Terrorismo transnacional | El Nuevo Siglo
Sábado, 27 de Junio de 2015

Alerta máxima por ataques yihadistas  

‘Estado Islámico”, amenaza imparable

 

LOS  vasos comunicantes del terrorismo atraviesan todas las fronteras nacionales debido, en parte, a un mundo intercomunicado por los ordenadores y redes sociales, y en el cual es posible viajar con la mayor facilidad de un continente a otro en cuestión de horas. No siempre los terroristas son locales, en realidad las redes transnacionales se valen de aliados o elementos del hampa común con los cuales comparten afinidades, como puede ser el contrabando, la venta de sustancias prohibidas, de armas y de toda suerte de productos y minerales estratégicos que se comercian en el mercado negro, así como el blanqueo de dinero e incluso el tráfico de seres humanos. Esa alianza entre las mafias y los terroristas que en ocasiones penetran los archivos policiales y se valen de agentes corruptos, tiene la capacidad de conseguir identidades falsas o aparecer como funcionarios o nacionales de gobiernos que no figuran en la ‘lista negra’ de los que protegen o estimulan el terrorismo. En los países en los cuales se libran guerras político-religiosas, los yihadistas consideran al terrorista como un instrumento divino que cumple una misión terrenal al servicio de su ‘causa’.

La zozobra y la incertidumbre son la pesadilla de cada día en el norte de África y en el Medio Oriente, donde los atentados han sido una de las armas preferidas de los terroristas al servicio del “Estado Islámico”. Sin excepción Líbano, Túnez y Egipto han sufrido ataques que apuntan contra el turismo y su infraestructura, con el claro objetivo de afectar objetivos “occidentales” así como los ingresos de esos países visitados por extranjeros. Por ejemplo, Túnez sufrió el 18 de marzo de este año un sangriento atentado en el Museo Nacional Bardo, donde cayeron familiares de un general colombiano  y 20 personas más. Y ayer la barbarie asomó otra vez: 27 turistas fueron asesinados y otros más heridos por un atacante suicida, en una típica acción derivada a generar terror.

El Ministerio de Turismo dice que los yihadistas tienen como objetivo empobrecer más al país. Incluso se trajo a colación que de enero a junio de este año el número de turistas extranjeros descendió un 21,9 por ciento y es claro que tras la nueva acción terrorista la situación se tornará aún más crítica. Los europeos, que son el principal público objetivo de Túnez, han bajado su presencia en un 45% en los últimos cuatro años.

En el resto de países de la región, con pocas excepciones, también la violencia es pan de cada día por cuenta del avance de las milicias y células del “Estado Islámico”, cuyo accionar no respeta fronteras en Siria, Irak, Libia, Túnez  y amenaza ahogar en ríos de sangre a otras naciones vecinas, asiáticas y europeas.

También ayer, otro atentado en Kuwait, uno de los países de la región que más invierte en seguridad, cobró la vida de más de 25 personas, en un ataque contra los asistentes al oficio religioso en una mezquita.

De otro lado, Europa volvió ayer a sentir la mano del terrorismo. Aunque trascendió que los servicios secretos de Francia estaban en alerta máxima por la posibilidad de un atentado, esa prevención no consiguió impedir que un sujeto que portaba  una bandera islamista atacara una empresa gasística en la localidad de Saint-Quentin-Fallavier, cerca de Lyon, y le causara la muerte a una persona y heridas a otras dos. Según el parte policial, el atacante degolló con un cuchillo a un hombre, lo decapitó y dejó su cadáver cerca de la entrada de la factoría, propiedad de estadounidenses, antes de provocar una explosión. Se trata de otro ataque yihadista perpetrado por un hombre que estaba fichado por las autoridades galas como “salafista”. Como el atacante trabajaba en la empresa que dirigía la víctima, de nuevo se evidenció que el enemigo está en casa.

En medio de la escalada terrorista que sufren los antes paraísos turístico del Medio Oriente, es de reconocer que el Reino de Marruecos ha superado unos pocos ataques en el pasado y reforzado a tal punto su seguridad que se mantiene como el principal destino turístico europeo.

Entre tanto España refuerza las fronteras y mantiene la alerta total para evitar los atentados anunciados por el “Estado Islámico”, que a un año de creado continúa siendo una de las mayores amenazas transnacionales del siglo XXI, pese a la multiplicidad de medidas militares, políticas, económicas y sociales para combatirlo.