Ojo a la cepa brasileña | El Nuevo Siglo
Martes, 9 de Marzo de 2021
  • Aguda crisis en gigante suramericano
  • ¿Para cuándo la cuarentena estricta?

 

 

La tragedia por el alto número de contagios y muertos que está dejando la pandemia del covid-19 en Brasil prende las alarmas a nivel global.

Es el segundo país en número de víctimas (250 mil decesos tras 11 millones de infectados) y durante las últimas semanas ha tenido promedios de más de 1.500 muertes diarias, mientras que el sistema de salud está a punto de colapsar en la mayoría de sus 26 estados.

La noticia inquietante para el resto del planeta es la rápida expansión de la P.1 (B.1.1.28.1), como se ha denominado la cepa brasileña de este coronavirus, hasta ahora la mutación más contagiosa y letal descubierta (las otras son la inglesa B.1.1.7 y la sudafricana B.1.351).

La cepa brasileña se ha detectado hasta ahora en 29 países (10 de Latinoamérica, incluida Colombia). Un estudio reciente del Imperial College de Londres sostiene que es especialmente contagiosa, infecta a pacientes que ya tuvieron coronavirus y sería resistente a la vacuna china que acaba de llegar a nuestro país.

La tragedia brasileña es producto de la combinación de circunstancias adversas, malas decisiones, irresponsabilidad de la gente e indolencia del gobierno. El presidente Jair Bolsonaro se resistió desde el comienzo a comprometer la actividad económica y pidió a la población restarle importancia a la pandemia y no temer al coronavirus. Se opuso al uso de mascarillas, las estrictas medidas de distanciamiento social y el cierre de los negocios.

Como consecuencia de todo ello Brasil no tuvo ni tiene, a estas alturas, un plan integral de lucha contra el covid-19, cuya responsabilidad y manejo quedó al criterio e iniciativa de los gobernadores de los estados. Como Trump en Estados Unidos, Bolsonaro puso a distancia a las comunidades científicas y terminó por imponer la política sobre la medicina, al punto que destituyó a un ministro de Salud con conocimientos médicos y nombró en su remplazo a un militar.

El desenlace fatal lo aportaron las reuniones masivas que se llevaron a cabo el pasado noviembre con motivo de las elecciones locales, a las que siguieron las aglomeraciones por las fiestas de navidad y en febrero las de quienes no renunciaron a celebrar informalmente el carnaval (pese a que fue oficialmente suspendido).

En Manaos, capital amazónica, se produjo desde diciembre la rápida expansión de P.1, que ya contaminó a dos terceras partes de sus dos millones de habitantes. En lo que va corrido del año la mutación del virus se expandió a las demás ciudades y zonas rurales del país, lo cual ocasionó el colapso simultáneo de la mayor parte de la red hospitalaria.

La Organización Mundial de la Salud ha recogido el clamor de investigadores y especialistas de diferentes países que piden que Brasil proceda de inmediato a un confinamiento total y estricto de, al menos, tres semanas para evitar una catástrofe de mayor calado, pues la combinación del inicio de la vacunación con la transmisión del virus puede desatar la producción de nuevas variantes que afecten la eficacia de la inmunización a nivel global.

La brasileña y las demás mutaciones del virus se están detectando en varios países al mismo tiempo, por lo cual la medida de fondo para enfrentarlas no consiste en cerrar países sino en disminuir los casos de covid-19, para lo cual es necesario intensificar la vacunación y reforzar las medidas básicas de prevención (tapabocas, aislamiento social y lavado de manos permanente).

Brasil tiene experiencia y resultados notables en campañas de vacunación (en 2010 inmunizó a 90 millones de personas contra la gripe porcina y el año pasado a 70 millones contra la influenza). El lío es que la escasez mundial de biológicos y la ambivalencia del gobierno tienen gravemente retrasada la vacunación contra el covid-19. Al ritmo que tiene hoy pasarían cuatro años antes de que termine de inmunizar a sus 200 millones de habitantes.

La solución de fondo para la crisis, allá y en el resto del mundo, son las vacunas de segunda generación de ARNm, eficaces para superar las resistencias virológicas que se han identificado hasta ahora. Pero la situación en Brasil es apremiante. “Si no se hace algo urgente, hacia finales de marzo nuestra gente estará en batalla campal por camas en los hospitales y por tumbas en el cementerio”, dijo recientemente Domingos Alves, director del Laboratorio de Inteligencia en Salud de la Universidad de Sao Paulo.

Como se ve, es una amenaza grave de alcance mundial, aunque representa especial peligro para los países limítrofes, que según la Organización Mundial de la Salud son los únicos de la región que, junto con Brasil, registran hasta ahora transmisión comunitaria de la variante P.1. Un reto sanitario mayor en el caso colombiano ante la proximidad de la Semana Santa. Ojalá nuestro gobierno, nuestras autoridades sanitarias y la mayoría de nuestra gente hayan aprendido y asimilado las lecciones de la indisciplina social en las fiestas de diciembre.