* Huelga inconducente
* Están saliendo del bache
La huelga general, según Sorel, sería el arma predilecta para paralizar el Estado y poner a prueba los nervios de los gobiernos, con la finalidad de demostrar que sin el concurso del proletariado se derrumba la estabilidad burguesa. El mundo y la técnica han evolucionado, los gobiernos dependen en cuanto a su funcionamiento eficaz de una burocracia preparada y competente de cuello blanco, como de la tecnología y del respeto del equilibrio de poderes en la democracia. La huelga sin verdadero respaldo popular, ni justificación nacional, es apenas un arma política para el protagonismo y reencauchar fuerzas un tanto desacreditadas, que buscan mostrar su capacidad de movilización de masas. No pocas veces es más el daño que hacen las huelgas a la producción y la economía, que el eventual beneficio a los afiliados a los sindicatos. Si bien, en ocasiones, algunas huelgas obedecen a las necesidades sentidas de los afiliados, la huelga general que se efectúa hoy en España es de carácter puramente político e inconducente, en cuanto no se refiere a lograr ventaja alguna positiva para los trabajadores. Eso lo saben los jefes sindicales y los socialistas que conjuntamente, durante el gobierno de Rodríguez Zapatero, llevaron a España al despeñadero financiero. Cuando se sabía que la economía estaba recalentada y se estaban malgastando los fondos públicos, nada hicieron los sindicatos como exigir medidas económicas para conjurar la crisis.
En un país sacudido por las aulagas financieras y la protesta en las calles de los indignados y los sin empleo, los sindicalistas representan un sector de la sociedad organizada que ha alcanzado enormes beneficios, entre otros, la financiación de sus actividades con dineros estatales, mientras el grueso de la población independiente y quienes desempeñan profesiones liberales, sufren a la intemperie el impacto del estallido de la burbuja del gasto publico y privado desbordado... A su vez, los socialistas salieron del poder por decisión popular para darle la oportunidad al Partido Popular de sacar al país del bache. Eso es lo que intenta el gobierno de Mariano Rajoy, al tratar de reducir el déficit, cumplir sus obligaciones financieras, moderar el gasto y tomar medidas tan impopulares como reducir salarios y orquestar despidos, frenar obras injustificadas o que deben ser aplazadas. Las medidas que ha tomado Rajoy obedecen a la firme voluntad de superar la crisis no sin grandes sacrificios y de fortalecer la economía. Se trata de aplicar fórmulas acordadas con la banca europea, cuyo compromiso se honra España en cumplir. En tal sentido le sobra razón al ministro de Hacienda español, Cristóbal Montoro, cuando dice: que la huelga general convocada este jueves no hará “retroceder” al Gobierno en su reforma laboral porque “está en juego” salir de la crisis económica y advierte que España se encuentra en una situación “límite”.
Para quienes seguimos a distancia la política española y juzgamos las medidas del gobierno de Mariano Rajoy, con objetividad, a sí evaluamos sus resultados en el poco tiempo que lleva en el poder, podemos decir que logró conjurar el pánico, está poniendo la casa en orden y ya se principian a ver algunos resultados, todo lo cual presagia que de seguir por esa vía y mientras no afloren nuevas crisis internacionales que alteren los mercados, España avanza para superar los desafíos. En ese sentido los sindicatos y los socialistas debieran reflexionar, no se trata ahora de agravar los males del país, sino de contribuir con disciplina y grandeza a su recuperación. Es una verdad de a puño que Rajoy, con las medidas que tomó al llegar al poder consiguió evitar que la banca se descalabrara o que el país siguiese el rumbo fatal que llevaba al estilo de Grecia. Es evidente que la crisis española y de la eurozona sigue, mas ya se observan algunos signos alentadores que presagian una recuperación, que tiene que ver con la capacidad de los gobiernos de devolver la confianza y fomentar de nuevo la inversión. Algunos observadores del mercado financiero, productivo e inmobiliario de España, estiman que se está llegando a un punto crucial en el cual, gracias a que el Gobierno mantiene el pulso firme en materia de seguridad, es un buen momento para invertir y conseguir ganancias realistas a futuro. Un flaco servicio le hacen los huelguistas al denodado esfuerzo del gobierno de Mariano Rajoy por devolver la pujanza a la economía.