Más depresión y trastornos mentales | El Nuevo Siglo
Lunes, 3 de Noviembre de 2014

En  el mundo de hoy, competitivo, de vida acelerada, donde se imponen los audaces, no hay miramiento, y muchos quedan a un lado, sin realizar lo que se proponen. Algunos se resignan. Otros caen en el ensimismamiento y son presa de desequilibrio emocional.

En los países desarrollados es mayor la incidencia de estos desarreglos que en multitud de casos puede llevar a la pérdida de la razón. En las naciones ricas un alto porcentaje del presupuesto es para lo relacionado con enfermedad mental. Baste citar que en la Unión Europea, en los sistemas de salud el 20 por ciento se dedica a tratamientos de rehabilitación de enfermos mentales.

Los datos de expertos en trastornos de la mente estiman que una de cada cuatro personas en el curso de su vida ha sufrido algún tipo de enfermedad mental. La causa mayor de los trastornos mentales es la depresión. Puede ser el primer paso para desarrollar patologías neuropsiquiátricas.

En los últimos años se ha ido acrecentando el número de personas con algún tipo de trastorno emocional, derivado de circunstancias complejas, como ruptura familiar, abandono, también ocurre con bastante frecuencia que la pérdida de empleo lleva a un estado de depresión que afecta profundamente a la persona si no encuentra pronto una ocupación, ya que la falta de trabajo derrumba las expectativas de progreso y lesiona el entorno familiar.

Es evidente que la enfermedad mental irá en aumento en los próximos años, ya que cada vez será más difícil satisfacer las múltiples necesidades que ha creado la sociedad de consumo, entre estás la de un ambiente de competencia, en el que la publicidad tiene como prototipo de la felicidad al triunfador.

Quienes más optan por el suicidio son los que se sumen en la depresión. Y resulta complejo prevenirla. Esto compete a la misma persona. Aunque a veces se origina desde los primeros años, por falta de cariño, comprensión y afecto en el hogar. Es una realidad de las generaciones de hoy con un ritmo de vida y exigencias que a veces superan las capacidades para afrontarlas. Una vida tranquila, sosegada, sabiendo sortear dificultades, mantener la cordura ante imprevistos que nos puede deparar el destino, sin caer en la melancolía o la desesperación, puede ser un eficaz antídoto contra los trastornos mentales.