Pandemia y pospandemia | El Nuevo Siglo
Domingo, 7 de Marzo de 2021

Una agenda más allá del aquí y ahora

* Los tres ejes clave de la reactivación

 

Al cumplirse un año del inicio de la pandemia del covid-19 en Colombia hay una multiplicidad de balances y análisis sobre cómo le ha ido al país enfrentando la emergencia sanitaria. De una parte, está el doloroso número de víctimas, pasando el umbral de 60.000 fallecimientos, así como la voluminosa cifra de contagiados, no obstante, ya recuperados en una proporción cercana al 96%. Frente a ello, resulta evidente que la etapa más dura de los doces meses, fruto de las fiestas decembrinas y sus secuelas, fue la del segundo pico que acaba de pasar. Una advertencia, como hemos señalado, de que la misma laxitud no es aconsejable para Semana Santa.

En principio, es claro que el país no estaba preparado en lo absoluto para enfrentar una pandemia de este tipo y, aún más, quedó expuesto el desastre de la salud en toda su dimensión categórica. Si bien esa es su función, es de rigor reconocer que el Gobierno se movilizó rápidamente para superar las falencias heredadas y logró pasar de 5.346 camas de unidades de cuidado intensivos a más de 12.000, generando una plataforma que ha permitido salvar muchas vidas. Lo contrario habría sido una tragedia aún mayor. De otro lado, es plausible el avance del Plan de Vacunación, dentro del no fácil cronograma señalado por las dificultades mundiales en el abastecimiento de biológicos, sin que, por demás, hasta el momento hayan ocurrido en el país escándalos tan oprobiosos como en otras partes del vecindario.

Al mismo tiempo, fue verdaderamente asombroso para los colombianos descubrir el estado menesteroso en que se tenía al personal médico, lo cual se ha superado en cierta medida, sin que pueda dejarse de pasar por alto la necesidad de una verdadera reforma estructural en el sector, que no se alivia simplemente con una ley de punto final. Inclusive, hoy es claro que lo que ahora se llama personal de cuidado, es decir, empleos dedicados al cuidado de la sociedad y en donde prevalece la ingente capacidad femenina al respecto, merecería todo un estatuto particular.

Asimismo, frente a la crisis económica causada por la epidemia, es de relievar el énfasis social de los programas gubernamentales, comenzando por el Ingreso Solidario para tres millones de colombianos, la devolución del IVA a los sectores más necesitados, la cobertura integral a los mayores de 70 años y la protección del empleo a través de subsidios a las empresas, entre otros. Todos esos mecanismos de innovación social, aparte del último caso, deberán tener carácter de permanencia, puesto que se han convertido en un activo fijo del pueblo colombiano, sin caer en populismos, pero manteniendo sanos criterios de equidad y mejoramiento de los índices de desigualdad. Inclusive, gracias a la protección de los medios de pago y el respaldo a sectores decisivos de la economía, el desplome económico fue inferior al presupuestado, para el 2020, y de menor impacto al de varios países de la región.                     

Pero, desde luego, el panorama está lejos de aclararse ¿Qué esperar para este segundo año de la emergencia? ¿Cuándo se podrá retomar la normalidad prepandemia? ¿Hay riesgo de un tercer pico de infecciones y fallecimientos? ¿Cuál mecanismo aplicar para darle más dinamismo a un proceso sostenido de reactivación económica y social? ¿Cuántos recursos más deben invertirse en esa cruzada y cómo financiarlos?

Se requiere, en primer lugar, una estrategia integral para afrontar el segundo año de la emergencia. Una que, obviamente, parte de la base de mantener al máximo los protocolos de bioseguridad para evitar una tercera ola de covid-19.

En segundo lugar, resulta determinante que en este segundo año de la emergencia el plan de reactivación económica y productiva se acelere. Para ello es imperativo no solo que se aterricen y empiecen a viabilizar los proyectos, programas y obras para movilizar desde el sector público y el privado los 135 billones de pesos proyectados en el llamado “Nuevo Compromiso por el Futuro de Colombia", sino que se cree un escenario de negocios, inversión, incentivos y seguridad jurídica estable y con vocación de largo plazo. Aquí un tema clave será el relativo al alcance y énfasis de la próxima reforma tributaria.

Y, por último, pero no menos importante, es trascendental que Colombia profundice en este proceso de reactivación y normalización económica la adopción de las políticas modernas de desarrollo sostenible, preservación ambiental y lucha efectiva contra el cambio climático.

Lo importante, en todo caso, es que la hoja de ruta para este 2021 se fije y construya rápidamente. Y no solo pensando en el aquí y ahora, sino que se haga con vocación de mediano y largo plazos. Proyectando la Colombia pospandemia.