económicas y políticas tras su salida de la Unión Europea en el 2020, tuvieron que enfrentar el pasado 26 septiembre el desplome de sus acciones y bonos en el mercado así como de la libra esterlina, que registró su menor cotización frente al dólar en 40 años.

Eso explica que el lunes, en su discurso inaugural, el nuevo primer ministro Rishi Sunak haya dicho y subrayado que “se cometieron algunos errores”.

Hijo de un médico y de una farmaceuta que llegaron al Reino Unido desde África, en los años 60 del siglo pasado, Sunak es el primer dirigente de ascendencia india y de religión hindú que llega al cargo de primer ministro. Con 42 años de edad es el más joven de la historia y, con una fortuna cercana a 1.000 millones de dólares, también el más rico. Fue miembro de la Cámara de los Comunes y Ministro de Economía en el gobierno de Boris Johnson.

El sucesor de Truss anunció que la estabilidad y la confianza serán los ejes de su gobierno y, muy en el estilo de Churchill, anticipó que se verá obligado a tomar decisiones difíciles para enderezar la economía y enfrentar el caos político. Un caos que se evidencia en que él es, para no ir más lejos, el tercer primer ministro en apenas tres meses.  

La extensa lista de desafíos que enfrenta comienza por unificar a su partido, erosionado por las borrascas de Johnson y Truss. La dirección y profundidad con que lo logre quedarán patentadas en las próximas horas si consigue conformar un gabinete de unidad, con representación de los diferentes sectores del Partido Conservador, incluidos los que le han sido adversos.

Pero de todo lo que haga nada más urgente e importante que combatir la inflación y la recesión. Una prioridad que, en contravía de lo que se propuso Truss, lo podría llevar a aumentar impuestos, desplegar una ambiciosa agenda de austeridad y recorte de gastos, algo nada fácil en momentos en los que se registran demandas desde diferentes sectores por aumentos de salarios y beneficios. El esquema de subsidios para proteger a los hogares de los precios de la energía y la crisis del sistema de salud, son otras problemáticas espinosas. En principio hereda una mayoría holgada pero cuya fortaleza y lealtad quedará a prueba una vez inicie el gobierno.

Descartada la vía de Truss -reducir impuestos en busca de impulsar el crecimiento económico-, el nuevo gobierno británico parece no tener otro camino que seguir la ruta que escogieron varios países del G-7: aumento de las tasas de interés en busca de desestimular inversión y crecimiento, reducir la demanda y, por ese camino, la inflación. Una apuesta alta considerando las tensiones y conflictos sociales que ocasiona esa estrategia en naciones como Francia y Estados Unidos, entre otras. Mirando la historia de su antecesora, Sunak también tendrá que evitar acciones y anuncios temerarios porque, a diferencia de lo que ocurre en otras latitudes, en Reino Unido la reacción es contundente y llega hasta a la salida inmediata del mandatario.